Esta semana resulta muy complicado mirar y girar la vista hacia otro acontecimiento más cercano e inhumano que no sea lo que está sucediendo en la frontera de Ceuta y Melilla. La gravedad del asunto es de tal magnitud que no me siento preparada de abordarlo. Tan sólo me gusta recordar que ningún ser humano es ilegal
Ni las imágenes que nos llegan, ni el espectáculo mediático que llenan las televisiones de cada uno de nuestros hogares a diario con dramas reales y vivos, ni por supuesto el impacto en redes sociales que han tenido determinadas imágenes, como el famoso “ abrazo de Luna”… soy incapaz de hacer una valoración al respecto que no vaya a la crítica más feroz hacia todas esas personas que lanzan mensajes inhumanos desprovistos de argumentos y que versan sobre discursos y mensajes que incitan al odio.
No hay más que bucear y navegar cinco minutos por twitter , por ejemplo, y se van las ganas de seguir haciéndolo. Pero lo que considero más peligroso es cuando estos mensajes vienen de perfiles de cuentas de partidos políticos, personas vinculadas a la política o instituciones “autorizadas” que quiero pensar no son conscientes del daño que hacen a la humanidad ni del retroceso que supone ir hacía un país que cierra fronteras en un mundo donde cada vez se abren más. En fin, que en este momento de mi vida no estoy en disposición de posicionarme de manera activa y prefiero dejar de navegar por estas redes que tanto daño hacen y que vulneran derechos básicos universales que se han tardado muchos años en conquistar. Una reacción de la que no me siento especialmente orgullosa pero que vivo en este momento.
Siendo consciente de que el foco más inmediato, actual y cercano a este país que vivimos está en Ceuta, voy a invitaros a trasladar nuestra mirada a Latinoamérica.
Por ello me hago eco del mensaje que lanza esta semana la entidad Solidaridad Internacional y que nos dirige hacia los países Latinoamericanos sin olvidar la realidad de la frontera de Ceuta y Melilla. La entidad lanza un mensaje de mucha preocupación por el retroceso del Estado de Derecho y la separación de poderes en algunos países latinoamericanos, así como el detrimento del orden democrático.
En Colombia las protestas de la ciudadanía ante la reforma tributaria ha sido reprimida violentamente, desatando un caos sin precedente y el debilitamiento de las instituciones democráticas.
Esta situación podría tener un gran impacto en la estabilidad democrática de la región centroamericana, en particular en países como El Salvador, Honduras, Guatemala, y Nicaragua, poniendo en peligro también la independencia judicial.
Por todo ello desde Solidaridad Internacional se suman al comunicado planteado por la Red EULAT de organizaciones sociales para hacer un llamado a la Unión Europea para mantener su papel como observador internacional en derechos humanos, crucial en estos momentos, incrementar su voz política en los diálogos formales e informales y aumentar los fondos de cooperación al desarrollo con la región.
También quieren denunciar el incumplimiento reiterado de los derechos humanos sucedidos estos últimos días en las fronteras de Ceuta y Melilla, tras la llegada a sus costas de más de 8000 personas.
Estos acontecimientos son un nuevo reflejo del fracaso de unas políticas migratorias europeas que priman intereses geopolíticos antes que personas.
Desde la delegación de Solidaridad Internacional del País Valencià siguen visibilizando esta situación y haciendo incidencia política desde nuestro proyecto Mar Mediterráneo: derechos humanos a la deriva, que da comienzo este mes de mayo.
En esta misma línea, el próximo jueves 27 de mayo de 11h a 13h participaremos en las jornadas online sobre migración y refugio, organizadas por la ONG AIDA en las que se hablará de la situación de las personas refugiadas en el mundo, pues a día de hoy al menos 79,5 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares.
En estas jornadas, cuya inscripción es gratuita, participarán cuatro expertas, que nos ayudarán a contextualizar esta realidad desde cuatro puntos de vista diferentes, huyendo de los estereotipos y lugares comunes que a menudo existen.
Son jornadas indispensables y necesarias siempre y, más aún, cuando nos vemos envueltos en este tipo de realidades con miradas y visiones tan diferentes que nos llevan a discursos y comportamientos vitales tan alejados entre personas que vivimos en el mismo país, en la misma ciudad, en los mismos barrios e incluso en las mismas casas. Al final , cada persona tenemos derecho a soñar con un mundo que nos encaja y que nos guste… pero con una base que no se debería discutir ni tambalearse: que ningún ser humano es ilegal.
La semana que viene… más!