VALÈNCIA. No es un simulacro. Repetimos, no es un simulacro. Aunque parezca mentira, el calendario dice que empieza el otoño. Sí, esa estación en peligro de extinción, devorada por veranos interminables, crueles, asfixiantes, despiadados. De las tazas humeantes a los nubarrones, pasando por la luz cobriza o las alfombras callejeras de hojas anaranjadas, los clichés de la temporada (tan hogareños ellos) agonizan ante un cambio climático que solo entiende de chanclas y abanicos. ¿Es que acaso una no tiene derecho a disfrutar de sus bufandas, sus castañas y sus tormentas en paz? Todo indica que no.
La vida real nos trae cada semana un nuevo motivo para la desazón, pero, por suerte, siempre hay artefactos culturales a los que escapar. Refugios de ficción desde los que reivindicar el espíritu de una estación que habla de tránsito y reflexión. El otoño sobrevive, aunque solo sea en la creatividad ajena (y en nuestros anhelos). Por ello, desde Culturplaza recurrimos a esas madrigueras imaginarias para desplegar nuestra particular apología del entretiempo. Pero no luchamos en soledad, sino que hemos reclutado a una brigada de expertas para que compartan sus barricadas de ardillas, calabazas y charcos. Y también para que nos ayuden a invocar al otoño de una vez por todas. Con ellas recorremos Nueva York, Escocia, Stars Hollow o las Alpujarras. Lanzamos conjuros que suenan a Stevie Nicks, Ella Fitzgerald y Nick Drake. Y conseguimos que Joan Didion, Mary Oliver, Donna Tartt o Pina Bausch se sumen a la causa otoñista.

- The Conjuring -
Celia Cuenca, escritora e investigadora
“Empiezo con un ritual personal: ver la trilogía de El Señor de los Anillos. Sam y Gandalf son otoño puro, cálidos, siempre entre árboles. Me encantaría tomarme un té con ellos. Otra película estupenda para esta época es The Conjuring 2: la ambientación y el arte de la cinta tienen algo casero y reconfortante, muy de los Warren, que sí, da miedo, pero también me da ganas de estar en esa casa encantada con ellos buscando espíritus.

- Dan Da Dan -
Para leer, la mejor elección es Shirley Jackson. Hangsaman o Siempre hemos vivido en el castillo (ambos editados por Minúscula) son muy de otoño, con porcelana, colegios mayores y conjuros caseros. Pero cualquiera de sus relatos vale. También tenemos el anime Dan Da Dan: no hay nada más otoñal que ver a chavales con uniforme de instituto cargándose a alienígenas y monstruos. Lo mejor para volver del verano.
Otra posibilidad es una partida larga de Los Sims en la expansión Cottage Living, para cultivar calabazas, tejer jerséis y hablar con los zorros del bosque. Y como banda sonora, la de Prácticamente Magia. La película es maravillosa, pero es que en la banda sonora te encuentras a Stevie Nicks o Marvin Gaye. Perfecta para ir a trabajar las primeras semanas o empezar esa libreta que te compraste en agosto para estrenar en septiembre”.

- Practicamente magia -
Sonia Rayos, arquitecta, bailarina y escritora
“El otoño es tiempo de duelo y transformación. El año del pensamiento mágico, de Joan Didion (Random House), encarna esa fragilidad entre lo que se pierde y lo que se reconstruye. Del mismo modo, la pieza Café Müller, de Pina Bausch, es pura época de tránsito: cuerpos que tropiezan, se sostienen, caen y vuelven a levantarse. También conectan con la temporalidad otoñal la repetición y el desgaste del gesto que observamos en la obra Rosas danst Rosas, de Anne Teresa De Keersmaeker. En cuanto a producción musical, Five Leaves Left, de Nick Drake, es un disco entero que parece grabado bajo un cielo encapotado. También pienso en la obra de David de las Heras, con sus colores cálidos; creo que tiene un imaginario muy ligado al otoño.
Pocas arquitecturas condensan mejor el otoño que una biblioteca pública: el silencio, la luz que entra tamizada por las ventanas, el olor de los libros y la posibilidad de refugiarse entre páginas mientras afuera cambia la estación.
El otoño es empezar de cero, un reset, un reinicio, pero también recogimiento. Estas creaciones, desde la intimidad silenciosa de una biblioteca hasta la voz quebrada de Nick Drake, dibujan un refugio para habitar el otoño. Espacios, libros, imágenes, cuerpos y músicas que nos recuerdan que estos meses son un umbral donde lo cotidiano se vuelve más frágil e intenso”.
Tania López García, crítica cultural
“En otoño revisito algunos títulos. Uno de ellos es el poemario Felicity, de Mary Oliver (Valparaíso Ediciones). Su escritura me resulta muy otoñal: tiene esa vertiente preciosista, como la luz de esta estación, clara y a la vez dorada. La belleza de sus versos y su personalidad independiente la convierten en una de mis autoras favoritas para estos meses. Siempre regreso a ella.
También me gusta leer a Adelaida García Morales. En ella hay algo otoñal, pero con un matiz más cercano al invierno. De sus libros, el que más relaciono con esta temporada, y que revisito con frecuencia, es El silencio de las sirenas (Anagrama). No es de los más famosos, pero me atrae la atmósfera que recrea: una profesora que viaja a las Alpujarras, con ese aire entre misterioso y asfixiante de algunos pueblos. Esa calma que no es quietud total, porque aún late la vida, encaja muy bien con este fragmento del año.
Tengo otra propuesta menos ortodoxa, vinculada a cómo el propio otoño está cambiando: en los últimos años, se ha ido retrasando el frío. Eso me recuerda a El graduado, película que solía asociar al verano y que ahora, curiosamente, conecto más con el otoño. La luz de sus escenas finales, esa claridad un poco incierta, resulta similar a la que tenemos ahora; ese momento en que la naturaleza empieza a prepararse para el invierno. Todo parece decaer, pero en realidad se trata de un tránsito. El otoño es esa tierra de nadie, un tiempo intermedio de incertidumbre. Y esa sensación es también la que me transmite el desenlace de la película”.

- Gilmore Girls -
Mònica Llop, directora creativa i periodista
“No hi ha millor escenari de tardor que el de Gilmore Girls. Fins i tot en 2025 no em canso mai de les atmosferes i els carrers de Stars Hollow. El cafè etern i els diàlegs són una mena de tardor infinita. Sense entrar a discutir que mare i filla sobrevisquen sols amb cafeïna i pastes, la sèrie continua sent un refugi amable. També és sempre un bon moment per a tornar a veure Six Feet Under. L’any passat, després de faltar mon pare, la vaig revisitar i em va servir per a fer el trànsit d’acomiadar-me de l’estiu i, alhora, d’ell.
D’altra banda, està bé allargar l’estiu tant com pugues. Setembre és, de fet, el mes en què més gaudisc per a nadar al riu, anar a la muntanya i fer rutes per la Vall Farta o la Canal de Navarrés. Moments Die, de Joe Goddard, seria la banda sonora d’este temps estrany en què la calor que no se’n vol anar i la frescor va i ve. La cançó em transmet exactament eixa barreja de melancolia i la promesa d’una frescor que no arriba.
El vertader inici de l’any per a mi és el 23 de setembre. És el moment de soltar i agafar-se a noves energies. La vita nuova, de Christine and The Queens, és un tema i un disc que sap fer conviure la fragilitat i la força. La cançó People, I’ve Been Sad, que l’obre, és brisa fresca. I, ja que la tardor és temps de promeses, la meua és acabar El temps de la promesa, de Marina Garcés (Anagrama), i, de pas, tots aquells llibres que es queden a mig camí a la tauleta de nit”.
Víctor Benavides Escrivà, poeta y gestor cultural
“Frente al otoño que se disuelve en un verano interminable, el IX Cicle d’Escèniques Cuir (¡que acaba el 28 de septiembre!) abre refugios colectivos, donde el calor se sustituye por la vibración del encuentro y el roce de las preguntas incómodas. La sala Carme Teatre propone piezas escénicas que funcionan como rituales, como intensidades que transforman la manera de estar en comunidad. Siento que la escena independiente valenciana encuentra allí un espacio de exploración radical sobre cuerpo, identidad y memoria. Una cita imprescindible para pensar otros futuros”.
Esther López Barceló, escritora e historiadora
“El otoño más que una estación se ha convertido, por nuestra culpa, en una aspiración. Aspiro a vivir en un estado otoñal permanente. Al pensar en ficciones para escapar, quería huir desde el principio de una película (y su BSO) demasiado cursi y que, gracias al feminismo, ha envejecido mal. Sin embargo, he decidido no autocensurarme, porque forma parte de mi educación sentimental: Otoño en Nueva York. Hay escenas preciosas cargadas de hojas amarillas y canciones imprescindibles como Autumn in New York, en la voz de Ella Fitzgerald. Por otro lado, el libro de este otoño es Mañana matarán a Daniel, de Aroa Moreno (Random House). Una obra que navega entre el pasado y presente para acabar llevándonos de la mano al lugar en que tuvieron lugar los últimos fusilamientos del franquismo, el 27 de septiembre de 1975. Salió el 10 de septiembre a la venta, tuve el honor de leerlo cuando aún era manuscrito y doy fe de que es una maravilla.
Una serie otoñal imprescindible es Endeavour: los tonos marrones y ocres del vestuario del inspector protagonista me transportan a esa estación. Otra es Shetland, donde parece que siempre llueva y haga viento, pero te entran ganas de irte a vivir allí en alguna casa envuelta por la bruma y dedicarte a investigar crímenes”.
María García Cabrera, librera en Nöstlinger
“Soy equipo fresquito y el otoño es mi época preferida: hojas, lluvia, chaquetita, té calentito… Para describirla, no hay mejor canción que Balada de otoño, de Joan Manuel Serrat. Ese piano, esa letra… melancolía otoñal para tus oídos. Y si juntamos otoño, amor y melancolía, aparecen el temón hecho por The Anxiety, Willow y Tyler Cole en Meet Me at Our Spot. También hay un grupo que para mí es la banda sonora perfecta para escuchar en el coche durante estos meses: Mumford and Sons, imagino que por las escapadas a la montaña con mis amigas en las que siempre suenan. Si tuviese que elegir una canción, podría ser Tompkins Square Park, porque pienso en encontrarme con un amor en esta mítica plaza de Nueva York. Además, la letra y la música son pura melancolía, un sentimiento que relaciono con esta temporada.
En cuanto a lecturas, dentro del género Dark Academia, un clásico es El secreto, de Donna Tartt (Lumen), que trata sobre un grupo de estudiantes en un college con, efectivamente, un secreto. Un título perfecto para maridar con una infusión bajo la manta. Por otro lado, ¿hay algo más apetitoso para un día otoñal que una sopa? ¿Hay una sopa oriental más apetitosa que el ramen? Con El arte del ramen. 80 boles y caldos sencillos, de Makiko Sano (Cinco Tintas), podrás disfrutar de este delicioso manjar. Como bestias, de Violaine Bérot (Las afueras), no transcurre en una estación concreta, pero cuando lo leí, en mi imaginación era otoño. Es un libro ma-ra-vi-llo-so, un thriller gustoso que devoras en una hora. Mención especial merece la serie de libros de intriga Cozy Mystery, de la editorial Alma.
Por otra parte, me pirra el hiperrealismo y lo que hace Pepe Baena me hipnotiza. Tiene una serie que son meriendas que asocio al otoño, a llegar del colegio y ponerte a ver tu serie preferida con un colacao y unas galletas de dinosaurio. Una recomendación enlazada que me viene al pelo es el maravilloso libro Un momento de ternura y piedad, de Irene Cuevas (Reservoir Books), en el que utilizan una de sus pinturas de merienda para la portada”.

- Irene Cuevas
- Foto: ISABEL WAGEMANN -