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EL MURO / OPINIÓN

Nos sobra espectáculo

Ha comenzado el lío entre partidos y el lanzamiento absoluto de globos sonda. La que nos espera. Lo mejor sería adelantar elecciones. Ya está visto todo lo que había que ver

2/09/2018 - 

La vuelta al ruedo de la “normalidad” cotidiana con el fin del periodo estival va a ser de lo más tortuoso para nuestros sentidos básicos. Mucho más de lo que podemos llegar a imaginar. Tras tanto globo sonda lanzado en las recientes semanas para tener entretenidas tertulias y tertulianos y de paso a los medios de comunicación, sobre todo televisivos y radiofónicos, éstos llevan camino de multiplicarse ante la ausencia de un Gobierno con capacidad de legislar, salvo múltiples e inverosímiles sugerencias, y sí de animar polémicas tan dispares y hasta innecesarias que sólo conducen al bostezo.

Por estos lares, nos espera una buena/teatral bronca entre tripartitos o bipartitos municipales que han de conducir al más absoluto distanciamiento y a una convocatoria electoral anticipada. Muchos la ven más próxima que lejana y hasta necesaria a estas alturas de legislatura, por mucho que el poder intente eclipsarlo. 

Así que tenemos a la vista un buen dolor de cabeza, un periodo de nuevas promesas, concesión de auto distinciones y simple ruido mediático. Espectáculo, pero poco más. Es lo que toca para no dejar de disfrutar de un poder que embriaga a quien lo alcanza y siente vértigo quedarse sin él. Sobre todo para quienes no tienen en el horizonte mejor ocupación y teme perder privilegios y aduladores.

En apenas unos días las diferencias de criterio entre partidos que comparten un mismo poder han mostrado los primeros síntomas de una relación hasta ahora fácil de disimular pero en el futuro más inmediato imposible de lidiar. Así que nos van a tener ocupados con acusaciones partidistas, promesas electorales de difícil cumplimiento y un distanciamiento radical por mucho que nos quieran transmitir amor y comprensión inexistente más allá del mero reparto de poder o territorial.

Un alto cargo de la Administración valenciana me lo sugería hace apenas unos días con un ejemplo sencillo y directo. Todo saltará por los aires definitivamente en el momento en que unos y otros nos sentemos para hablar en serio de los nuevos presupuestos. Entonces será cuando todos pedirán más para hacer frente a un nuevo proceso electoral y poder mostrar ante ciudadanía y militancia que están repletos de proyectos, aunque muchos de ellos sean ficticios o imposibles de cumplir, sentenció.

Será en ese momento de reparto económico, añadía, cuando comenzaremos a tirarnos de verdad de los pelos porque unos y otros querrán brillar y lo máximo nunca será suficiente. Todos nos jugamos mucho en el futuro inmediato, resumió mi interlocutor con sinceridad de viejo zorro. Pues para eso poco falta ya.

Gabriela Bravo. Foto: EVA MÁÑEZ

Ejemplos de esa falta de sintonía o primeros roces los hemos visto con el tema de la condonación de la deuda de la Marina, el tema presupuestario votado en solitario por el PSPV, las oficinas de Bravo que inquietan a sus “socios” de Consell o las acusaciones de falta de comunicación previa. Ahí está en el plano municipal, por ejemplo, el asunto del PAI del Grao que ha dejado claro el distanciamiento evidente sobre el modelo de gestión y ciudad o los planes confluentes sobre las prioridades de gobierno por mucho amor que se hayan profesado en esos seminarios con carácter de antiguos ejercicios espirituales y supuesta hermandad. No se los creen ni ellos.

Ya lo advertía hace apenas unos días este mismo diario con un titular que bien lo resumía todo: “La filtración del nuevo PAI del Grao calienta los ánimos en el Ayuntamiento de Valencia”. Y la que se avecina. Ya han saltado chispas también en algunos municipios como Paterna o Cullera de forma evidente, entre otros muchos más. Esto no ha hecho más que comenzar.

Lo bien cierto si algo hay que reconocer es la serie de equilibrios que los partidos que se han repartido el poder en la última legislatura han tenido que hacer para no dejar al aire sus discrepancias, vergüenzas y carencias, que de esas han existido múltiples, aunque fueran maquilladas. Carencias como la poca experiencia de gestión y ejecución presupuestaria en algunas áreas, el reparto de similares competencias para contentar a socios, la nulidad de actuación en muchos escenarios y hasta la guerra interna de guerrillas. No hay tanto amor como nos han manifestado todos estos meses a través de gestos, imágenes y discursos. Los últimos, los encuentros vaticanistas entre Puig y Oltra, para después dar versiones contradictorias a través de gacetillas de prensa amigas o en TeleCompromís

Lo peor es comprobar cómo la política o el discurso político a través de medios tanto públicos como privados lo ocupa todo y deja a un lado los problemas reales de la ciudadanía, lo que nos interesa y preocupa más allá de esas tonterías que a veces nos sugieren algunos gobernantes que no toleraría empresa privada alguna por muy dogmáticos que se presenten y mucho discurso que sus gabinetes de comunicación/confusión quieran vender.

Será un otoño tórrido, más bien dantesco rumbo al infierno. De esos en los que las discrepancias subirán de tono, los gestos les desnudarán y nosotros seremos simplemente testigos mudos hasta que hastiados nos convoquen a las urnas. Yo sería más concreto y objetivo. Evitemos el teatro y vayamos directos al grano. ¿Para qué perder el tiempo? Nos ahorraríamos un angustioso y aburrido camino de acusaciones, falsas discrepancias y sobre todo paracetamol.  Además, nos divertiríamos con nuevas ocurrencias o quizás promesas quiméricas capaces de animar a un personal que ya no se cree casi nada

Lo que cada uno ha sido capaz de dar de sí hasta ahora ya es evidente. Sobran espectáculos; aceptamos realidades. No estiren la cuerda y si hay  que ir a las urnas lo antes posible eso que nos ahorraremos. Todo lo demás está de más y sólo pasará a la historia del disparate. Eviten el calvario. Demuestren madurez. Será un alivio. No sentiremos nostalgia. Igual, alivio.

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