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Los días más cotizados son del 15 al 19 de marzo, que pueden llegar a los 3.000 euros

Nueva normalidad por 2.000 euros: así se mueve el mercado de los balcones para mascletàs

13/02/2022 - 

VALÈNCIA. Si la covid-19 lo permite, las Fallas de 2022 serán la primera gran fiesta nacional que se celebrará con relativa normalidad después de los dos largos años de restricciones y prohibiciones. Se empieza a respirar el ambiente fallero en la ciudad de València y, a la espera de conocer con exactitud cuáles serán las medidas que regirán el desarrollo de los eventos más multitudinarios, una cosa sí que está clara: todo el mundo calienta motores, con la esperanza de que este mes de marzo se mantenga lo más parecido posible a aquellos que se sucedieron antes del estallido de la pandemia.

Y precisamente, uno de los negocios más emergentes de las Fallas previas a la covid-19 era el alquiler de espacios en la Plaza del Ayuntamiento, con opciones para ver las mascletàs pero también otros eventos como por ejemplo la cremà de los monumentos municipales. Un mercado que año tras año alcanzaba mayor índice de popularidad y, en consecuencia, afinaba tanto los precios como los servicios incluidos. Así, poco a poco, los balcones dejaron de ser únicamente balcones para convertirse también en cáterins, servicios de bebida e, incluso en los casos más extremos, fiestas con música incluida.

En estas primeras Fallas postpandemia, los días más intensos de la celebración, del 15 al 19 de marzo, son también los más cotizados en cuanto a precios: el importe más común es de unos 80 euros por persona, aunque en algunos casos se puede disparar hasta superar los 120. Y esto es así independientemente de que la reserva se haga de manera individual o a espacio completo. En este sentido, y por lo que respecta a los espacios completos, los precios dependen mucho del aforo máximo y también de los servicios que vayan a acompañar a la pólvora, aunque la horquilla que más se repite es la de los 1.400 a los 2.000 euros para grupos de entre 10 y 20 personas

Los precios, en algunos casos, pueden bajar sensiblemente durante los días de entre semana del 1 al 14 de marzo, aunque por norma general se mantienen en más de 50 euros por entrada individual y superando el límite de los 1.000 euros en el caso de los grupos cerrados. Por lo que respecta a los extremos, en la parte más baja de la tabla se puede reservar un balcón con entrada simple -sin servicios complementarios- por 45 euros al visitante, mientras que en los topes más exclusivos se avistan espacios a 3.000 euros para 20 personas

Sea como sea, las páginas de alquiler de balcones y espacios singulares ya están en marcha para estas primeras Fallas posteriores a la pandemia. Y, de hecho, ya son muchas las que cuelgan el cartel de completo en las fechas más señaladas de la celebración -a partir del día 15- incluso a pesar de que todavía queda un mes para que esto suceda. Además, cabe recordar que hasta hace no mucho el fantasma de las restricciones todavía acechaba en el aire, con la variante ómicron dando galopante sus últimos coletazos. Ahora mismo, la situación parece más controlada y todo apunta a que los eventos de la pólvora se podrán celebrar con relativa normalidad, pero ni siquiera el 'sí' es aún explícito y definitivo. 

Y a este respecto, llama la atención que la inmensa mayoría de las páginas destinadas a alquilar espacios no ofrecen información directa sobre cómo se gestionaría una posible cancelación de la mascletà, teniendo en cuenta que el pago se hace por adelantado. En este sentido, ofrecen datos muy variados sobre los diferentes tipos de cáterin o eventos que se pueden contratar, así como una larga lista de servicios complementarios. Sin embargo, es poco común que expliquen de buenas a primeras qué pasa si la covid-19 obliga a cortar del calendario los eventos multitudinarios. 

Así, ponen a disposición del cliente la posibilidad de contactar para preguntar "dudas" al respecto de la reserva. Por su parte, las páginas que sí que hacen referencia a la covid-19 toman líneas bastante variadas: algunas de ellas aclaran que el dinero no es reembolsable salvo que un motivo "de fuerza mayor" obligue a cancelar la mascletà. Sin embargo, también hay otras que ponen el valor del evento por encima de la pirotecnia. Es decir, no devuelven la cantidad porque el evento contratado se celebrará igualmente, haya o no disparo. 

Finalmente, tal y como era de esperar, las entradas individuales están orientadas a un perfil particular: el de las personas interesadas a título personal en las Fallas, ya sean autóctonos o forasteros. Sin embargo, los espacios reservados por completo encuentran su mejor 'target' en los eventos empresariales, tal y como se puede observar en la publicidad y servicios que ofrecen las páginas web. 

"En principio", habrá mascletàs

Tanto el Ayuntamiento de València como el mundo fallero se encuentran ahora mismo en vilo por saber cómo serán las celebraciones. El consistorio, por el momento, trabaja en unas "Fallas de máximos". Es decir, está contratando y preparándolo todo como si fuera un mes de marzo normal y corriente, similar a aquellos que tuvieron lugar antes del año negro 2020. Aunque todo ello dependerá de las instrucciones que transmita la Generalitat Valenciana, previsiblemente este próximo lunes. 

Pero, aunque todavía no hay un pronunciamiento definitivo y oficial, sí que se han colado algunas declaraciones "esperanzadoras" por parte del president Ximo Puig. Así, si la cosa no cambia en exceso de aquí al primero de marzo "la intención" es que haya mascletàs. Ahora bien, seguramente con la obligatoriedad de la mascarilla independientemente de que esta se haya levantado ya o no en el resto de los espacios exteriores.

Por su parte, también hubo cierta expectación sobre la posibilidad de instaurar aforos en la Plaza del Ayuntamiento. Una idea que, sin embargo, no parece que tenga enteros para salir adelante. Y es que, desde la concejalía de Seguridad Ciudadana que dirige Aarón Cano ya expresaron algunas reticencias sobre la utilidad que podría tener este operativo. Por un lado, debido a las dificultades logísticas que acarrearía para el cuerpo de la Policía Local. Y, por el otro, por el alcance de la propia mascletà, que es visible mucho más allá de su entorno y, por ende, podría congregar aglomeraciones igualmente en las calles colindantes. 

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