VALÈNCIA. “No se puede clasificar”. Este es el mensaje que más repitieron ayer desde el Palau de Les Arts sobre La Damnation de Faust, obra de Hector Berlioz, una coproducción con el Teatro dell'Opera di Roma y el Teatro Regio di Torino que se podrá ver a partir del miércoles 20 de junio en el coliseo. La pieza es un híbrido sinfónico-teatral que supone un paso adelante en la transformación del modelo operístico, una obra que investiga un nuevo modelo dramático combinatorio entre lo concertístico y lo teatral, y propone, sobre un modelo sinfónico, ‘ballet’, arias, dúos y coros propios de la música escénica.
“No es una ópera ni una cantata, sino una partitura de instrumentación especial donde la música puede volar y dejar volar a la gente con su imaginación, donde conviven formas cultas, como la fuga, el doble coro y la estereofonía vocal con formas vulgares. Una locura aparente donde todo es lógico”, reflejó Roberto Abbado durante la presentación de la obra, montaje que ha sido distinguido por la crítica italiana como el mejor espectáculo de 2017 en los Premios Franco Abbiati, el segundo en la historia de Les Arts, tras el galardón en 2007 por Das Rheingold y Die Walküre. “Berlioz busca los extremos para conseguir su proyecto, retratar la trayectoria de Fausto, donde sus penas son las del propio compositor en una obra de sentido psicológico y biográfico muy importante”, recalcó Abbado.
La damnation de Faust es una "leyenda dramática" en cuatro partes que cuenta capítulos de la vida del mito de Faust, con una producción simbólica, a través de un escenario blanco que representa el laboratorio desde donde Méphistophélès observa al protagonista; y visual, con una 'steady cam' a través de la cual los espectadores serán el "ojo del diablo". Así, su protagonista está inspirado a partes iguales en el Faust de Goethe y en el Hamlet de Shakespeare. Por un lado, se basa en Goethe porque las "penas morales" de 'su' Faust son las de Berlioz, por lo que cobra mucha "importancia" el sentido psicológico y autobiográfico del compositor; mientras que se inspira en Hamlet porque, como Faust, experimenta sufrimiento, ve visiones, intenta suicidarse y su salvación está representada en una mujer.
“Aunque en el espectáculo no hay referencias al drama shakespeariano, el personaje de Fausto está inspirado en él: ambos experimentan un malestar, nostalgia, meditan un suicidio, no encuentran su lugar en el mundo... y ambos tienen la posibilidad de que una mujer, es decir, el amor, pueda ser una esperanza de salvación, pero, sin embargo, optan por la autodestrucción”, explicó la directora de escena Eleanora Gravagnola, que presentó ayer la pieza junto al elenco que la compone, los intérpretes: Celso Albelo, que representa a Faust; Rubén Amoretti como Méphistophélès; Silvia Tro Santafé, que es Marguerite; y Jorge Eleazar Álvarez, que concluye este año su formación en el Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, y canta el papel de Brander.
El Cor de la Generalitat, que dirige Francesc Perales, y dos formaciones corales infantiles de referencia completan el gran elenco de voces que exige la partitura de Hector Berlioz: la Escola Coral Veus Juntes de Quart de Poblet, con Roser Gabaldó y Míriam Puchades como directoras, y la Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats, con Luis Garrido como director. La damnation de Faust es el último título en la sala principal de la temporada 2017‐2018. Además del estreno el día 20, el teatro de ópera ha programado más funciones los días 20, 23, 26 y 29 de junio, y el día 1 de julio de 2018.