Música y ópera

ENTREVISTA

Juanjo Bona: "Me sentía cómodo cantando como Queen o Luis Miguel, pero no para contar mi historia"

Tras su concierto en La Rambleta de València, Juanjo Bona reflexiona sobre Recardelino. Un álbum que fusiona jota y pop, y que marca su evolución personal y musical tras Operación Triunfo

  • Juanjo Bona
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VALÈNCIA. Al salir de Operación Triunfo, Juanjo Bona tenía todo preparado (o eso pensaba) para lanzar un disco pop al mercado. Uno que se alienara con el de todos esos artistas que había escuchado y cantando a lo largo de sus años actuando en la orquesta. Pero, ese empeño por parecerse a los artistas que le habían acompañado durante su juventud no le pertenecía. Pronto miró más adentro y encontró el estilo que realmente le servía para contar su historia: la jota. Y es que en realidad, el zaragozano siempre ha estado vinculado al sonido de su tierra. Antes de pasar por este, participó en otro talent show llamado Jotalent, de Aragón TV, donde fue ganador. 

 

Recardelino, su primer disco, es una fusión entre estos dos mundos: la jota y el pop, pero con una forma de contar mucho más propia. Hasta el nombre del disco le pertenece solo a su pueblo, Magallón. Un localismo que sirve para referirse al jilguero y una expresión que le decía su abuela cuando era pequeño. Con once canciones, el álbum evoca así a sus raíces, su gente y el folclore aragonés. Afirma, de hecho, el cantante que podría ser la banda sonora -o el músical- de su vida. De serlo, seguro que ‘Villano’ sonaría en la parte más épica y con más fuerza, mientras que ‘Últimamente’ -al igual que ha hecho en su disco- serviría como despedida. 

 

En su álbum debut, Juanjo Bona escribe así sobre su vida en el pueblo; su mudanza a Madrid, a donde se marchó a estudiar y a descubrirse; y de cómo encontró, tras su salida de OT, ambos mundos. Un trabajo que ha sido producido por David Soler y Marcel Bagés, y que ayer presentó en La Rambleta de València dentro de su gira ‘Tan Mayor Y Tan Niño’. Lo hizo pocos días después de recibir el Premio a la Música Aragonesa a Mejor Proyección. De cómo está viviendo ver cumplidos tantos sueños, pero también de las dificultades que conlleva adaptarse a una vida nueva, llena de cambios y expectativas, conversa el cantante con Culturplza

 

 

-En Recardelino parece que te hablas a ti mismo. ¿Sientes que este es el disco que mejor refleja tu identidad y raíces, o crees que aún podrías crear algo más personal y conectado con ellas?
-Pues la verdad es que Recardelino es súper personal. Como digo siempre, es mi vida, la pasada hasta la actual. Mi miedo es qué va a seguir después. Me pregunto qué más voy a contar, aunque sé que tengo un montón de ideas. Seguro que encontraré nuevas. Tambien, se han quedado muchas canciones fuera, que no he podido cerrar aún. Y bueno, como sigo viviendo, algo tendré que contar. 

-Has reconocido que no tenías claro tu camino después de OT. ¿Fue clave la buena acogida de tus primeros singles, como 'Mis Tías', para animarte a seguir arriesgando?
-Fue clave, totalmente, porque no me lo esperaba. Me costaba confiar en mí mismo. No me imaginaba el camino que tenía dentro de las jotas y el folklore. La acogida de ‘Mis Tías’ fue espectacular. Me sorprendió que gustara tanto. No solo al público, sino también a la gente de mi entorno, de la industria y a la compañía. 

-Desde fuera, podría parecer que tu camino artístico iba a ir en una dirección más cercana al pop tradicional, pero al final, los gustos son diversos: eres oyente tanto de Queen como de Amaia o clásicos como Luis Miguel. ¿Crees que esa mezcla de influencias es la que mejor te define?
-Sí, es que estos meses han sido un aprendizaje. Yo antes siempre cantaba versiones en la orquesta. Me ha tocado cantar las canciones de muchos artistas, como Queen, Bisbal, Luis Miguel o Bruno Mars. Me sentía muy a gusto con ellos, con su registro y forma de cantar. Pero, para contar mi historia y buscar algo que me diferenciara, he preferido otro estilo que no tiene nada que ver. Además, he ido crediendo y cambiando. Aprendo día a día. He descubierto cantantes con estilos alternativos que no conocía. Me he nutrido de todo eso y espero seguir conociendo más gente.

-¿Cómo ha sido trabajar codo a codo con David Soler y Marcel Bagés? ¿Te preguntaron ellos por esos referentes?
-Sí, al principio me preguntaron. En la primera reunión no había terminado de componer el disco, me faltaba mucho por descubrir. Ellos, junto con los compositores y otra gente que me han ido recomendando artistas, me han llenado el Spotify de nuevas propuestas. Son unos genios de la música, conocen mil estilos. 


-Tu manera de hablar de tus vivencias y el peso de la tradición en tu música podrían hacer que algunos te vean como alguien con más años o recorrido del que realmente tienes. ¿Te choca esa imagen con cómo te ves a ti mismo?
-
Sí, es verdad que, por mi procedencia y por cómo somos en los pueblos, siempre me he relacionado con gente más mayor. Tengo amigos de mi edad, pero siempre he conectado con personas mayores, no solo con abuelos, sino también con gente de 40 años, madres... Me gusta mucho relacionarme con la gente. Tengo alma un poco vieja, es cierto, pero sigo manteniendo mi esencia, esa parte infantil, la diversión y la inocencia que no quiero perder. Todo eso ha hecho que sea como soy.

-¿Te verías fusionando la jota con la electrónica, como han hecho otros artistas valencianos como La Maria o Sandra Monfort?
-Totalmente. La Maria ha sido una gran inspiración para mí. Sandra Monfort no la conocía, pero me la apunto. Creo que hay un margen increíble para fusionar la jota con la electrónica, hay mil opciones. Es un género que se fusiona muy bien. Me encanta la electrónica, aunque no me ha dado tiempo de incluirla en este disco. Sí que ‘Últimamente’ hay un sonido un poco más diferente. Pero tengo mucho por hacer. 

-La música tradicional siempre ha estado asociada a un público más mayor. ¿Sientes que, gracias a estas fusiones, finalmente se está abriendo a nuevas generaciones?
-Pues es algo que siempre he querido cambiar. En Aragón y, supongo, en todas las comunidades, hay una lucha para que la música tradicional avance y llegue a otros públicos. Ese es mi objetivo. Me emociona mucho ver a la gente que viene a verme, desde niñas muy pequeñas hasta jóvenes. Gracias a este afán, se han puesto a investigar sobre sus familias y tierra. Vienen y me traen objetos tradicionales de su zona, como prendas... Es impresionante cómo la gente investiga. Y cuando me dicen que nunca antes lo habían hecho, siento que estamos despertando la curiosidad por algo que quizá no conocían.

-Uno de las grandes sorpresas de Recardelino es que algunas canciones están conectadas entre sí, como La plaza y el ríoy Nuestra forma de hablar. ¿Fue algo intencionado desde el principio o surgió de forma natural?
-Nunca fue intencionado. El disco no ha sido nada pensado de antemano. Me hubiera gustado haberlo hecho detenidamente para que saliera redondo, pero tengo suerte de que ha salido así, casi por obra de Dios. Fue algo que me di cuenta al final, cuando vi que algunas canciones estaban en el mismo tono o que el final de una encajaba con el inicio de la otra. Me hubiera gustado que hubiera más, pero se ha dado con cuatro: la ‘Introducción' y ‘Moncayo', y estas dos.

-¿Y cómo están siendo los conciertos de esta primera gira?
-Pues están siendo una locura. Esta primera tanda de conciertos, son casi diez y están todos sold out, es algo increíble. Pensaba que el boom natural ocurriría al salir de OT, pero cuando te estabilizas, te das cuenta de lo fuerte que es el fandom y el impacto del programa. Estoy muy contento. Está siendo intensísimo. Me dejan agotado, me desvivo por completo en ellos. Vocalmente, también es muy intenso. Tengo que cuidarme mucho, pero luego el cariño que recibo es increíble, y la gente lo canta todo. En el primer concierto, cuando acababa de salir el disco, ya se sabían todas las canciones. Y bueno, en cada ciudad hago un juego, con sorpresas. 

-En OT se percibía lo complicado que era desconectar del proceso creativo, algo que os generaba desgaste. ¿Cómo gestionas ahora esa desconexión? ¿Te cuesta dejar de lado al Juanjo Bona artista?
-Me cuesta bastante. La verdad es que sí, porque como estoy aprendiendo, me equivoco muchas veces y me cuesta reaccionar a tiempo. Tengo la sensación de que este año y el siguiente serán de darme cuenta, a base de golpes, de cómo debo actuar, pero forma parte del proceso. A veces me desvivo demasiado por aspectos que quizás ni me pertenecen. No desconecto completamente del proyecto, aunque ahora, con la gira, sí que necesito descansar. Parar y volver al pueblo. Estar allí sin hacer nada de verdad, me ayuda a desconectar

-Siempre que tienes oportunidad, hablas de la importancia de rodearse de personas que sean como familia. ¿Es más difícil de lo que parece gestionar la vida después del programa?
-Pues es duro, porque al final el programa te separa de tu vida, te mete en otra que es con la que siempre he soñado, pero no es como la imaginas. De repente, por el estrés y los eventos que surgen, es muy complicado sacar tiempo para tu gente. Es difícil incluso contestar mensajes. Yo me obligo a hacerlo, porque es importante cuidar las amistades. Aunque sea un esfuerzo y sea complicadísimo, intento no dejar a nadie sin contestar.

-Vamos, que no eres de los que hacen ghosting a sus amigos sin querer.
-Indirectamente, no. Soy un desastre con el WhatsApp. Yo llamo todo el rato, para quedar y hablar. Prefiero una llamada antes que estar escribiendo.

 

-Recibir el Premio a la Música Aragonesa a Mejor Proyección implica confianza en tu futuro. Más allá de la alegría, ¿te hace sentir responsabilidad?
-Sí, pero no. Es algo motivador, un impulso y un reconocimiento que me hace mucha ilusión. Y como es un premio de Aragón, me sentía en casa. Es un premio que me ha dado mi pueblo, mi gente, mi círculo de aquí. Me anima a afrontarlo con más ganas.

-¿Te has acostumbrado ya a esa sensación constante de cumplir sueños?
-Es cierto que cada vez lo llevo mejor, pero es tan fuerte lo que estoy viviendo que siempre pienso en cómo viviría el Juanjo de antes esto. Aun así, no tengo que arrepentirme de nada ni pensar en vivirlo de otra manera. Se está dando como se tiene que dar, este es mi camino y lo estoy recorriendo de la mejor manera posible. Eso sí, me gustaría disfrutarlo aún más.

-Existen festivales como Cinemascore en Castellón, donde los artistas reinterpretan la banda sonora de una película. Si tuvieras la oportunidad de hacerlo, ¿qué película elegirías?
-¡Wow! Siempre he dicho que este disco es muy musical, y muchas veces imagino cómo quedaría en una película sobre mi vida. Pero si tuviera que ponerle música a una ya existente, elegiría una con un aura de cuento, algo místico y fantasioso. Se me ha venido a la cabeza Alicia en el País de las Maravillas. Algo así con colores verdes, campo…

-Te iba a preguntar en qué formato artístico imaginarías la atmósfera de Recardelino, pero parece que tienes claro que sería una película. ¿Por qué lo ves así?
-Me lo imagino como una película. Siempre me ha gustado el cine y la interpretación. Es algo que también me gustaría hacer en un futuro. 

 

 

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