VALÈNCIA (VP). La iniciación a la práctica deportiva es una de las experiencias más satisfactorias e importantes de cuantas se pueden realizar en la infancia y juventud. El deporte -además de mejorar la salud cardiovascular y también la salud general-, potencia habilidades motoras y el desarrollo de huesos y músculos, favorece la sociabilidad, enseña la importancia de crear hábitos y respetar reglas, fomenta la competitividad, la autoestima y aporta un gran número de valores.
La noticia de un joven deportista que fallece por muerte súbita durante la práctica deportiva parece una situación contradictoria y nos lleva a plantearnos qué se ha hecho mal para que, en una sociedad que dispone de los medios para detectarlo en una inmensa mayoría de los casos, se sigan produciendo estas tragedias. Sin embargo, cada año la muerte súbita afecta a uno de cada 50.000 deportistas de entre 12 y 35 años.
Desde los 6 a los 18 años, un atleta va a dedicar más de 3.000 horas a la práctica de su deporte, a menudo entregándose en cuerpo y alma. Es incongruente que la gran mayoría lo hace sin destinar apenas 60 minutos a pasar un adecuado reconocimiento médico, siendo fundamental un examen cardiovascular previo a la práctica deportiva para detectar problemas de corazón que podrían permanecer ocultos. De no ser así, cuando estos se revelen puede ser tarde y las consecuencias fatales.
En Valencia, la Unidad de Cardiología Pediátrica y Hemodinámica Infantil del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre es todo un referente. Su director, el doctor José Ignacio Carrasco acumula 35 años de experiencia en cardiología pediátrica. Cuenta con un equipo experto, ofreciendo diagnóstico de posibles problemas cardiológicos desde el despistaje y seguimiento de cardiopatías en el embarazo, y prestando una atención cardiológica integral desde recién nacidos hasta la mayoría de edad. Cabe señalar que las cardiopatías congénitas se dan en ocho de cada mil recién nacidos, pudiendo ser simples o complejas.
A juicio del doctor Carrasco, “con independencia de la edad, el momento de hacer un primer estudio cardiovascular completo es cuando se inician en el deporte”. Si bien los deportistas suelen someterse a ciertos exámenes médicos, cabe señalar que a menudo no son todo lo exhaustivos que deberían, basándose en una exploración y, como mucho, un electrocardiograma. El doctor Carrasco apunta que “lo aconsejable es realizar, además, un estudio de antecedentes, una exploración cardiovascular, un electro y un ecocardiograma”. Explica que “el electro descarta muchas causas que pueden originar problemas, pero no todas, pues hay alteraciones anatómicas, malformaciones, defectos congénitos que se pueden descartar sólo mediante la ecocardiografía, siendo un método no invasivo y de bajo coste”. La inclusión de esta técnica, junto al resto de estudios anteriores, eleva a más del 95% el porcentaje de éxito en la detección de anomalías asociadas al deporte.
En España, como en el resto de Europa, los casos de muerte súbita en el deporte más frecuentes vienen derivados de problemas congénitos estructurales y miocardiopatías arritmogénicas, enfermedades hereditarias del músculo que producen arritmias cuando se somete a esfuerzo intenso. Uno de sus mayores peligros, apunta el doctor Carrasco, es que “pueden aparecer al nacimiento o manifestarse en la infancia, en la adolescencia o incluso en la edad adulta, de ahí la importancia de repetir los estudios de forma periódica”.
Someterse a un estudio cardiovascular es esencial para todo joven deportista, indica el doctor Carrasco, y es prioritario en “aquellos menores que cuenten con antecedentes familiares de problemas cardiovasculares o experimenten signos de alerta como dolor de pecho durante el ejercicio, sufran algún tipo de mareo o pérdida de conocimiento, fatiga relacionada o no con el propio ejercicio, palpitaciones o latido anormal, deben acudir cuanto antes y someterse a un estudio cardiológico completo y exhaustivo”.
Al margen de las revisiones médicas, los clubes deportivos deben contar con personal capacitado para realizar una reanimación cardiovascular básica, así como contar en sus instalaciones con un desfibrilador automático, conocimientos y equipamiento que pueden mantener al paciente con vida mientras llegan los servicios de emergencia. Se trata de una inversión relativamente barata en tiempo y dinero que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Aunque es una intervención poco invasiva, requiere la experiencia de un médico especializado para evitar complicaciones