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tribuna libre / OPINIÓN

Opendata y sus beneficios como parte de la transformación digital que vivimos

28/03/2021 - 

El Opendata o Datos Abiertos ya forma parte de nuestras vidas y está permitiendo beneficiarnos de numerosos servicios. Lo usamos cuando miramos la predicción meteorológica o pedimos al smartphone que nos muestre un mapa con imágenes de satélite, la mejor ruta o combinación de medios de transporte para llegar a nuestro destino. Estamos ante una palanca más de la transformación digital que contribuye al desarrollo de ciudades inteligentes, y que consiste en ofrecer datos que organismos públicos o privados crean o gestionan -permitiendo su reutilización- para que, bien solos, o combinados con otros datos, puedan ser tratados y convertidos en información que llegue en forma de servicio a quien pueda interesarle.

El término open, evidencia el necesario enfoque de apertura que requiere su implantación, entendida como algo distinto a lo que tendemos a hacer con la información, que no es compartirla desinteresadamente, sino consumirla para nuestro propio interés, bien sea como ciudadanía o como empresa. Así, el concepto esconde oportunidades como generar valor a la sociedad con nuevos servicios, al poner a disposición datos que hasta ahora no lo estaban, propiciar nuevos modelos de negocio o ayudar a canalizar la información para facilitar la transparencia.

Las herramientas basadas en almacenamiento y análisis de datos no son nuevas para la industria del agua. En Facsa llevamos muchos años gestionando datos de enorme diversidad y cantidad, y a la vez de gran potencial para el opendata, que ponemos a disposición de las administraciones públicas para las que trabajamos. Por ejemplo, parámetros de calidad, consumo de agua, consumo de energía de las instalaciones, datos instantáneos de control de procesos, en fin, datos cuya gestión adecuada nos hacen ser más eficientes, pero también datos susceptibles de que, a criterio de la administración pública que nos contrata, puede tratar y ofrecer como opendata.

Son ejemplo de actualidad y aportación de valor los procesos analíticos realizados en la gestión de la covid, donde la combinación de datos de movilidad de las personas con datos sanitarios epidemiológicos aportan un valor diferencial a la gestión de las políticas de contención del virus. Desde nuestra experiencia, en Facsa hemos combinado parte de esos datos con datos de presencia de virus en las aguas residuales para ofrecer a las administraciones públicas el servicio Covidwater, permitiéndoles así disponer de información complementaria a las cifras de contagios, que está ayudando a conocer mejor lo que ocurre en su ámbito geográfico de actuación y definir mejores políticas de contención del virus.

Jorge Fuentes. Foto: FACSA

El "cómo" y el "cuántos" también son relevantes. Para ofrecer opendata con eficiencia, debemos focalizar el esfuerzo pensando en el beneficio potencial de los datos y su reutilización, ofrecerlos bien estructurados, en formatos que permitan su consumo masivo y reiterado, incluso en formatos que permitan la automatización de su consulta desde aplicaciones en tiempo real.

Sin duda, además de la voluntad, como primer paso para impulsar el opendata, el grado de madurez de los sistemas de información de quien los genera también es clave. Cuanto más ordenados y mejor comunicados estén nuestros orígenes de datos, más capaces seremos de ofrecerlos en mejores condiciones. De igual forma la "limpieza" o calidad de los datos es importante. Un conjunto de datos donde un pequeño porcentaje de estos incluya errores, puede dar al traste con su utilidad. Esta calidad es especialmente relevante en entornos donde se generan grandes volúmenes de datos, como los entornos industriales, que pueden recoger datos de sensores cada pocos segundos, acumulando millones de datos.

Otro aspecto que requiere atención es la confidencialidad, y por ello debemos gestionarla de forma escrupulosa cuando “hacemos opendata”. Cualquier proceso de tratamiento de datos debe dar garantía de protección de los datos personales. No solo es un requisito legal, sino que está en juego la confianza de la ciudadanía y su predisposición a ofrecer sus datos. En este sentido, es obligación de todos los que producimos y consumimos datos abiertos divulgar los beneficios que estos nos aportan y dar clara visibilidad de cómo el tratamiento anónimo o agregado protege por encima de todo nuestros derechos como ciudadanos.

Por último, cabe recordar que todo esfuerzo tiene un coste, en este caso, el necesario para disponer de infraestructuras (servidores de datos y software) y conocimiento y experiencia apropiados. En este punto, la colaboración publico privada es una fórmula excelente que puede permitir por un lado dirigir el foco a los datos que la administración pública decida adecuados, y por otro aprovechar el know-how de las aquellas empresas que por su actividad dispongan no solo de los datos adecuados, sino del conocimiento necesario para prepararlos en condiciones para ofrecerlos como datos abiertos.

Parece pues indudable que no podemos dejar de aprovechar esta oportunidad, y por tanto fomentar y colaborar con iniciativas opendata, cada uno en nuestro rol, ya seamos empresa o administración pública, para así ayudar en su crecimiento. Ayudemos a que el opendata avance y sus beneficios se maximicen. Incorporemos a nuestra cultura en cada organización tanto la voluntad de compartir nuestros datos como la voluntad de reutilizar lo que otros nos puedan ofrecer, entendiendo así que el beneficio es mutuo.

Jorge Fuentes es director de Tecnologías de la Información y Sistemas de Operación de Facsa

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