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Mujeres, un sentimiento más que importante

27/01/2018 - 

VALÈNCIA. Si alguien entra en nuestra cuarto, podrá dar fe de ello: sobre la cama de matrimonio, a modo de cabecero, se extiende enorme una tela en la que pone: “C’Mon baby, rock my pants off”. La obra está rematada por un tipo con cabeza perruna (o tal vez un perro con cuerpo humano) que sujeta, divertido, un botellín de cerveza. La ilustración, en realidad, se concibió para acompañar la banda en una de sus giras. Nunca logró su fin, pues la primera fecha de aquel tour era Valencia y en la sala se quedó olvidada; y de ahí pasó a engalanar uno de los muros de nuestra residencia ¿Cómo llegó a nuestra alcoba semejante pieza? Las visitas de Mujeres son así, de incierto final.

Pol

Serían las 10 de la mañana y la estampa era entre dantesca y enternecedora. Mina (mi mujer) y Pol (bajista de Mujeres) se habían quedado dormidos en el sofá de puro cansancio y embriaguez. Cabeza con cabeza, ¡estaban tan monos! El resto no quisimos molestarlos y seguimos a lo nuestro, charlando y vaciando toda la despensa del pisito de la calle Cervantes en el que vivíamos por aquella época.

Yago Alcover (guitarra y voz) había hecho buenas migas con Jose María Martínez Gomar (más conocido como Chemita de Caballo Trípode), un viejo conocido de la escena valenciana, y me estaban haciendo polvo el Macallan 12 años que guardaba para ocasiones especiales; no pidieron permiso, pero supongo que esta lo era. Tocaban la guitarra eléctrica con un pequeño ampli que guardaba por casa y hacían las delicias de los invitados casuales que se habían dado cita en aquel after improvisado.

Y Pol y Mina ahí, felices. ¿Quién me iba a decir que aquel tipo menudo y desaliñado que se dormía rozando a mi mujer iba a ser ya un amigo para los restos? Pol es un tipo genial. Redactor habitual de Vice, en realidad escribe y dibuja desde siempre en fanzines y otras publicaciones underground. También es el responsable de la imagen del grupo. Ya digo, es el verdadero genio de la criatura. Todo el mundo quiere escuchar a Pol. Todo el mundo debe escuchar a Pol. Fue padre de joven y eso, quizá, le otorgue un grado de superioridad y amor que él sabe transformar en positividad y humor ante una vida que sabe jodida. En directo, rara es la vez que no surfee sobre el público o se tumbe en el suelo de la sala. Pol es rock. Espectáculo asegurado.

El caso es que de nuevo había vuelto a ocurrir: habíamos pagado las habitaciones de hotel para nada. Un clásico del productor de rock. En dos horas se les acababa la reserva en el Hostal El Penalty y las camas sin deshacer; a los cuatro miembros del grupo se les había quedado corta la noche.

Martí y Martín (guitarra y batería respectivamente) todavía formaban parte del grupo por aquel entonces. Supongo que es justo por cosas como esta que una formación va sufriendo altas y bajas: la música exige mucho antes y, a veces, después de las actuaciones. El primero en abandonar fue Martín. Nada de mal rollo, solo un cambio en las preferencias profesionales y personales. Aitor Bigas (también de Univers) le sustituyó un tiempo a la batería. "Por aquellos días, Pol me enseñó una valiosa lección que dio sentido a muchas cosas: hay dos dos tipos de pollas, me dijo: las de carne y las de sangre. La de Aitor, la parecer, era de carne". 

Yago

Yago es el guapo. No hay feo ni malo en Mujeres, pero sí hay guapo y es él. Es profesor cine en la ESCAC y un tipo atento y cariñoso. También es el motor de la máquina Mujeres. Su empuje, su energía, su camaleónica forma de cantar e interpretar son el núcleo de una banda que ha encontrado en el castellano su mejor versión. Tras varios discos en inglés, por fin reconocen la fuerza y el bien que puede insuflar su descarado garage a la escena rock nacional. Un sentimiento importante, no hay duda, es su mejor disco.  Todo su desparpajo y urgencia abrazando, por fin, su personal, concisa y brillante prosa.

Se veía venir. Fue en aquel hostel, el Dorma Valencia de la calle Manuel Candela, en el que metíamos a todos los grupos que tocaban en Wah Wah. Recuerdo que les llevé una botella de vodka de calidad que me había traído mi amigo Nando de Inglaterra. Todavía no habían realizado las pruebas de sonido y ya empezamos a dar cuenta del licor. De repente, la gente de Water Tapes interrumpiendo la estampa, muy en su línea. Total, que les metimos a todos en el baño. Casi no cabían y los instrumentos no eran los idóneos. Algo así como “el camarote de los Hermanos Marx” versión indie. Y entonces ocurrió: tocaron “Aquellos ojos” y quedó al descubierto todo el potencial. Mujeres cantando en castellano. Menudo hit.

Al tiempo, claro, cuando volvieron a València, no pude más que decirles la ilusión que me haría cantar aquella preciosa canción junto a ellos. No sé si insistí mucho, pero accedieron, me invitarían al escenario llegado el momento. Era en el infausto MBC de Sagunto y allí que me estrené como corista. Seguramente rozó el patetismo, pero “que me quiten lo bailao”. Disfruté como nunca, lo di todo. También es verdad que llegué muy perjudicado a casa. Principio y fin de mi carrera sobre los escenarios. Me retiré en la cúspide. Yo toqué con Mujeres.

Arnau

Desde hace tiempo Mujeres son un trío. Los últimos movimientos derivaron en la llegada de Arnau Sanz a la batería. Pol, Yago y Arnau probaron y aquello sonaba como un cañón; no hacía falta más. Pol y Yago ya saben dibujar de sobra el concepto y Arnau se destapó como el versátil contrapunto perfecto. Juntos pueden sonar más clásicos o más rápidos y punk. Ellos mandan sobre la melodía, juegan con nosotros. Se nota que le han pillado el punto, que están a gusto.

Arnau, que vive con su chica en Donosti, es dibujante, ilustrador, autor de cómics. De sus tatuados brazos no salen golpes sin más. Como cuando se enfrenta al papel en blanco, sobre los parches también imagina y reinventa divertidos mundos rock. Pero sobre todo aporta agilidad y buen rollo a una formación que parece se encuentra en un momento idóneo. Cada uno a su bola, cada uno cultivando su profesión, su arte, pero siempre atentos a la llamada de la carretera. Mujeres es una droga y se saben enganchados.

Vuelven el 3 de febrero a València y, seguro, escribiremos nuevas historias (solo he contado algunas, por cierto). Vienen de hacer sold out en el Apolo de Barcelona en lo que al parecer fue un bolo memorable. Será en el primero de los #ConcertsdeLaMarina a la Pèrgola de Cervezas Alhambra. Un directo junto al mar, a la luz del mediodía. Demasiadas horas por delante. Nada bueno puede pasar.

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