VALÈNCIA. Entre el puente del Real y el de Aragón se extiende uno de los tramos más emblemáticos —y desaprovechados— del urbanismo valenciano: el paseo de la Alameda. Concebido en el siglo XVII como un bulevar arbolado vinculado al Palacio del Real, su nombre proviene precisamente de los álamos que lo flanqueaban. El tramo actual, tal y como lo conocemos, es obra del arquitecto municipal Javier Goerlich, que lo reformuló en los años treinta del siglo XX como un gran eje urbano de carácter monumental hasta el puente de Aragón, construido en 1933. Desde entonces, no se han producido intervenciones de gran calado en este tramo y progresivamente el tráfico rodado ha ido ganando espacio.
A lo largo de las dos últimas décadas, han aparecido propuestas con mayor o menor concreción para recuperar su función cívica, pero ninguna ha llegado a materializarse del todo. El paseo sigue siendo hoy un eje dominado por el coche, convertido en vía rápida y en un gran aparcamiento al aire libre.
La propuesta del CVC
El Consell Valencià de Cultura es uno de los organismos que viene solicitando desde hace más de quince años a través de varios informes, la necesidad de recuperar la función histórica de la Alameda: la de un paseo ajardinado. En la pasada legislatura, a raíz de una propuesta en los presupuestos participativos Decidim VLC de 2018 para construir un carril bici en la medianera, el gobierno de Joan Ribó rescató la idea de renaturalizar y pacificar la Alameda. Desde la concejalía de Movilidad entonces dirigida por Giuseppe Grezzi se impulsó junto con Alcaldía, Ecología Urbana y Desarrollo Urbano el proceso para repensar la Alameda. Para ello se creó un equipo junto con el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia y el Consell Valencià de Cultura junto con los que elaborar las bases para un posterior concurso de ideas. En ese equipo se integró como parte del CVC el arquitecto y exconcejal, Vicente González Móstoles.

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El propio González Móstoles explica que la propuesta del CVC planteaba una transformación ambiciosa del tramo central de la Alameda: ampliar la plataforma actualmente ocupada por dos hileras de aparcamiento en cordón y convertirla en un gran paseo arbolado, con alineaciones de sombra a ambos lados y suelo permeable. La propuesta incluía reducir los carriles de tráfico en ambos sentidos, dar prioridad al tránsito peatonal y reservar espacio para movilidad alternativa, como bicicletas y transporte público. También contemplaba eliminar por completo el aparcamiento en superficie, uno de los elementos que más distorsionan la vocación original del paseo. Esta intervención, sobre la que trabajaron en diversas reuniones, debía servir como punto de partida para redactar las bases del concurso de ideas internacional. No obstante, el proyecto fue quedando relegado por otras prioridades del gobierno municipal y no llegó a materializarse.
Nuevo plan de movilidad
Ahora, el Plan Director 2025-2030 de la EMT presentado hace unos días por el concejal de Movilidad, Jesús Carbonell, ha vuelto a poner sobre la mesa la intervención de este tramo de la Alameda.
Actualmente, la Alameda funciona como una gran arteria rodada: cuenta con tres carriles de circulación en cada sentido y está flanqueada por coches aparcados en batería. En el centro, dos hileras de aparcamiento en cordón -una en cada sentido- ocupan buena parte del paseo, mientras que en los laterales se suman más plazas en batería. En total, hay unas 800 plazas de aparcamiento en este tramo.
La propuesta de la EMT se centra en sustituir uno de los tramos de aparcamiento en batería por un carril bus segregado y convertir el aparcamiento central en cordón en estacionamiento en batería. Una actuación que supondría eliminar un carril de circulación de bajada y reducir en apenas 30, las plazas de aparcamiento.

- Propuesta reordenación la Alameda. -
- Foto: EMT
“El plan director contempla diversas actuaciones viarias tendentes a mejorar la velocidad comercial del autobús en los puntos que se han identificado más conflictivos. Por lo que respecta a la Alameda, a la bajada del puente de la Exposición y posterior giro a la izquierda se producen actualmente atascos por la confluencia de diferentes líneas de EMT y por los vehículos privados que aparcan a la derecha. Por ello se pretende eliminar un tramo de estacionamiento en batería que permita generar un nuevo carril BUS en su lugar y que permitirá evitar el atasco.
Respecto a la reconfiguración del aparcamiento, Carbonell sostiene que “las plazas de aparcamiento que se pierdan se recuperarían en el mismo tramo de la Alameda generando aparcamiento en batería en la mediana mediante la reducción de dos carriles de circulación en el tramo que va desde el puente del Real en dirección al puente de la Exposición, dado que en ese tramo la circulación es muy fluida y además no discurre el autobús”.
"Del siglo pasado"
Desde Compromís, Grezzi denuncia que el Plan Director “oculta el refuerzo de la Alameda como una autopista urbana, frenando el plan de recuperación del histórico jardín entre los puentes de Aragón y el Real que emprendió el gobierno de Joan Ribó”. Para el ex edil de Movilidad, “esta sería la última reversión del gobierno de Catalá de uno de los grandes proyectos verdes puestos en marcha por el Rialto”. Grezzi califica de “alarmante” la “falta de visión” de la propuesta del gobierno de Catalá, que considera “del siglo pasado”. Para el edil de Compromís “en la propuesta de Catalá no solo circulará fluidamente el bus, sino también los coches que pasen a su lado, especialmente tras suprimirse la línea de estacionamiento a su derecha que podría hacer que circularan más precavidamente. La solución ahora invitará a acelerar, generando más contaminación acústica e inseguridad”.
Aunque la ejecución de esta intervención no está definida en el calendario y el concejal Carbonell aclara que será una actuación “blanda” que no hipotecará futuras reformas de mayor calado de la Alameda, supone una planificación a medio plazo que, una vez más, aparca —valga la redundancia— la idea de ganar espacio peatonal y ajardinado como propone desde hace décadas el CVC. Por unas razones o por otras, lo cierto es que a la Alameda nunca le acaba de llegar su momento.