VALÈNCIA. El registro del Catastro presenta, en algunas ocasiones, errores en las inscripciones de los inmuebles. El Ayuntamiento de València ha detectado que no son pocos los que no están correctamente inscritos en la base de datos catastral, que bien recoge información desactualizada o directamente errónea en cuanto a la actividad a la que se dedican los espacios o por su tamaño u otro tipo de características.
Es por ello que el Ayuntamiento ha suscrito con la Dirección General del Catastro un convenio de colaboración interadministrativa para que el consistorio tenga la capacidad de modificar directamente las inscripciones de todos los inmuebles sitos en el término municipal del Cap i Casal. Este martes, el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, y el concejal de Hacienda, Borja Sanjuán, dieron curso a la rúbrica del acuerdo con el Catastro, dependiente del Ministerio de Hacienda.
Entre las cláusulas que suele recoger el Catastro en este tipo de convenios -en los que la ausencia de València era una excepción entre las capitales de provincia-, se acostumbra a recoger que el Ayuntamiento tramitará "los expedientes de alteraciones de orden físico y económico" en inmuebles tanto urbanos como físicos. Esto es, que podrá grabar las modificaciones de datos "físicos, jurídicos y económicos en la base de datos catastral" porque tendrá acceso telemático a los sistemas informáticos del Catastro.
Pero esto no sólo faculta a la administración municipal a intervenir directamente en las inscripciones catastrales, sino que supondrá también unos ingresos con los que ahora no se contaba, dado que muchos inmuebles censados en la ciudad de València no se encuentran dados de alta de la manera adecuada o la información registrada no está actualizada. Esto hace que los propietarios, en muchos casos, estén pagando un IBI menor del que les correspondería si los errores catastrales estuvieran corregidos.
"Esto nos permite hacer alteraciones catastrales y, por tanto, trabajar sobre el padrón del IBI", explica el concejal de Hacienda, Borja Sanjuán. De esta manera, cuando el consistorio localice algún inmueble que ha sufrido alguna alteración sin que haya sido comunicada al Catastro, que no esté correctamente declarado en el registro o en una situación similar, el Ayuntamiento podrá subsanar las deficiencias registrales y cobrar así el IBI adecuado a la realidad. La concejalía de Hacienda ya ha constituido un equipo municipal de tres funcionarios con la finalidad, precisamente, de buscar, hallar y corregir estos desajustes.
Tratándose del Impuesto de Bienes Inmuebles, que es el gravamen que mayores ingresos reporta al Ayuntamiento -220 millones en 2020, el 25% de todos los ingresos consistoriales-, cualquier pequeño cambio como este puede suponer un considerable aumento en la entrada de dinero para las arcas municipales. Todo ello, claro está, sin tocar los impuestos a nivel general. Este era, precisamente, uno de los nueve frentes abiertos por el consistorio de la capital del Túria para recaudar más sin aumentar los gravámenes municipales.