Tras dos años al frente del Teatro El Musical (TEM), recibió el encargo de reflotar La Mutant. Lejos de asustarse lo vio como una sorpresa «positiva». Lo suyo son los retos
VALÈNCIA.- Gaditana de nacimiento, valenciana y cabanyalera por adopción desde hace cinco años, Olga Álvarez ha asumido la dirección de La Mutant (Las Naves) tras dos años y medio en el TEM.
— ¿Qué hace una gaditana como tú en València?
—Vengo de Barcelona, donde estudié, y allí comencé a trabajar en una compañía de danza. Pero un día me cansé del estrés y vi que necesitaba algo más pequeño, y como València era una ciudad que desconocía, decidí probar y ver cómo estaba la ciudad a nivel escénico. Me puse a colaborar con una compañía de proyectos culturales, colaboré tres años con Russafa Escènica, La Cabina... y luego mandé mi currículum al TEM y me cogieron. Y hasta ahora.
— Parece increíble pero La Mutant ha vuelto a abrir. ¿Qué tal estas primeras semanas?
— ¡Sí, lo hemos conseguido! [bromea]. Al igual que se recuperó el Musical ahora hemos recuperado La Mutant. La verdad es que estas semanas han sido un éxito. Empezamos en abril con espectáculos de Cortorsions y tuvimos muy buena acogida, sobre todo la propuesta de Carlo Stellato, y sold out total con Leo Bassi, a quien tenía muchas ganas de traer, en el que repasa sus 40 años de relación con el circo. Luego vino Cabo San Roque, una pareja de músicos de Barcelona que se denominan ‘coleccionistas de sonidos’ y que crean con todo tipo de artilugios. Hicieron una instalación sonora con concierto, en el que también participó el valenciano Truna, y el público sobre el escenario. Vinieron padres con niños y luego hubo un coloquio. Muy buen feedback. También estuvo Malpelo, una compañía de danza que tiene más de 30 años y que también tuvo muy buena acogida de público. Un buen comienzo, sin duda.
* Lea el artículo completo en el número de mayo de la revista Plaza