Así, lo ha anunciado este miércoles la consellera de Justicia e Interior, Elisa Núñez, en la visita a estas obras acompañada por la presidenta del TSJCV, Pilar de la Oliva, y la directora general de Justicia, Cristina Gil.
Al respecto, ha resaltado que este proyecto "supone la mayor inversión en la construcción de nuevas sedes judiciales de provincia de Valencia, con 25,5 millones, y el 10 por ciento del presupuesto para nuevas sedes". En concreto, para 2024 se contempla una inversión de 14,64 millones y para 2025, de otros 13,3 millones.
En este sentido, ha resaltado que el proyecto de rehabilitación integral del Palacio de Justicia, y anterior Real Casa de la Aduana de València, "no solo permitirá modernizar y conservar un edificio histórico, sino que además permitirá disponer de un edificio moderno y funcional, adecuado a las necesidades del Alto Tribunal, teniendo en cuenta, además, que cada día trabajarán más de medio millar de personas, entre ellas, toda la cúpula del poder judicial en la Comunitat Valenciana".
Por ello, ha recalcado que el proyecto "ha tenido en cuenta las solicitudes y sugerencias de los jueces y fiscales que desempeñan ahí su labor" porque "la finalidad es que esta sea una rehabilitación duradera atendiendo a las necesidades reales de los que allí trabajan".
El Palacio de Justicia fue en su origen la Real Casa de la Aduana de València. Es un edificio de cerca de 265 años de antigüedad. Ha servido, -además de para lo que fue concebido en tiempos de Carlos III- como fábrica de Tabacos desde 1828 y, desde hace más de un siglo (1914), como Palacio de Justicia. Está catalogado como Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural según la legislación autonómica.
El proyecto de rehabilitación apuesta por recuperar el volumen original del Palacio eliminando elementos añadidos desde hace años que son impropios y no tienen valor histórico, ni arquitectónico ni funcional, revalorizar los elementos patrimoniales más importantes, además de solucionar los problemas estructurales causados por la humedad que ha afectado, sobre todo, a las vigas de madera y también de instalaciones de suministro de energía, agua y climatización.
El TSJCV se trasladó en 2019 de forma provisional a otro edificio en la calle Historiador Chabás de Valencia, para poder ejecutar estas obras de rehabilitación sin afectar a la actividad del Alto Tribunal.
En estos momentos se está actuando en tres frentes: reintegrando la cubierta original del edificio, mediante la eliminación de los añadidos impropios de la década de los 60 y la recuperación de la conformación original; restaurando la estructura del muro original, cerrando los huecos abiertos durante la vida del edificio. También se ha iniciado la restauración de las fachadas, con la limpieza y eliminación de costra negra y suciedad para la posterior reintegración de los fingidos.
Además, se han desmontado todos los revestimientos interiores, pavimentos y falsos techos del edificio, procediéndose a la consolidación estructural de los muros de carga y forjados del mismo.
Huellas dejadas por la fábrica de tabacos
Al respecto, el subdirector general de Infraestructuras Judiciales, José Ignacio Casar, ha apuntado "la sorpresa" que deparó la excavación arqueológica del subsuelo de planta baja --que permite actuar en la cimentación, crear una cámara sanitaria e integrar las instalaciones de esta planta-- al sacar a la luz importantes vestigios asociados a su uso como fábrica de tabaco.
Así, se ha referido a "las huellas" que dejaron en el edificio "las grandes máquinas para picar y lavar el tabaco" en la planta baja, de las que no se tenía constancia, mientras que las plantas superiores se dedicaban a la producción de puros.
"Hay una gran galería vinculada a un proceso de industrialización, un gran eje de suministro de energía, con unos restos que todavía no se han encontrado de una gran máquina de vapor para producir la energía y eso es lo que ha constituido un verdadero descubrimiento porque no se tenía constancia de esa presencia", ha señalado. Asimismo, ha aflorado una superficie considerable de pavimento de grandes losas, relacionado con la construcción original del edificio como aduana.
La eficiencia energética se integrará a través de energía geotérmica (esta energía se recoge mediante bombas de calor de agua y tiene una potencia frigorífica de 494 kW) y además se mejorarán los sistemas pasivos (al ser un edificio histórico no se pueden instalar placas fotovoltaicas en el techo).
La sede del TSJCV será el primer edificio de la Generalitat rehabilitado, eficiente y sostenible gracias a la energía procedente del subsuelo.