Hace justo tres años, escribíamos la parte I del 15M a la victoria podemita de esta crónica pendular no ya sólo de un país en busca de un punto de equilibrio, sino de una sociedad global que anda buscando una estrella polar que le guíe en el oscuro sendero de unas crisis (cambios) que cada vez entiende menos
Decía Aristóteles que el ser humano es un ser social, pues la soledad sólo era propia de bestias y de dioses, y es por eso que la conformación de una sociedad en una estructura política es una de las creaciones más importantes para las personas, pues según sean éstas, -las Polis- las mujeres y hombres podrán desarrollarse de forma más integral y completa, claro ejemplo es como convivimos en Occidente, con unos Estados sociales, Democráticos y de Derecho ( por cierto artículo 1 de nuestra Constitución, ¡larga vida a la Constitución de 1978!) que nos permiten tener un régimen de libertades sin parangón, y por otra parte como se vive en otras partes del mundo (no diremos países, para que no se nos ofenda ningún natural) sin libertad ni garantías, incluso para la propia supervivencia.
Y este logro ha sido, en mi opinión el haber evolucionado históricamente, y entendiendo de una forma providencial el sentido y significado de la palabra sociedad, que recordemos deriva del latín societas que a su vez viene de socius, compañero en español, y que según la RAE en una de sus acepciones, significa “persona que tiene o corre una misma suerte o fortuna con otra”, y es éste uno de los pilares de nuestra sociedad/comunidad política, el que todos los miembros de una sociedad sean lo más iguales posible (la igualdad absoluta es una utopía).
Fue así como en 2015, y tras unos años de crisis, como ya apuntamos en el artículo de hace tres años, se produjeron una serie de desigualdades, con motivo de la crisis económica, que socavaron los cimientos propios de nuestra sociedad, “los ricos eran cada vez más ricos y los pobres más pobres”, he hizo que surgiera esa gran estrella política del momento que fue Podemos, con el hiperliderazgo de Pablo Iglesias (único que queda en la dirección de sus fundadores). Hoy cuatro años después, parece declinar, tras sacar magníficos resultados en las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2015 (aunque con diferentes nombres y coaliciones), y cuando se pensaba que en España en las generales de diciembre se iba a producir un sorpasso de la izquierda a la derecha la cosa quedo casi en tablas, y el populista líder de la extrema izquierda pensando que iba a lograr darle el sorpasso esta vez al PSOE, se la jugó en las elecciones de junio de 2016 pero no lo logró, perdiendo algo más del millón de votos que creía incorporar al unirse-fagocitar IU.
Pero claro los desgastes de gestión (o de los apoyos) en los municipios y autonomías, o por las alianzas y devaneos con fuerzas extremistas, o las incoherencias y casuplones varios, en fin el aburguesamiento y burocratización hizo parecerles tanto a la Casta a la que venían a combatir, que lo que han ido logrando es dar la impresión de que retroceden, y que parece que lleva camino de volver a posiciones de la antigua Izquierda Unida aquella que fagocitó, y que no ocurrirá dado el proceso de italianización de la vida política española. Y justo en estos días acaba de producirse su penúltima crisis, en la que el macho alfa ha tenido que salir de su temporal retiro por baja de paternidad, ante un díscolo Iñigo Errejón, si ese que hace pocas semanas hablaba de lo bien que se vive en la bolivariana Venezuela, que se ha lanzado a los brazos de Manuela Carmena con el consabido enfado podemita, exabrupto de Pablo Echenique incluido: “Yo si fuera él dimitiría, claro... También es verdad que de algo tiene que vivir Errejón hasta mayo”. En fin, todo un espectáculo, aunque no olvidemos que Pedro Sanchez está en La Moncloa gracias también a su apoyo y a sus gestiones de intermediarios con soberanistas, independentistas y exbatasuneros, todo un éxito.
Por otra parte tenemos, y volviendo al planteamiento de que vivir en sociedad es vivir compartiendo las suertes y las penalidades de nuestros convecinos, de una forma lo más semejante posible, que desde aquellos años de la crisis económica del 2008 se ha ido generando una crisis institucional-política, que se venia larvando desde hacia años, décadas podríamos decir, consistente en que las desigualdades territoriales entre los españoles se incrementaban, habían ciudadanos de primera, segunda e incluso tercera división (los valencianos estamos casi en la regional preferente) al igual que las desigualdades económicas se incrementaban. Los “nacionalismos históricos” más bien cavernarios, pues todos en nuestra piel de toro tenemos mucha, mucha historia a cuestas, conseguían vías presupuestos mejorar posiciones, e incluso algunos que se les había pillado con las manos en la masa (recuerden lo de ese clan familiar de la ciudad condal autodenominado “la sagrada familia” siendo la matriarca la “madre superiora” y que gustaban de airear la idea de que España nos roba cuando eran ellos precisamente, los que presuntamente, lo hacían), decidieron lanzarse en una huida hacia delante rumbo a una quimérica independencia con aquel patético 1 de octubre de 2017, lo que generó una enérgica respuesta de amplios sectores de la sociedad española, y el consabido artículo 155 de la Constitución solicitado por Mariano Rajoy y aprobado por el Senado, liderado hoy por el popular Ignacio Cosido.
Esta respuesta de la sociedad a las desigualdades territoriales, y aunque antes lo había intentado desde Vascongadas Rosa Díez con UPYD (con algunos escaños incluido el de Valencia con Toni Cantó en 2011), se inició con mayor fuerza en la Comunidad Autónoma Catalana por el partido de Ciudadanos de Albert Rivera, que con un gran auge inicial en diciembre de 2015, tuvo después en junio del 2016 peores resultados y una curiosa participación en la moción de censura; pero ahora mismo con mayor vehemencia si cabe y renovados anhelos ha surgido Vox, un partido fundado por antiguos miembros del PP, por ejemplo su líder Santiago Abascal, en el que participan víctimas del terrorismo como Ortega Lara, y en su argumentario además de mantener a ultranza la defensa de la unidad de España y no permitir desigualdades territoriales, han añadido la defensa e igualdad de trato ante los casos de violencia familiar independientemente de que se sea mujer, hombre, niño, anciano, etc, la aplicación estrictu sensu de la ley en los casos de inmigración ilegal, etc., y han conseguido marcar los tiempos y el discurso político (como hiciera Podemos en su tiempo) desde sus exitosos resultados en Andalucía, aunque sea para criticarlos y tacharlos de extrema derecha (será por las veces que se ha llamado extrema izquierda a Podemos) replicando ellos que son de extremo sentido común, he aquí su éxito.
Y nuestra Comunitat es un fiel reflejo de todas esas idas y venidas, fíjense en ese Pacto anti Vox rubricado por todos los partidos en Les Corts, que lograrán que todos los votantes enfadados con la clase política -La Casta- voten a José María Llanos como líder de Vox ya sea para alcalde o presidente autonómico, que no lo será, pero que desde luego sus siglas estarán marcando en parte los tiempos de la política española. Los partidos de izquierdas desde el centro izquierda hasta la extrema izquierda pasando por los catalanistas, está claro que han firmado el pacto por el miedo a perder el poder, como ha ocurrido en Andalucía después de un régimen de casi 40 años y no saben como evitarlo; los de Ciudadanos, con Fernando Giner al frente, que en ese punto intermedio entre PSOE y PP, indefinición para algunos y centrismo para otros, quieren blanquearse después de que gracias a Vox van a tocar poder en Andalucía; para el renovado PP de Pablo Casado, que ha colocado a dos mujeres en el Cap i Casal de candidatas, Isabel Bonig y María José Catalá (aqui no hay cuotas, las mujeres son mayoría), ve (o podría intuir) un panorama complicado si se consolidase una fuerza a su derecha porque entre Cs y Vox le podrían hacer una pinza ideológica y le dejarían sin razón de ser; he aquí la Convención Nacional de este fin de semana titulada España en Libertad donde esperan rearmarse ideológicamente el partido fundado por Manuel Fraga.
En fin, tenemos un panorama apasionante de aquí hasta el verano, no sólo en el entorno internacional, como ya les comenté en un anterior artículo, con el Brexit y las elecciones europeas o Donald Trump versus Xi Jinping, si no también a nivel nacional con esas elecciones de mayo, municipales y autonómicas, por lo que a nivel informativo van a ser unos pocos meses, semanas, de infarto.