VALÈNCIA. (EFE) Rosa Martínez lleva años dedicándose al mundo de los congresos y eventos en general, es madre de cuatro hijos, uno de ellos con síndrome de Down, y decidió montar la primera agencia de azafatos para jóvenes con esta anomalía genética cuando su propio hijo anunció que quería trabajar como azafato, igual que lo hacía su hermana mayor.
Así nació en Valencia Inter Azafatos, una agencia inclusiva, ya que, según explica en declaraciones a Efe Rosa Martínez, a ella no le parecía "justo" que su hijo Álvaro, por tener síndrome de Down, no pudiera dedicarse a lo que él quisiera.
Martínez indica que no existe en España ninguna agencia similar y destaca que mucha gente se "sorprende" de que no haya azafatos con síndrome de Down, cuando sí trabajan en otros sectores.
María Palanca, Andrés Sánchez, Lidia Díaz y Elena Andrés son también jóvenes con síndrome de Down que junto a Álvaro están formándose para estrenarse como azafatos en cuanto la pandemia permita más actos presenciales y así poder dedicarse una la profesión que les apasiona.
"Se van a crear eventos con alma, daremos a conocer una realidad y los asistentes vivirán una experiencia nueva", cuenta Rosa Martínez, quien está segura de que "la sonrisa y la amabilidad que tienen siempre estos jóvenes" serán su mejor carta de presentación y "van a aportar muchísimo" a cada acto en el que participen.
María Palanca tiene 24 años y lleva tiempo trabajando en un establecimiento donde se sirven desayunos y comidas y aunque ahora está de ERTE, sueña con trabajar de azafata.
Confiesa que le va a poner "muchas ganas" y asegura que quiere dejar claro "que soy como todo el mundo, no soy distinta". Afirma además muy segura que va demostrar que "soy igual que todo el mundo y no estoy enferma".
Por su parte, Álvaro acaba de cumplir 18 años y es el hijo de Rosa Martínez, el origen de esta nueva agencia de azafatos valenciana. Cuenta que lo que más le gusta es "cantar, bailar y conocer gente nueva".
Él reclama que la gente "nos conozca más como somos", asegura al tiempo que manifiesta risueño que "soy simpático, amable y la gente me cae genial".
Lidia Díaz es la veterana de grupo, tiene 28 años y lleva tiempo trabajando, aunque quiere ser azafata "porque es una experiencia nueva".
Andrés Sánchez es el otro chico del equipo y no duda en confesar que tiene muchas ganas de empezar a trabajar, ya que en su familia "me apoya todo el mundo y quieren que sea uno más". Indica además que ese salario le permitirá lograr su deso de "conseguir ser independiente"·
Por su parte, Elena Andrés, señala que quiere trabajar "para llevar dinero a casa y que mi familia esté contenta".
Hoy vienen todos perfectamente uniformados, corbata incluida y antes de comenzar las entrevistas y alguna madre no duda en darle un último toque al peinado de su hijo.
Todos tienen ganas de empezar a trabajar y cuentan con su "sonrisa" como el arma más poderosa para desempeñar con éxito la nueva tarea y brillar en el mundo de los azafatos.