He tenido la oportunidad de participar en el primer campus de profesorado de la Cátedra de Cultura empresarial de la Universitat de València. Un lujo de programa experiencial en la que un grupo de profesores hemos visitado y conocido de primera mano a cinco empresas de las 53 que conforman la Cátedra. Hemos tenido la ocasión de compartir una mañana con personas muy emprendedoras pero, a la vez, claramente empresarias y empresarios.
Si uno echa la vista atrás diez años, estas empresas eran mayoritariamente medianas empresas. Gracias al esfuerzo y el trabajo de sus lideres empresariales y sus equipos, han alcanzado importantes posiciones en diversos y variados sectores, se han internacionalizado y han generado una buena cuantía de riqueza y de empleo.
En primer lugar, S2 fundada por Miguel Juan y José Miguel Rosell y que ha sido capaz de convertirse en un referente de la ciberseguridad, en un sector de servicios intensivos en conocimiento y que hoy es una gran empresa con presencia internacional en más de 15 países. En el sector servicios, también, Global Omniun, una empresa que, proveniente del sector clásico de suministro y distribución del agua, dio el paso hacia un servicio de alto valor de conocimiento que queda plasmado en las instalaciones de GoLab orientada a la I+D alrededor de lo hídrico. GoLab es el Centro Tecnológico de Global Omnium y base operativa de los servicios del agua en el que trabajan más de 250 profesionales especializados. Desde mi punto de vista, representa un claro exponente de la denominada Twin transition de la UE gracias al efecto conjunto de la digitalización y la sostenibilidad ambiental obteniendo importantes sinergias entre ambas. Health in Code es otro referente del sector servicios con alto valor de conocimiento; de lo que era una pequeña, casi micro empresa hace diez años a una gran empresa que se vio impulsada hace unos años. Así, en 2019, Imegen se fusionó con Genycell y Health in Code y crearonn el líder español en diagnóstico genético.
Tres empresas, tres sectores, un ADN común, la apuesta por la innovación en sectores de servicios intensivos en conocimiento.
En el sector industrial, RNB y Helados Estiu, son exponentes de la importancia de seguir emprendiendo. La primera, impulsada desde 1989, por dos farmacéuticos, Romualdo Bertomeu y Vicente Ruiz, que decidieron hacer realidad su sueño: crear fórmulas cosméticas únicas. RNB se inició con su marca propia Babé con productos dermocosméticos de venta en el canal farmacia, para tener posteriormente, un crecimiento exponencial de la mano de la cadena de distribución Mercadona. Pero, no ha parado ahí, en los últimos años se han abierto a la internacionalización, diversificando mercados y abriendo nuevos proyectos. Por úlitmo, Helados Estiu creada por Federico Félix y Paco Pons y, actualmente, bajo la dirección de Mª José Félix. También tuvo un crecimiento exponencial de la mano de la cadena de distribución Mercadona. Pero, tampoco ha parado ahí y, en los últimos años, se han abierto con fuerza a la internacionalización y al lanzamiento de nuevos productos.
¿Son emprendedores? Sí, sin duda lo son. Pero, más importante desde mi punto de vista son, sobre todo, empresarias y empresarios. Intentaré compartir por qué es importante el matiz.
Desde hace unos años, una buena parte de los trabajos de final de estudios que presentan mis alumnos en la universidad van dirigidos al análisis de nuevas ideas de negocio y su plan de viabilidad. El incremento del espíritu emprendedor en el ámbito universitario es una buena y deseada noticia. Sin embargo, y esta es la otra cara de la moneda, la mayor parte de ellos piensan en cómo hacer esa idea escalable, conseguir financiación a través de fondos privados que financian a las startups, y, rápidamente, vender la empresa obteniendo importantes beneficios. Es decir, su objetivo es emprender, pero no entra en sus planes la idea de ser empresarios/as. En este grupo, el de los emprendedores que no piensan en ser empresarios, el deseo de obtener rentabilidades en el corto plazo puede mermar o incluso hacer fracasar en el largo plazo el proyecto que habían creado.
En el grupo que he descrito en primer lugar, el de los empresarios, la idea es clara: piensa en grande, empieza en pequeño y crece. El objetivo es convertir la idea empresarial en algo grande y hacerlo con constancia; creando riqueza para los propios impulsores, para otros inversores, para empleados, clientes y proveedores y muchas veces para el entorno local en el que están ubicados, en este caso, la Comunidad Valenciana. El horizonte es de largo plazo con una vinculación relevante al proyecto emprendido, a su desarrollo y crecimiento.
Desde mi opinión, apostar por el espíritu emprendedor y el apoyo institucional a los miles de programas que han surgido está bien, pero no es suficiente. Hay que dar el salto del apoyo al emprendedor al apoyo al empresario. Y de ahí que programas como "Yo quiero ser empresario" o "¿Quién puede ser empresario", bajo el auspicio de la Catedra de la cultura empresarial sean tan bienvenidos.
Otro factor, en este proceso de consolidación de una estructura empresarial sólida y estable, sería conseguir e incentivar una "clase media empresarial". Las ayudas a los emprendedores y a sus micro y pequeñas empresas son diversas pero son. Pero ¿quién apuesta por la "clase media empresarial"? Mi percepción desde hace tiempo es que el volumen de requerimientos que la acompañan está creciendo de forma exponencial lo que deviene en un salto de complejidad normativa y legal cuando uno accede a la cifra mágica de 50 trabajadores. Pongo sobre la mesa algunas de esas cuestiones normativas que han existido desde hace años como la obligación de tener un comité de empresa o de auditar las cuentas depositadas en el registro mercantil y, algunas más recientes, como la necesidad de contar con un plan de igualdad, de cumplir la ley sobre protección de informantes y de lucha contra la corrupción o a partir del 2026 la directiva de sostenibilidad y su trasposición a nuestro entorno. No es que esté en contra de esta mayor transparencia y sometimiento a regulación, mayoritariamente de origen europeo. No es eso. Es la percepción de que estos emprendedores que ya son claramente empresarios deberían tener más apoyos y acompañamiento en estos procesos de crecimiento. Quizás "la clase media empresarial" es la gran olvidada de las instituciones. Las visitas realizadas me han confirmado la importancia de acompañar el paso del emprendedor/a al empresario/a, de la micro a la pequeña empresa y de consolidar su crecimiento como mediana para abordar el salto a la gran empresa.
Termino, he disfrutado del curso, de cada una de las visitas y de los empresarios y/o directivos que han compartido con nosotros sus experiencias. Me han reafirmado en que la catedra cumple un objetivo diferencial fomentando y apoyando la cultura empresarial. Gracias a ellos/as y a su implicación creo que se han creado y consolidado nuevos eslabones entre la empresa y la universidad. Creo que todos los que hemos participado de esta iniciativa somos ahora embajadores de la Catedra de Cultura empresarial. ¡Enhorabuena!
María Iborra Juan es profesora de la Facultat d'Economia de la Universitat de València