VALÈNCIA. La Rítmica nació este año como una fiesta para un local ajeno. Ahora, pocos meses después, el proyecto da un gran salto: un club propio que abrirá sus puertas, previsiblemente, a finales de octubre en el Camí de la Marjal 52, en Albal. “El salto a un espacio propio era el paso natural: necesitábamos un lugar donde materializar nuestra visión de manera completa, desde el sonido hasta la experiencia estética”, explican a este diario sus impulsores.
El colectivo que forma La Rítmica está construyendo un espacio que aspira a tener una identidad y arraigo local que dialogue con la escena internacional. La inauguración marcará “el inicio de una nueva etapa” con artistas internacionales que definirán la identidad del proyecto desde el primer día.
La Rítmica quiere convertirse en un punto de encuentro para la electrónica de vanguardia: “Nuestra línea principal se centra en el minimal y el techno, con un fuerte vínculo hacia la escena europea y rumana más underground”, señalan sus responsables. Al mismo tiempo, abrirán espacio para propuestas de house profundo y techno purista, siempre bajo el criterio de la autenticidad y coherencia artística. “Lo importante no es solo el género, sino que cada artista aporte un viaje sonoro único y conectado con nuestra filosofía”, resumen.
En un contexto en el que la escena de la música electrónica ha vuelto a mutar, arrinconando a la subescena techno en favor del hard techno o el tech-house, desde la La Rítmica opinan que “València merece un club con identidad propia, arraigado en la cultura local pero conectado con la escena internacional, y por eso decidimos apostar fuerte y dar este paso”.
Y añaden: “Han aparecido propuestas nuevas, otras han desaparecido, y eso ha dejado un espacio que no estaba cubierto del todo: un club con identidad propia, visión artística definida y continuidad en la programación”, recuerdan.
Uno de los elementos diferenciales será el sistema acústico. “El sonido es el corazón de un club, y para nosotros era imprescindible cuidarlo al máximo”, subrayan. La sala contará con un Void Acoustics instalado a medida, concebido para que la experiencia sea “inmersiva, limpia y contundente, respetando tanto al artista como al público”.
Detrás de La Rítmica están Álex y Aaron, cofundadores y socios. El primero se encarga de la gestión financiera y operativa, el segundo de la dirección artística y la visión creativa. A ellos se suma Ángel, “pieza clave en el equipo” y figura esencial en la programación y el booking. La sala contará además con dos residentes con larga trayectoria en la ciudad: Aaron Gehrig y AAA+.
En cuando a los artistas invitados, su ambición “no es simplemente programar nombres, sino crear noches memorables. La Rítmica no se plantea como un escaparate de headliners, sino como un espacio donde figuras internacionales y locales puedan expresarse con total libertad”. El objetivo, insisten, es que cada sesión tenga sentido propio.
Con el otoño, València sumará un nuevo club a su mapa nocturno, que se ha renovado de arriba a abajo tres veces en unos pocos años. Los géneros dominantes han ido copando los clubs. Fuera de esta lógica, La Rítmica quiere marcar la diferencia con una identidad propia que pueda mantenerse en el tiempo.