Música y ópera

Gorka Urbizu llega a València con su primer disco en solitario tras el final de Berri Txarrak

  • Gorka Urbizu
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VALÈNCIA. Todavía recuerdo la sorpresa que causó el final de la banda navarra Berri Txarrak cuando se anunció. Quedaban todavía muchos conciertos para su final pero aquella noticia entristeció a sus seguidores. Aquella despedida marcaba el final de 25 años dándolo todo. Berri Txarrak había sido una de las bandas más internacionales y potentes y, de repente, cuando más arriba estaban, lo dejaban. Se despidieron de València  durante dos noches seguidas (1 y 2 de marzo de 2019) en la sala Moon. Hace un año su vocalista, Gorka Urbizu publicó su primer disco en solitario, muy alejado de los sonidos distorsionados y bombásticos de los Berri. Hasiera Bat es un álbum pausado, orgánico e íntimo, grabado en un teatro de un pueblo de Lleida de 1904. El 22 de marzo estará en La Rambleta para presentar este primer trabajo. Culturplaza habla con el cantante días antes de su concierto con la lluvia golpeando el cristal.

Para entender la existencia del álbum Hasiera Bat debemos remontarnos a ese momento donde, indirectamente, se pone la primera piedra de este redondo: el instante donde toman la decisión de terminar con la banda y finalizar por todo lo alto esos 25 años de historia musical. “No hubo una epifanía; bueno, sí que hubo (risas)”, señala. “Estábamos de gira por Australia y Nueva Zelanda, y a mí me gustaban mucho las efemérides, y siempre apuntaba los conciertos que habíamos dado y resulta que el concierto número 1000 fue en Nueva Zelanda”, recuerda. “Estábamos en Auckland tocando y dije: chicos, éste es el concierto número mil. Estábamos en Nueva Zelanda, en las antípodas, de alguna manera, y yo sentí como que ya nos habíamos terminado el juego”.

Aquella efeméride en Auckland le dio sentido a algo que ya tenía en la cabeza, que ya sentía como artista. Gorka tenía claro que la etapa de Berri Txarrak estaba llegando a su final. “Se juntaban dos factores, que era: uno, el desgaste; bueno, de tirar del carro, también la biografía de Berri. En Payola (2009), Aitor Goikoetxea, el que es mi compañero de toda la vida, el batería, decide abandonar y prácticamente el grupo estaba muerto. No de cara de afuera, pero internamente tuve que tomar la decisión de dejarlo todo o apostar. Y bueno, decidí apostar, y me alegro mucho de esa decisión porque luego vinieron otros 10 años o algo así”. Llegaron años de discazos de estudio del tamaño de Haria (2011), Denbora Da Poligrafo Bakarra (2014) y su último trabajo, Infrasoinuak (2017). 

Hablamos del agotamiento de la propuesta, que por supuesto todavía tenía muchas cosas que decir, como posible factor de la decisión de dejar la banda. “Y luego artísticamente también es como que de alguna manera, la fórmula no estaba agotada porque nosotros también creo que como banda fuimos evolucionando e intentando proponer cosas distintas a cada disco. Fuimos educando de alguna manera a nuestro público, nosotros empezamos como un grupo de metal y luego nuestra paleta estilística creo que se amplió mucho”, confiesa. 

 

Gorka deseaba explorar nuevos territorios, nuevos sonidos, seguir experimentando fuera de los márgenes en los que se movían Berri Txarrak. Algo casi imposible sino comenzaba una nueva etapa. Aunque la puerta del grupo nunca ha llegado a cerrarse del todo. “Cuando ya tienes nueve discos o diez, más de cien canciones, llega un momento en el que ya lo he hecho, y cada vez el peligro de repetirte o de sentirte que estás, no sé, no engañando, pero sí que no siendo totalmente natural”, señala. “De alguna manera tú te debes a esas canciones, te debes a ese pasado, te debes a ese legado, y ahí yo me sentí un poco preso. Y creo que lo dejamos en un momento álgido, eso hace que la gente tenga un recuerdo brutal, nosotros también, y bueno, esa puerta siempre está abierta, no es un parón indefinido, porque realmente no había ninguna razón chunga, quiero decir, de dejarlo”. Emprender un nuevo camino siempre es algo arriesgado, valiente y osado. Gorka se quitaba el corsé y se lanzaba a un nuevo terreno inhóspito para él. “Pero bueno, también eso a mí artísticamente me hacía quitarme ese corsé o quitarme quizás esa marca, que lo impregnaba todo, que es una marca de puta madre, que estoy muy orgulloso de todo lo que hemos hecho con Berri; pero bueno, también para mí es importante sentir que avanzo como artista”.

 

Gorka Urbizu
  • Gorka Urbizu -

 

Berri Txarrak era una banda que había girado por medio mundo, que estaban en todos los países con gran éxito y que se pasaban más tiempo fuera de su pueblo que en casa. El sueño de cualquiera que desee vivir de una banda de rock. “Es increíble con Berri – se sonríe -, como era una velocidad de crucero que estábamos tocando en Japón,  al día siguiente no sé dónde, luego grabando, realmente no había tiempo para darle al pause. Disfrutar sí, pero de valorar todo lo que estábamos haciendo, y ahora a posteriori es como: esto también lo hicimos, esto también, y es como que todavía valoro más todo lo que pasó con esa banda”, reflexiona.  

 

Los navarros comenzaron, pues, la gira de despedida: Ikusi Arte (nos vemos). Está claro que el día que llegaron a la decisión de dejar Berri Txarrak fue un punto de inflexión en la vida de esos tres músicos, que habían recorrido medio mundo con sus canciones; otro de los momentos más especiales iban a ser también las dos noches despidiéndose de su gente en el Pabellón Navarra Arena los días 22 y 23 de noviembre de 2019. Un adiós arropados por los suyos y en casa. “Ese año fue… - se queda pensando emocionado - fue intenso a todos niveles, y a veces casi como un exceso de intensidad. Es raro porque hicimos todo un año, bueno, sabiendo que la banda va a parar. Fue como una oleada, un tsunami de cariño por parte del público y es increíble la comunidad que se ha creado en torno a Berri, y eso fue súper bonito”.

Aquellas dos noches fueron espectaculares. Dos noches de ensueño. El final con el que todas las bandas pueden soñar, pero solo unos pocos hacen realidad. Un recuerdo imborrable para los que acudieron, y también para los miembros de la banda. “Fue algo extenuante porque, joder, era tan intenso cada concierto y los sentimientos estaban tan a flor de piel que ¡guau! no era fácil pero bueno”, dice. Había tanta expectación, ilusión y locura por ese final grandioso que iban a realizar en el Pabellón Navarra Arena que necesitaron de dos noches, que podrían haber sido algunas más, para que no se quedara nadie fuera. Pocas veces se había visto un fin de gira de una banda con tanto éxito. “Realmente lo planteamos mal, mal quiere decir a nivel estratégico, lo hicimos fatal, porque yo que sé, era una incógnita, ahora lo hace mucha gente, pero bueno lo vamos a dejar, vamos a hacer un último concierto y de repente se revientan todos los servidores; o sea, aquello fue una locura, y se vendió todo en un minuto, hicimos otra y luego ya no había sitio en el Navarra Arena para hacer más (risas)”, recuerda. 

Estoy seguro que pasaron por sus cabezas un sinfín de imágenes, emociones y recuerdos de conciertos, discos, grabaciones… “Estabas poniendo el lazo – comenta -, te venían todos los recuerdos del comienzo, es que es una historia bastante; bueno, como el de muchas bandas, empiezas de cero, dos colegas de aquí de un pueblo enano de Navarra, te cuelgas la guitarra, más de mil conciertos y todas las vivencias, ha sido increíble”, recuerda.

 

Gorka hacía seis años que no se enfrentaba a la grabación de un disco, desde Infrasoinuak y con varios años de descanso tras la gira de despedida. Era el momento de plantearse en soledad, sin sus compañeros de Berri, componer una nueva propuesta musical, que por otro lado estaba muy alejada de lo que había hecho hasta ese momento, Gorka. “Cuando empiezas de nuevo no empiezas de cero evidentemente; pero bueno, sí, en muchos aspectos ha sido empezar de cero. Empezar desde los cimientos y sin saber muy bien qué respuesta tendría todo esto, porque la propuesta es totalmente distinta”, señala el cantante. Urbizu necesitaba descansar, habían sido años de auténtica locura dentro de una banda de rock. “Realmente necesitaba parar”, apunta. “Al final estás con el piloto automático de girar, meterte en la furgo, hotel, no sé qué, tocar, y es algo que me apasiona, yo creo que tengo el trabajo más bonito del mundo, y eso siempre lo digo, y cuando estoy cansado o me entran dudas, digo: hostia tío, tienes el privilegio de vivir de lo que más te gusta, y encima es algo artístico, creativo; o sea, no estás para quejarte de nada, entonces siempre me relajo un poco. Esos años de parón, la verdad que los agradecí mucho, sin tener que pensar que el fin de semana tengo que ir a no sé dónde, o un montón de cosas. Fue un vaciado y un reset mental y físico brutal que lo necesitaba”, señala.

 

En medio de ese parón, donde Gorka pudo descansar y volver a disfrutar de un fin de semana libre, padecimos un confinamiento. “Creo que los dos primeros años no hice nada, nada concreto así, pero luego ya sí que empecé a pillar la guitarra, a probar cosas, tenía claro más bien lo que no quería, que era un disco típico así de cantautor, de chaval de banda de rock que saca un disco en solitario, quería huir un poco de eso, del disco de autor, un poco más convencional”, dice. Gorka quería hacer cosas diferentes a su anterior periodo en el rock, pero a veces no sabemos qué camino escoger, por dónde tirar, qué queremos hacer con nuestra música hasta que conocemos a alguien. “Fui dando tumbos, probé cosas también, que luego eliminé, dejé en el cajón, llegó un momento que ya tengo una colección así de ideas, y ahí es donde aparece Jordi Matas, que es el productor, y que es quien me ha ayudado a llevar estas canciones a otros terrenos que yo solo no habría sido capaz”

 

Gorka se marchó hasta Lleida, a Guissona, para grabar en el Teatre de Ca L´Eril, un teatro de 1904 en plena plaza del pueblo. Un estudio totalmente diferente a lo que manejaba el músico en su anterior discografía. “La idea era eso, de mantener esa calidez, esa naturalidad y esa crudeza que traían las canciones ya”, asegura. Gorka llegó con sus canciones a Lleida y Jordi le mostró una nueva forma de grabar, de entender el proceso de grabación con una nueva banda. “Y lo guay de esto fue que no hubo una reunión diciendo: bueno, este disco tiene que ser así, o sea, no; yo traje las canciones, Jordi me dijo: tócamelas en acústico; o sea, no me dejaba pasarle ninguna grabación, soy bastante ludita en ese sentido (reímos), no soy muy hábil grabando en casa, grabar con el teléfono y ya está, no me curro mucho las maquetas (risas). Entonces me dijo: no, tú vente con la guitarra y tócame la canción, y ahí es donde él pilló la base; o sea, la base o la esencia del tema, todos entendimos que era algo que con los mínimos elementos había que expresar lo máximo posible, que había que olvidarse de cualquier artificio, que fuera todo como muy natural, muy orgánico”.

 

Gorka Urbizu
  • Gorka Urbizu -

 

Para la mayoría de grupos lo habitual es grabar sus canciones en un estudio clásico, en algún polígono, un lugar paradisíaco o un espacio que sea un remanso de paz; en cambio, Gorka se marchaba a un teatro en mitad de un pueblo. El espacio también fue parte del sonido de Hasiera Bat, de su estilo y de sus entresijos. “El espacio ha sido vital, porque no es un estudio en el que esté el sonido súper controlado”, afirma. “Esto es un teatro, como dices, que está en la plaza del pueblo. La iglesia que cada hora toca las campanas y se cuelan. Se cuelan ahí. Los perros, los críos están jugando en la plaza. No es una sesión clínica que a veces nos entra en los estudios, el sonido es incontrolable. Lo que es este disco son tres personas tocando música en una habitación y nada más que eso y todo eso a la vez, yo lo veo así”

Para Gorka casi todo era nuevo: nuevos músicos, nuevo productor y nueva metodología de trabajo. Desaparecieron los ensayos, todo iba a ser más natural, captando lo que sucedía en el estudio. “Para empezar, Jordi me dijo que no íbamos a ensayar mucho. Yo no había tocado nunca con ellos. Entonces yo venía de Berri, cuatro años de silencio, vuelvo aquí con otra vaina nueva, que no sé cómo va a recibirla la gente. Y encima este tío me está diciendo que vaya al estudio sin ensayar, y a grabar en directo. Bueno, fue un momento así de vértigo. Luego tenía razón. Jordi decía: es que si estamos ensayando y ya le damos forma a las canciones luego es muy difícil salirse de ese raíl. Y yo quiero que cuando le demos al REC esté todo abierto y a ver qué sucede ahí”.

 

Escuchando el disco tengo la sensación que a veces hay improvisación en las tomas, Gorka me interrumpe mientras lo comento. “Muchas cosas sí surgen ahí; o sea hay ese espacio. Como no hay maquetas y no hemos ensayado entonces es como, bueno, está el corazón de la canción pero todo está como muy abierto”, apunta ante mi apreciación. El cantante explica cómo era esa dinámica de trabajo en la grabación. “Era tocar, subir arriba, escucharlo y decir: hostia, igual aquí tal, tal, tal; bajamos otra vez y otra toma. Ir puliendo, en este caso significaba casi siempre quitar. No es que hubiera ahí mucha parafernalia, pero que era llevarlo a la mínima expresión y que la canción obviamente se sostuviera”. 

 

En Hasiera Bat podemos escuchar temas más jazzísticos con Maitasun Bat o la rockera, bastante más contenida que en Berri, como es Toki Bat. La delicada, con algo de swing, Herri Txiki o la más intimista, Teoria Bat donde dice: “esperando al sol y con las sábanas húmedas, las calles lucen preciosas cuando las viste la gente”. Y cómo no, la voz dulce, melódica y sutil de Gorka. Música en estado puro, sin apenas aderezos. “Ha sido guardar esa belleza y esa crudeza, sin artificios; es decir, esto va a ir así, sin edulcorantes, sin filtros, al natural. A quien le guste pues le llegará, porque hoy en día es verdad que no es muy habitual hacer eso, pero es que todo el disco va un poco por ahí, es como una reacción a toda esta velocidad y sobresaturación y sobreexposición, y dictadura de la imagen y esto es como, no; esto lo vas a escuchar con los oídos, vas a necesitar una pausa”.

 

Hasiera Bat habrá sorprendido a todo el mundo que tuviera una mínima noción de quiénes eran Berri Txarrak y la música que practicaban. Es un disco pausado, contenido, de absoluta belleza y tranquilidad. No hay urgencia en el álbum; de hecho nadie sabía que el disco iba a publicarse, ni hubo una gran campaña de publicidad. “Me acuerdo ahora cuando salió el disco y lo decía: si no tienes 34 minutos para dedicarle a este disco, pues no es tu disco (risas)”. Este disco, y su promoción, van de otra cosa. “Yo sé que ahora es el single, que se vuelca toda en una canción, que lo pete,  hay muchos artistas del hype que controlan eso muy bien, las redes, y te tienen ahí en vilo; pero bueno, esto es totalmente lo opuesto, aquí es la música lo primero y bueno, hay una pausa y una latencia en todo que te invita a eso: tío, tranqui, o sea, ya sé que vamos todos a toda hostia, yo creo que necesitamos un poco de silencio, un poco de pausa”.

 

 

Con esta nueva etapa también surgen otras dudas, ¿cómo recibirá la gente su nuevo directo? ¿qué podremos ver en ellos? “Era un signo de interrogación enorme”, revela. “Yo siempre digo que al final, un disco es mensaje en una botella que echas al mar y no sabes quién lo recibirá, cuándo y cómo”. Gorka había implementado tantos cambios de una etapa a otra que era lógico la imprevisibilidad de lo que sucedería con el álbum. “Esto era totalmente por el estilo, porque venía de un elipsis, un silencio ahí de cuatro años sin tocar en directo, seis o siete años sin publicar nada. Lo saqué por sorpresa, entonces dije: hostia, es un poco kamikaze a ver qué pasa aquí”. 

 

El miedo al rechazo era algo más que normal. Otros artistas de rock que habían cambiado de estilo habían sufrido una parte de incomprensión.Y luego, bueno, también la gente que nos creemos ahí muy abiertos, pero es verdad que también hay un sector que es muy cerrado a las novedades o a la evolución. Y más en el mundo del rock, que a veces es como que un público que no acepta mucho los cambios. Y yo decía: bueno, igual hay un montón de haters que están encima diciendo, ¿dónde está la distorsión? Eso también estaba ahí, ese miedo, ¿por qué no decirlo? Y la respuesta ha sido muchísimo mejor de lo que hubiera esperado, porque incluso a la gente que no le guste este rollo, lo trata con respeto porque sabe que viene de una pulsión muy natural”. Aunque Hasiera Bat es un álbum, que en un principio, llegó haciendo poco ruido, caminando de puntillas; gracias a ser un disco con canciones tan buenas, un buen puñado de personas cayeron rendidas a él. Y eso se ha notado en los directos. “Hemos tocado tres noches en un montón de ciudades. Contrastaba mucho la acogida que tuvo, la vorágine que supuso el lanzamiento del disco, con el mensaje del disco (risas).

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