VALÈNCIA. En la calle Dolores viven un abogado y un músico. Parece el inicio de un chiste malo, pero es el comienzo de una historia buena. Ambos sueñan con crear un sello en el que los artistas puedan crear sin preocuparse por ser engañados por los grandes de la industria, en el que dotarlos de herramientas para manejarse por el mundo y en el que abrazar sus proyectos con todo el cariño del mundo. El abogado se llama Julio Sierra y el músico Avo Martínez, y juntos han decidido dar cara, forma y musicalidad a esta idea para construir el sello discográfico Discos 17 Dolores, que acaba de empezar a dar sus primeros pasos en València. 

Tras el cuerpo de unas corcheas cabezonas -diseñadas por el estudio D’Matinada y por Manolo Sánchez- Martínez y Sierra defienden una nueva forma de acompañar a los músicos en la que les interesa apoyar los proyectos musicales valencianos tanto en lo legal como en lo artístico. “Queremos trabajar con las bandas más allá de lo musical, ayudarles a que puedan centrarse en hacer canciones sin preocuparse por lo demás y juntarnos con quienes entienden la música como lo hacemos nosotros. Aunque suene romántico, queremos que las bandas puedan hacer canciones increíbles sin complicarse por lo que les rodea”, explica Martínez.

Algo que para su compañero Sierra, abogado de propiedad intelectual, se tiene que comprender desde la parte “menos lucrativa de un sello”, huyendo de la idea de poner el foco en el dinero. Buscando generar un espacio en el que “los proyectos que nacen de una idea muy buena puedan manejarse en el universo musical que a veces es muy hostil”. Lo hacen además con bandas con las que comparten valores y visión futura.

Ambos jóvenes pretenden que las corcheas de Discos 17 Dolores se conviertan en esas notas confidentes a las que se les puede contar cualquier cosa. Que sirvan como faro en un sector que tiene sus claroscuros y que está en pleno auge en València, donde pretenden basar la mayoría de su actividad por la calidad de su escena. Cortando con las restricciones y ataduras de algunos proyectos, Martínez y Sierra quieren convertirse en “los guías” musicales que enseñan desde la legalidad y la experiencia en primera persona.

Martínez, que también es miembro de la banda valenciana Bernal, -el primer fichaje del sello- explica que buscan que las bandas que se unan a su sello aprendan de “sus errores sobre los que han trabajado y de los que aprenden”. “Para nosotros es una máxima generar la plataforma desde nuestra experiencia y nuestros recursos. Queremos que un artista pueda hacer lo que necesite dentro del sello basándose en experiencias que hemos vivido en nuestras propias carnes”.

Además de enseñar y aprender, por supuesto, desde el presente. Comprendiendo las dificultades de las bandas emergentes y dotándolas de total libertad para crear como se hace en pleno siglo XXI. Algo que para Sierra tiene que centrarse también en que sean las bandas en sí mismas las que deciden qué hacen con su propia música y con sus ingresos, atendiendo a nuevas maneras de compartir la música como son las plataformas: “Antes los sellos hacían una macro inversión para hacer las grabaciones de un álbum y eso ahora ha cambiado. A día de hoy no necesitas tantos medios ni recursos para que tu música esté en una plataforma”.

“Los porcentajes con los que se trabajaba desde los años 80 hasta ahora no son equitativos ni justos y hay que actualizarlos. Nosotros vemos que el modelo justo y equitativo es una licencia en la que nosotros simplemente aportamos nuestros medios y recursos para que las bandas puedan grabar y más adelante serán ellos quienes decidan si quieren recuperar sus canciones o vender su catálogo. Queremos que las bandas hagan lo que quieran y que tomen las decisiones que crean convenientes”. 

Una forma de hacer que las bandas vuelen del nido, si es que quieren, pero lo hagan bien preparadas y sabiendo que pueden encontrar en Discos 17 Dolores un hogar y dos confidentes. Una manera de trabajar que huye del presumir porque en este sello Martínez y Sierra no buscan “colgarse la medallita de representar a las bandas”. Comprenden el sello como un espacio de reunión como es su piso en la calle Dolores: “Un lugar en el que crear comunidad y generar lazos que conecten a través de lo local”. Ahora solo les queda darle al play y disfrutar, sin dolores de cabeza por lo que va más allá de la música.