El fiscal anuncia una modificación de la petición de penas pero no informa en qué sentido lo hará.
VALÈNCIA. En la antepenúltima jornada del juicio del caso Palau, que juzga el presunto saqueo del coliseo valenciano, ha sido el turno para de Joaquín Maldonado y Pablo Broseta. En el banquillo se sientan el exdirector financiero de Patrocini Ernesto Moreno; el presidente del consejo de administración de Patrocini —empresa vinculada al Palau y dedicada a captar patrocinadores—, José Antonio Noguera Puchol; el ex consejero delegado de esta firma Joaquín Maldonado, y el administrador de la sociedad Radcliffe —mercantil que actuaba de intermediaria en las contrataciones—, Pablo Broseta, quien aseveró que los precios que cobró vinieron supeditados a que les impusieron las condiciones de trabajo.
Como sorpresa del día, el fiscal del caso Ricardo Olivares ha anunciado que modificará sus conclusiones y, por tanto, las peticiones de pena para los procesados. El magistrado presidente le he preguntado por los cambios que piensa realizar, a lo que Olivares ha respondido que no podía decirlo todavía. Fuentes judiciales consultadas por Valencia Plaza vaticinan que esos cambios probablemente signifiquen una reducción en la petición de las penas. Hasta ahora, el Ministerio Público solicitaba ocho años de cárcel para Moreno y siete para el resto de procesados.
El primero en declarar ha sido Maldonado quien ha explicado que entró a formar parte de Patrocini porque es abonado a la ópera desde el primer año, y tenía los abonos muy cerca de Noguera Puchol, "coincidíamos siempre". En 2007 le llamó Noguera para comentarle un proyecto. "Me trasladó el proyecto que le habían trasladado a él desde la Fundación del Palau de un grupo de empresarios con capacidad económica y contactos para atraer patrocinios para el Palau" ha aseverado Maldonado.
A su juicio, lo que le ofrecía Noguera "era un proyecto realmente apasionante, era un tema de valencianía. Fui a hablar con determinadas personas para explicárselo, hablé con Boluda, con Mercadona, Fernando Villalonga del despacho de Calatrava, con Carpi y todos ellos acogieron la idea de una forma muy positiva, incluso algunos querían participar".
La declaración de Joaquín Maldonado ha sido la más 'light' de todas las realizadas hasta el momento. En cuanto al tipo de contrato que se firmó para la creación de Patrocini afirma que "nunca me dijeron que era necesario un expediente de contratación, supe de la nota de Vicente Garrido mucho después, sobre diciembre". Y ha añadido que durante ese tiempo seguía hablando con estas personas y les decía que era un tema de ayuda al Palau, que era "aportar dinero que no se recuperaría, que se aportaba tiempo. No era una cuestión comercial".
Del hecho que Palau de Les Arts rescindiera el primer contrato con Patrocini, Maldonado ha dicho que, "no nos dieron ninguna explicación razonable para rescindir el primer contrato. Tuve varias reuniones con Noguera en la conselleria, nos dimos cuenta de que querían rescindir el contrato, y dijimos que no íbamos a poner problemas. Vinimos porque nos llamaron y lo hicimos de la mejor manera que podíamos. Se firmó otro contrato. La mejor manera de ayudar al Palau era centrarse en Viva Europa".
Según su versión, el contrato de Viva Europa se lo dieron a Noguera desde la Conselleria de Cultura, "sabíamos los gastos corrientes, las horas que dedicamos y pedimos presupuestos para terceros". Costó 300.000 que nos dio el Palau para los gastos entre 2008 y 2011. Preguntado por cuánto costó, el procesado contestó que "habría que ver las cuentas para saber el coste total, y que en la primera edición estaba previsto cobrar un pequeño canon a las ciudades, pero inmediatamente se desechó porque nos los dijo el secretario autonómico".
De los patrocinadores, ha explicado que había impagos de patrocinios cuando lo llevaba la Fundación del Palau. "Hicimos labores de cobro, pero no funcionó. De 26 patrocinadores. 6 anunciaron antes de entrar nosotros que no iban a continuar por motivos económicos. Nosotros empezamos con 20 patrocinadores. Es cierto que tuvimos una baja de la que podríamos ser responsables. Nosotros incorporamos a dos patrocinadores y conseguimos que otros tres firmasen patrocinios para el Festival del Mediterráneo".
Tras Joaquín Maldonado fue el turno del excónsul de Francia Pablo Broseta, gerente de Radcliffe, empresa que presuntamente cobró por encima del precio de mercado varios trabajo de imprenta que realizó para el Palau.
Preguntado por el fiscal sobre porqué subcontrató la impresión de los trabajos, Broseta ha explicado que ninguna agencia de publicidad genera volumen para tener una imprenta en propiedad porque el volumen de trabajo no lo justifica. Y en cuanto a las adjudicaciones ha dicho "nos presentamos a seis lotes de los que nos adjudicaron dos, es muy habitual presentarse a varios para que te adjudiquen alguno".
El excónsul ha declarado que "se plantearon unas condiciones, sobre todo desde dramaturgia, que me sorprendieron sobremanera, me cita Colinas y acudo con un responsable de administración. Estaba Colinas, Justo Romero, Moreno y dos personas de la Imprenta. Romero nos dice que no conocía el concurso, que no estaba de acuerdo pero que quería que trabajáramos con una imprenta de su absoluta confianza. Manifesté que como todas las agencias subcontrata la impresión y que conocía a la Imprenta. Los plazos era complejo de respetar. No tenía problema siempre y cuando los precios nos permitiesen tener beneficios".
Romero exigió que quería que maquetara la Imprenta aunque ellos tenían maquetadores. Y ha explicado que "en aquella reunión el señor Moreno puso como condición que la Imprenta y Belén Payá ajustara los precios y el Palau recibiera el producto a precio de mercado. La imprenta lo respetó y Belén Payá no. Se nos impusieron las condiciones de trabajo".
Llegado el momento de explicar los elevados precios de Radcliffe, Pablo Broseta ha argumentado que Moreno "me llamó y me dijo que el trofeo de la F1 era el Palau y que había que hacer en plazos inasumibles tarjetas para repartir en la F1. Era un pedido muy específico, no era un trabajo sencillo y era agosto, cuando todas las imprentas están cerradas. Fue imposible localizar a nadie del equipo y contraté un diseñador freelance y me fui a buscar una imprenta. El siguiente paso coger las páginas amarillas de València y en la i de imprenta empezar a llamar. Encontré una imprenta en un publecito y el hombre me dijo que se iba a Dénia. Estaba apagando la luz. Le dije que hiciera ese trabajo, que era urgente, que si lo hacía le premiaría por ese esfuerzo y lo compensaría".
Y ha apostillado que, "el administrativo tampoco estaba e hice un presupuesto de máximos con la cifra que me pasó este profesional de la imprenta. En ese presupuesto de máximos cada tarjeta postal tenía un coste unitario de 8 céntimos de euro. Hice una aproximación de máximos para garantizar a mi cliente que no nos pillaríamos los dedos".
En cuanto a Colinas, autor de informe Diógenes y denunciante de la causa, Broseta ha declarado, "nunca tuve la información de que al señor colinas le parecieran caras. Si me lo hubiera dicho, hubiera ido a explicarselo. El presupuesto de agosto era un presupuesto de máximos. Un presupuesto evidentemente erróneo y equivocado. El segundo presupuesto tenía un margen del 15 %. Algo habitual. En otros facturas al Palau, según el fiscal, era mucho más elevado. Entiendo que cuando se prepara un presupuesto se tienen en cuenta muchos factores". Y ha apostillado que "los márgenes que dice la policía no son reales porque no cuentan otros trabajos realizados además de los de la Imprenta y Belén Payá".
Por último, ha afirmado que "Ratcliff no era un intermediario como se ha dicho, nuestro papel era evidente. Jamás Colinas dice si somos caros o no somos caros, hay diversos correos en los que nos felicita, y cuando le preguntamos qué está pasando nos dice que lo va a mirar y lo va a resolver, y no lo resolvió jamás"
"No se caracterizaban por ser buenos pagadores, como muchas administraciones públicas. Tardé año y medio o dos años en cobrar. Algunas facturas se fueron pagando por vergüenza torera, pero no el grueso", ha concluido.
Ha explicado que se firmó que el diez por ciento de los patrocinios serían para la empresa y que había unos objetivos, 20 millones en cuatro años. "Nosotros habíamos diseñado un esquema de patrocinio con un montón de patrocinadores cada uno con unas características. Eso requería medios mucho más potentes de los que había. Cualquier céntimo de euro que entrase en la compañía por cualquier concepto iba a ir destinado al Palau, como así fue", ha recalcado.
Y ha apostillado que el principal activo "éramos los seis socios y los seis consejeros. Todos estábamos totalmente implicados, todos contribuyeron con su esfuerzo y su dinero. Inicialmente se contrató una persona, Silvia Alonso. Es prima segunda de mi mujer, pero la relación es lejana".