"Es muy importante opinar de aquello que se firma, se acuerda y se lee, no de lo que cada uno se inventa". Quizás sea la frase más acertada de cuantas se han oído o leído a propósito del acuerdo de financiación singular de Cataluña firmado en Barcelona el pasado 14 de julio. La pronunció la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en respuesta a las críticas de Josep Borrell, quien, como muchos, ha hablado de oídas en esta cuestión.
No es la primera vez que Montero hace una advertencia así porque no es la primera vez que el Gobierno se la cuela a los nacionalistas con un acuerdo descrito de tal forma que parece que se va a romper España en mil pedazos y luego en el papel el contenido está tan rebajado que el documento no sirve ni para envolver el bocadillo.
Así, políticos de todos los partidos y tertulianos de uno y otro lado estuvieron la semana previa debatiendo sobre lo que iba a ser un antes y un después en la financiación autonómica, y muchos continuaron haciéndolo después de hacerse público el documento, ajenos a su contenido real.
Junts se dio cuenta enseguida de que el 14 de julio no sería recordado en Cataluña por ese pacto histórico, pero ERC, que exhibía la firma del acuerdo como un gran trofeo, tardó más de 24 horas en leerse bien el documento y descubrir que no hay compromisos concretos, ni fechas, ni aparece la “ordinalidad” por ningún lado, ni pone que Cataluña vaya a asumir sí o sí el 100% de la recaudación, ni nada que no sea humo.

- El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, tras la firma del acuerdo.
- Foto: DAVID ZORRAKINO / EP
Quitando el preámbulo, el acuerdo ocupa tres folios llenos de compromisos voluntariosos del tipo: “mantendrán los contactos y trabajos necesarios”, “trabajarán para”, “crearán un grupo de trabajo”, “desarrollarán las actuaciones previstas”, “se comprometen a analizar”... Para más inri, los compromisos los firmó Ángel Víctor Torres pero los tiene que cumplir la ministra de Hacienda, quien no estuvo en la firma y que no ha cumplido un compromiso político en su vida.
La demostración de que Pedro Sánchez es un maestro del toreo es que al final del documento se ha incluido un último compromiso para “la materialización de la asunción parcial por el Estado de la deuda de Catalunya...”, la famosa quita de la deuda firmada en otro acuerdo hace 20 meses y que ahora vuelve a prometer porque Montero no la ha ejecutado.
Más de 24 horas tardó ERC en salir a lamentar que el vino estaba aguado, mientras el PP mantenía las críticas sin darse por enterado, seguramente porque le convenía, no porque no sepan leer.
El mismo Carlos Mazón anunciaba dos días después que había dado instrucciones a la Abogacía de la Generalitat para presentar un recurso de inconstitucional contra el acuerdo "del cuponazo separatista" entre el Gobierno central y el catalán. La Abogacía le va a responder que un acuerdo de intenciones no se puede recurrir al Tribunal Constitucional mientras no se plasme en una ley. ¿No lo sabe el president, que es licenciado en Derecho? Si le hubiera preguntado a Cayetano, se habría evitado la ocurrencia.

- Comisión bilateral Estado-Generalitat reunida el 14 de julio.
- Foto: DAVID ZORRAKINO / EP
Mazón sí debería, por ejemplo, haber dado instrucciones a la Abogacía para recurrir la ley que reparte el impuesto a la banca entre las CCAA según su riqueza, a más riqueza más dinero, que perjudica a los valencianos. La recurrieron Castilla-La Mancha y Extremadura, gobernadas, respectivamente, por PSOE y PP, pero no la Comunitat Valenciana.
Además de los opositores al acuerdo Gobierno-Generalitat de Cataluña, están los defensores, con sus clichés llenos de errores rescatados para la ocasión por políticos y periodistas. Por ejemplo, que Cataluña es "la única comunidad" que ha presentado una propuesta de reforma de la financiación autonómica, cuando Montero tiene en el cajón varias propuestas valencianas no solo para arreglar lo de la Comunitat Valenciana sino para toda España; o que Cataluña está infrafinanciada; o que gracias a Cataluña se reformó en 2009 el sistema de financiación, que puede que sea verdad pero no es algo por lo que los valencianos tengamos motivos para darles las gracias.
Por cierto, a la izquierda de la foto de la mesa bilateral aparece Arcadi España, exconseller de Hacienda y actual secretario de Estado de Política Territorial, que está en el ajo. Aunque de un valenciano con mando en plaza gubernamental no se espera que haga ningún gesto que pueda ser interpretado como que barre para casa, ¿sería mucho pedirle que nos explicara qué hay de lo nuestro?