VALÈNCIA. La plataforma de vídeo por streaming Netflix ha puesto sus ojos sobre Ciudad de la Luz. Según ha podido conocer Valencia Plaza, la compañía se plantea ubicar un estudio en Europa y Alicante podría ser el lugar escogido para su expansión en el Viejo Continente. La búsqueda se produce tras la fusión de Disney-21st Century Fox y el auge de Amazon, que lleva a la empresa dirigida por Reed Hastings a centrarse en la producción de series y películas originales.
Tras comenzar a producir contenido propio en 2013, la firma se ha convertido en uno de los mayores estudios cinematográficos del mundo, con cerca de 1.000 horas de contenido propio producidas el último año.
Según las mismas fuentes, hace unos meses la multinacional norteamericana estableció contactos con el Gobierno valenciano e incluso llegó a visitar las instalaciones del complejo de Alicante. Este primer paso para utilizar el complejo llega tras el fin del veto impuesto por la Unión Europea que impedía a la Generalitat hacer uso del mismo como empresa del sector, pero sí venderlo o alquilarlo a otra firma. Algo que explicaría la actual atención de Netflix y sus posibilidades.
No es la primera vez en los últimos meses que un grupo inversor se interesa por el complejo cinematográfico de Alicante, cuyo coste fue de casi 300 millones de euros. Durante la fase de negociación con la Comisión Europea, grupos árabes de inversión se interesaron por la situación de los estudios.
El bloqueo comunitario impidió que las negociaciones avanzaran, salvo sobre el papel. Sin embargo, la situación ha cambiado definitivamente desde que la UE devolvió el control y propiedad de Ciudad de la Luz a la Generalitat a condición de que la institución no se convirtiera en empresa del sector, algo que sí hizo en la anterior legislatura el PP, lo que llevó a los tribunales de competencia europeos.
Según decretó la Comisión de Competencia de la Unión Europea para su cierre tras la denuncia de los estudios ingleses Pinewood, la Generalitat Valenciana debía recuperar el coste de la inversión realizada en Alicante con su venta a un operador privado. Al mismo tiempo, a la Generalitat se le impedía hacer uso de los estudios como promotor cinematográfico, inicialmente durante 15 años y reducidos posteriormente a cinco. Los tiempos están vencidos. Ahora la Generalitat Valenciana está maniobrando para darle a los estudios un nuevo uso.
Entre las sugerencias destaca la creación de un distrito digital pensado para el impulso de ciudades inteligentes, industria digital o comercio electrónico; así como la instalación de startups enfocadas al negocio de la digitalización. También se ha barajado la posible instalación de un centro de investigación del envejecimiento o la reubicación de los servicios territoriales del nuevo canal de televisión autonómico À punt. Todos ellos serían compatibles gracias a los diferentes espacios con los que cuentan las instalaciones.
La Generalitat, sin embargo, tiene un problema añadido. Al margen de lograr una salida a los estudios por la obsolescencia lógica del paso del tiempo, fuentes cercanas al complejo recuerdan que su mantenimiento comporta unos elevados costes. Ciudad de la Luz, cerrada desde 2012, tiene un coste diario de mantenimiento de mil euros destinados únicamente a limpieza, consumo eléctrico y seguridad.
Hay que añadir que las instalaciones no están concluidas en su totalidad, según el proyecto de su arquitecto Gary Bastien, quien en su página web mantiene que el coste del proyecto fue de 88 millones de dólares, frente a los casi 300 millones de euros reales. De hecho, el estanque de agua construido para el rodaje de escenas acuáticas —allí se filmó Lo Imposible, de Juan Antonio Bayona— arrastra problemas lógicos de conservación. Sin olvidar la amortización anual de su construcción.
Al menos, la recuperación del complejo a través de Proyectos Temáticos de la Generalitat (SPTCV), evitará una subasta a la baja, como casi sucedió hace tiempo y será propiedad de la sociedad valenciana. Su revitalización puede dar lugar a un nuevo volumen de negocio y por lógica, debido a su singularidad, es la producción audiovisual uno de los campos con mayor proyección. Y es aquí donde Netflix podría dar el primer paso para esa nueva etapa de Ciudad de la Luz.
Ciudad de la Luz fue uno de los proyectos estrella del presidente Eduardo Zaplana a partir de una idea del cineasta Luis García Berlanga. En un principio se planteó crear un complejo más modesto en Altos Hornos de Sagunto. La ausencia de inversiones públicas en Alicante llevó al entonces gobierno popular a su traslado hasta Alicante.
Para tal fin, fueron expropiados tres millones de metros cuadros de terreno rústico en la zona conocida como Aguamarga, muy próximos al mar. Ahora bien, las diferentes sentencias de los tribunales a raíz de las denuncias de algunos expropiados por su desconformidad con la medida han estimado que el terreno en sí que ocupa Ciudad de la Luz no podrá ser devuelto a sus propietarios aunque sí podría ajustarse a un justiprecio.
En cambio, el resto de los casi 2,5 millones de metros cuadrados sí podrían estar sujetos a la devolución o al cambio con sus antiguos propietarios. El asunto está en litigio. Fue un pelotazo que se quedó en la nada, pero que aún tiene recorrido. La recalificación los convierte en edificables.
Ciudad de la Luz abrió sus puertas en 2005 y en sus apenas cinco años de vida solo albergó el rodaje de 65 películas atraídas, eso sí, por subvenciones institucionales. De ellas, destacan los rodajes de La dama boba, El camino de los ingleses, Astérix en los Juegos Olímpicos, Manolete —no llegó a ser estrenada en los cines—o escenas de Lo Imposible. Unas ayudas públicas que ascendieron a 12,5 millones de euros hasta 2008. Una política de escaparate capaz de pagar medio millón de euros al director Francis Ford Coppola simplemente por ofrecer en 2008 una conferencia y una rueda de prensa y de paso fotografiarse con sus gestores.
La Generalitat, además, tuvo que pagar los servicios a una sociedad privada para que le trajera rodajes y gestionara el complejo. La empresa, Aguamarga, constituida ex profeso para este fin percibía una cantidad superior al millón de euros anuales. Fue incluida hace un par de años en la lista de morosos con Hacienda. Muchos de los proyectos que se pusieron en marcha en esos mismos años quedaron en manos de los tribunales, así como su escuela de cine cerrada, al igual que el resto del complejo.
De momento, las arcas públicas valencianas deben aún muchos millones de amortización de esta singular película de serie W.