Palabras, palabras, palabras, como en la canción de Mina -pinchen el link y relájense-. Pensaba yo que la declaración del viernes del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, estaba por escrito en un comunicado institucional a resultas de una reunión de urgencia en un gabinete de crisis. Pues no, eran declaraciones a una cadena de televisión belga, tras un debate sobre el futuro de la Unión Europa en el Parlamento flamenco. Total, que pasaba por allí. “No es una buena decisión…”, dijo nuestro presidente en Bruselas después de que “nuestro” presidente en Washington, Donald Trump, decidiera romper la baraja y el acuerdo con Irán que firmó Obama en 2015 a cambio de que suspendiera su programa nuclear.
Palabras. Cuando lo que falta es acción. El equilibrio para la paz mundial acaba de cambiar de eje y en Europa nos limitamos a decir unas palabras en el pasillo a un reportero de televisión. “Se arriesga a crear más problemas que a allanar las dificultades que existen en esa región complicada del mundo”, insistió Juncker ante la cámara, que sólo había una y por casualidad. ¿”Región complicada del mundo”? Pero si Irán está en el epicentro del terremoto, en el cráter del volcán…. Es el siguiente en la lista de Estados Unidos -si no se equivoca en el mapa, esta vez-, presto a encontrar armas de destrucción masiva, armas químicas o una cabeza nuclear en su próximo objetivo a bombardear.
Al menos es lo que le ocurrió a Irak hace 15 años. Y por la misma razón, al parecer. En abril, el gobierno de Teherán anunció que iba a pagar su deuda en euros, en lugar de dólares, usando la moneda europea como moneda de referencia incluso para vender petróleo. Adelantaba así la muerte del petrodólar, que ya se ve amenazado desde hace tiempo por el petroyuán.
Haciendo memoria histórica -por la que va a caer…-, recordemos lo que le pasó a Sadam Hussein en 2004 después de anunciar en una reunión de la OPEP que iba a vender su petróleo en euros, pese a no ser secundado por el resto de socios. Tres semanas tardó George Bush Jr. en bombardear la milenaria Bagdad, iluminando la noche estrellada del 20 de marzo de 2003 con los misiles Tomahawk. En Valencia acabábamos de quemar las fallas. Y eso es lo que parecía la capital iraní en lo que fue la primera guerra televisada en directo… Hasta que los norteamericanos atacaron con misiles el hotel Palestina, donde se alojaba la prensa internacional. Ya no les necesitaban. El cámara de Tele 5, José Couso, murió a consecuencia del impacto. Su hermano aún clama justicia en el Parlamento Europeo.
La única que ha plantado cara de forma clara y contundente ha sido la vicepresidenta de la Comisión y Alta Representante de Acción Exterior para la Seguridad y la Defensa europea, Federica Mogherini. Reaccionando de forma inmediata al anuncio de Trump, realizó una declaración pública institucional advirtiendo a Estados Unidos de que la Unión Europea se desmarcaba de esa decisión, y alertando de que los países firmantes de la Unión Europea y los otros dos -Rusia y China, nada menos…- seguirían respetando el Pacto con Irán para la no proliferación de armas atómicas.
De esta forma tan expeditiva, respondía nuestra embajadora en el mundo al aviso de embargo de Estados Unidos respecto a Irán y al resto de países que no sucumbieran a los caprichos de Trump. También el Presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció en Twitter, al más puro "estilo Trump” y pagándole con la misma moneda, que los líderes de la Unión hablarán del dossier iraní esta semana, en la cumbre que celebran en Sofía. ¿Algo más? Sí. También se tratará en Sofía de la otra guerra, la comercial.
Bruselas ha respondido con un reforzamiento inmediato de su política monetaria y un contraataque a la guerra comercial recién declarada por Estados Unidos, que ha avisado de la imposición de aranceles del 25% sobre el acero y del 10% para el aluminio. En su línea, el presidente Donald Trump no duda en declarar una guerra abierta contra los acuerdos comerciales preexistentes, asegurando que amenazan su seguridad. Europa ha sido más contundente que respecto al acuerdo de Irán, pese a la amenaza americana de incluir en el embargo a los países que sigan en el pacto con Teherán.
Esta vez sí, el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, ha anunciado que Bruselas lanzará contramedidas aduaneras en el mismo sentido e incluso advirtió que llevará a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio si se niega a dialogar. “Somos aliados, no una amenaza”, ha zanjado Katainen. La alternativa es subir desmesuradamente los impuestos arancelarios de las Harley Davidson, los Levi’s y hasta el “bourbon”. De hecho, ya hay una “larga y detallada” lista de cuatro páginas con productos norteamericanos preparados para ser gravados: desde clásicos como la mantequilla de cacahuete, los arándanos o el zumo de naranja, hasta el textil, el calzado, motores para embarcaciones, componentes de motocicletas e incluso productos de maquillaje.
Y también Juncker se ha sumado a la contraofensiva. Nada menos que e-s-t-ú-p-i-d-o, con todas la letras, es lo que le ha llamado Juncker a Trump, y de forma reiterada. Y más, después de que el presidente de Estados Unidos mezclara la subida de aranceles justificándolo con el aumento del gasto militar de la OTAN, como si tuviera algo que ver. “Nosotros también podemos ser estúpidos y hacer cosas estúpidas", ha dicho el presidente de la Comisión Europea, emulando a Frank Sinatra. Aunque, en este caso, lo que dirá no será 'I love you'.