La semana pasada se emitía el último capítulo de la primera (esperemos de muchas) temporada de El Briefing, el podcast de Plaza Radio dedicado al mundo del diseño valenciano, así que pensando en estos nuevos formatos de divulgación del diseño y como ya hice hace unos años un recopilatorio de podcasts sobre diseño, a falta de actualizarlo sonó una notificación en mi buzón y la suscripción a una lista de correo se convirtió en una especie de llamada a algo de lo que debía escribir.
Y es que las newsletters o boletines de noticias resurgieron, como a finales de los 90 con la internet que conocemos en pañales donde todo eran grupos y listas de correo a falta de inventarse las redes sociales, parece que precisamente el hastío de tanta red social es lo que ha hecho volver a este formato para ubicarse en nichos temáticos muy concretos. Estos boletines te traen la información a tu buzón, de manera ordenada y a menudo comentada por alguien, una especie de comisario de contenidos que filtra enlaces y actualidad y te la sirve en bandeja en lugar de tener que salir tú a pescarla en el caos que puede ser hoy en día el timeline de alguna red social si no invertimos tiempo en filtrarla por nuestra parte. Es la gran ventaja de estas newsletters, los contenidos pasados por el tamiz de alguien en cuyo criterio hemos confiado para que en ese mar lleno de ruido que pueden ser las redes sociales, de manera habitualmente gratuita y sin corporaciones pendientes de tus datos, de persona a grupo de personas. Partimos del concepto de recopilación y no de creación de contenidos, por eso uno de los grandes valores, si no el mayor, es quién nos envía esa recopilación de enlaces y comentarios.
El trabajo de esta especie de filtro, recopilación, organización, a veces análisis y envío conlleva bastante trabajo detrás, pero bien es cierto que si repasamos algunas de estas newsletters es un esfuerzo cuyos responsables ya hacen a diario compartiendo contenidos en redes sociales, así que con una metodología de sistematización (atajos, apps o programación de envío de enlaces a una plataforma de listas de correo, por ejemplo) este trabajo se minimiza bastante. La monetización es un recurso que siempre está ahí, desde insertar publicidad a pago por usuarios, pero hablamos de listas relativamente modestas, en las que prima cierto código ético con los suscriptores y donde de hecho suele haber un diálogo o consulta antes de tomar este tipo de decisiones que impliquen cambios en el formato de las listas.
Así que repasemos unas cuantas de estas newsletters a las que suscribirnos para estar al día de diseño, y centrémonos en un enfoque nacional que nos sirva también para acotar la concepción del diseño más o menos transversal pero sin irnos a listas masivas internacionales, boletines promocionales o planteamientos que culturalmente se nos distancien. En efecto, pongamos ese filtro de content curator en funcionamiento como si fuésemos a hacer un boletín de boletines y de este formato de divulgación del diseño.