Libros y cómic

LA LIBRERÍA

Una corriente estival de lecturas

Esto no es una lista de lo mejor, solo un artículo honesto sobre excelentes lecturas literarias para disfrutar a la sombra o en estancias acondicionadas para la supervivencia estival

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VALÈNCIA. Antes de las vacaciones, el rodillo solar del verano y la apacible anormalidad de las jornadas intensivas ya amplían el rango de horas del día en que uno puede leer y escribir. En la costa valenciana el manto térmico desciende todas las mañanas como una deidad antigua para cubrir y aletargar todo aquello que toca. Es un buen momento entonces para las actividades que implican aire acondicionado y silencio, como ajustar cuentas con lecturas y divulgarlas. Cualquier lista es tramposa si se toma a sí misma tan en serio como para hablar en términos de lo mejor. Nah, lo que sí se puede hacer es hablar de lo que se ha leído, que siempre es mucho, muchísimo menos de lo que se desea leer. Y confeccionar una corriente de recomendaciones literarias para plantar cara a las velocidades inhumanas de un mundo que en gran medida ha abandonado el gusto por pensar y se ha entregado a la emoción más primitiva.

 

Las fluctuaciones turboemocionales que rigen el día a día de este milenio demencial son erráticas, cuasi imprevisibles y sobre todo muy prosaicas. Ante semejante panorama, un libro como Los números insólitos: Una mirada de reojo del menos uno al infinito, de Tommaso Maccacaro, y Claudio M. Tartari, publicado por Siruela con traducción de Ana Romeral, es todo un bálsamo mental: los horizontes se expanden hasta dimensiones más allá de las que conocemos, el infinito, constantes físicas como el número 1/137 [constante adimensional de estructura fina], números inconcebibles como el de Graham, el número pi en su vastísimo significado. Las matemáticas acaban siempre muy cerca de lo místico o religioso, pero son mucho más. Y si como en este caso las cuenta la divulgación científica italiana, el máximo exponente del género, poco resta más que decir. 

 

Este mundo ultrapolarizado de hoy es muy poco dado a términos medios. Por eso, y porque es una obra excepcional, es imprescindible mencionar aquí la publicación por parte de Akal de El nacimiento del purgatorio, de Jacques Le Goff con traducción de Francisco Pérez Gutiérrez. Un viaje redentor desde el nacimiento no bíblico de este tercer lugar que rompió la dualidad infierno-paraíso con un espacio no inmutable, flamígero pero purificador, y sin duda, realmente evocador. Sin salir de Akal, merece mucho la pena visitar La máquina de la percepción. Nuestro futuro fotográfico entre la visión y la IA, de Joanna Zylinska traducida por Juan González-Castelao. 

 

Una pequeña delicatessen: Marginalia, de Carlos Yushimito. Para mejorar el humor y disfrutar del componente poético de la realidad. En Ediciones Comisura. Para rebelarse y exigir que cese la degradación: Kanikosen el cangrejero y otros relatos proletarios, de Takiji Kobayashi, en una edición sensacional de Satori con traducción de Enrique Mora y Alejandro Sánchez. Y todavía en el mismo sello: El futón, de Tayama Katai, con traducción de Rumi Sato, la historia de la relación de obsesiva de un escritor con su aprendiz en un Japón en el que las mujeres comienzan a reclamar el control sobre sus vidas. 

 

A propósito de los escritores asiáticos a un lado y otro de la página: El consultor, de Im Seong-sun, con traducción de Adrián Chávez, un sorprendente thriller en que un aspirante a escritor es contratado por una inquietante compañía que le ofrece una serie de premisas para escribir relatos en los que a alguien le llega la muerte de un modo fortuito. Muy interesante, y muy estival, porque el verano también es un buen momento para pensar en las dinámicas (auto)destructivas del trabajo. 

 

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Sobre esos momentos estación de los cuales salimos en un sentido o en otro muy distinto en el camino de nuestras vidas: Ofensiva, de Àlex Devís Mainz, en Libros Indie, una obra inteligente, con un tono que refresca el ánimo y una parte final fantástica acerca de un ajedrecista soviético que completa el libro de un modo impecable. Una buena noticia literaria desde múltiples planos es la publicación por parte de Candaya de Hasta aquí todo va bien, primera novela de la también librera (de Bangarang) Estela Sanchis, un relato perturbador que retrata un tipo de relación enfermiza que nadie que haya tenido relación con el mundo del arte a partir de cierto punto podrá negar que conoce, al menos, porque ha sabido de ello. 

 

Inquietantes y siniestros, son, por otro lado, los relatos de la uruguaya Tamara Silva Bernaschina que publica Páginas de Espuma con el título Larvas: son cuentos cánidos, óseos, de materia que se disuelve. 

 

Pocas historias son tan aterradoras —realmente aterradoras— como el creepypasta de la ballena azul, juego viral que se hizo fatalmente realidad en la década del dos mil diez con la muerte de varios adolescentes que siguieron sus macabros pasos sacados de una pesadilla de internet hasta el desenlace final. Con este material ha escrito el premiado Raúl Quinto, precisamente, La ballena azul, una obra tan oscura como —valga la paradoja— brillante que edita con su excelente calidad habitual Jekyll & Jill. 

 

Sobre un mito, el de la tierra hueca, en tiempos (los nuestros) de terraplanismo sociológico: Las lunas antes del aterrizaje, de Clements J. Setz. Un título de alto nivel que publica H&O Editorial con traducción de Virginia Maza y que bien merece nuestro tiempo en libertad de los meses selváticos. 

 

Una fascinante sorpresa: Sonata cartesiana y otros relatos, de William H. Gass publicado en La navaja suiza con traducción de Ce Santiago. Qué buenos relatos y qué ideas más acertadas. 

 

Una rareza fabulosa para un género soñado: Ficciones gauchopunks. Dos novelas reunidas, de Michel Nieva, dos historias (¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos? y Ascenso y apogeo del Imperio Argentino) que combinan lo gauchesco rioplatense con el cyberpunk para contarnos   cómo un joven crea una bebida con propiedades desconocidas que se vuelve más popular que la roja chispa de la vida, y una ucronía en la que Argentina se ha convertido en un imperio cósmico. En el catálogo sideral de Caja Negra Editora.

 

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De esta tierra y estas aguas, una editorial con nombre marino responsable de grandes éxitos literarios valencianos: El riu ve crescut, novela con la que Maria Beneyto ganó el Premio València de Literatura en mil novecientos cincuenta y nueve, en esta ocasión, traducida al valenciano por Carme Manuel, y con prólogo de Rafa Lahuerta. También És naufragi, de Magda Simó, Premi Lletraferit de Novel·la 2024 que parte de una premisa tan sugerente y anhelada por cualquier como coger un tren y huir.

 

Por último, un libro global, un libro mundo, gran cuenta pendiente de quien escribe por fin saldada: Tierra, de Alberto Torres Blandina en Candaya, obra escrita a partir de los recuerdos de personas de más de cien países. No se me ocurre un tiempo mejor para leerla que ahora.

 

Y esto sería todo. Nada más y nada menos (en este instante).

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