VALÈNCIA. (EFE) Los valencianos han estrenado nuevos hábitos este jueves, primer día de cierre de la hostelería y de los centros deportivos en la Comunitat Valenciana: el café para llevar -de casa o de los bares que aguantan con este servicio- y entrenes al aire libre o, como en el confinamiento, virtuales en el salón.
Persianas de bares y restaurantes bajadas, terrazas sin montar y calles más vacías de lo habitual son la imagen del primero de los catorce días del cierre establecido por la Generalitat de la hostelería -menos el servicio de recogida o envío a domicilio- y de los centros deportivos, incluidos clubes, gimnasios o centros de yoga, para intentar frenar el avance del coronavirus.
Hay locales que han optado por ofrecer el servicio de recogida o entrega a domicilio, y así lo han difundido en sus redes sociales o con carteles en la fachada, en los que anuncian que cierran "la persiana pero no la cocina" y que siguen "en pie" y hacen comida para llevar "con el mismo cariño y dedicación de siempre".
En los alrededores de estos establecimientos, a los que no se puede entrar, solo pedir en la puerta o en la ventana, se ha podido ver a gente con el vaso de café o de zumo para llevar, y con una pieza de bollería o un bocadillo, buscando un sol que ha traído esta jornada temperaturas muy cálidas, ideales para desayunar o almorzar en una terraza, e incluso hay quien ha salido al balcón de casa a tomarse el café.
Toni, camarero de una céntrica heladería de València, ha explicado a EFE que a la gente le gusta sentarse a disfrutar del café y la tostada, no tomárselo de pie, como le han indicado algunos de sus clientes que han pasado por allí, y de hecho en las primeras horas de apertura ha servido muy pocos cafés para llevar.
Otros bares y cafeterías han optado directamente por no subir la persiana, ya que afirman que no les compensa en los gastos que tienen el que la gente pase a llevarse un café o un bocadillo, algo que puede hacer "un día, por ayudar, pero el resto se lo llevará de casa".
Así lo indica a EFE la responsable de un bar abierto desde 1979 especializado en almuerzos populares, que ayer sirvió 160 bocadillos y hoy, mientras acaba de recoger el local donde las sillas de la terraza permanecen apiladas, piensa en qué hacer con los dos sacos de patatas y las docenas de huevos que compró justo antes de que se anunciaran las nuevas restricciones y que no puede congelar.
Hay locales que han colocado el cartel de "cerrado temporalmente", sin añadir más explicaciones, y otros que simplemente siguen con la persiana bajada, aunque quedan los optimistas, como el bar que en la pizarra del menú ha escrito "We shall never surrender" (nunca nos rendiremos) y en sus redes sociales afirma: "Cuidaos, de la salud de todos depende nuestra supervivencia cuando volvamos".
El cierre de las instalaciones y centros deportivos ha llevado a la gente a correr por la calle o por lugares como el antiguo cauce del río Turia, y a algunos de estos establecimientos a ofrecer entrenes al aire libre o, como en el confinamiento, clases en línea para no se deje de practicar.
Es el caso de Sanus Vitae, un club de atletismo con unos 250 socios que esta tarde inicia su primer directo en instagram abierto a todo el público, que se repetirá los jueves, y además ha puesto en marcha un plataforma para quien se quiera suscribir a entrenamientos diarios en línea, o entrenar con ellos al aire libre.
"Vuelve el machacasaurio" es el aviso con el que el director de Sanus Vitae, Rubén Gadea, ha anunciado el regreso de los entrenes virtuales abiertos, que en el confinamiento se quedaron con este nombre debido a que el último minuto era "muy intenso". "La gente ha avisado a personas de otras ciudades para que lo vean, estoy hasta nervioso", indica a EFE Gadea, quien recuerda que entonces se conectaban casi mil personas al día.
El responsable de la escuela de yoga "Yoyoga", Antonio Escorihuela, también retoma hoy las clases en línea: ofreció 64 durante en el confinamiento, que se pueden ver en su canal de Youtube, y hoy vuelve con la 65, con la tranquilidad de que la parte audiovisual ya se la conoce y de que sus 80 alumnos "agradecen muchísimo" seguir practicando.
Y mientras la hostelería y los centros deportivos han vivido su primer día cerrados, el resto de comercios no esenciales se preparan para la primera jornada en la que tienen que cerrar a las 18 horas, con carteles en los que anuncian los "horarios especiales" -los hay que han optado por no cerrar a mediodía, o abrir antes por la tarde-, a los que hay quienes añaden la coletilla "hasta nuevos cambios".
Muchos de estos establecimientos agradecen el apoyo recibido hasta ahora en sus redes sociales, e incluso con carteles en el escaparate, como el de una tienda que aplaude la "confianza, lealtad y cariño" de sus clientes.