Pasado y presente de las fiestas de la Virgen del Carmen

Dejé de ser creyente hace más de tres décadas y he preferido los cromos a las estampitas, me ha sanado más la cerveza que el agua bendita, y he tenido más fe en mi equipo que en la religión. Los crucifijos y los rosarios los dejo para otros. No me escondo en decirlo, ni en escribirlo. A pesar de todas estas trabas e inconvenientes, y de que mi vieja me privara de los presentes el día de mi cumpleaños en beneficio del santoral, he seguido celebrando el día del Carmen.

Mis padres vieron la luz un 16 de julio, y a mi vieja y hermana las inscribieron en la partida de bautismo con el nombre de Carmen. A esto hay que añadir el repentino cambio de mi viejo en sustituir La Cañada por las playas de El Recatí para disfrutar de sus últimos veranos. Le obsesionaba vivir en un apartamento con vistas al mar. Allí, en el último pueblo del Cap i Casal por el sur, frontera con la Ribera, a los trece años de edad conocí de cerca la devoción que tienen los vecinos de esta pedanía marinera por la patrona de los pescadores, y como celebran sus fiestas.

Tras el paso de los años, uno es menos joven y menos devoto, ha hecho que dichas ceremonias ya no sean como las de antaño en la ciudad eterna de la fiesta. He tenido que refrescar con los más viejos del lugar la memoria colectiva de un pueblo sumido de tradiciones y autenticidad. No solo Las Fallas son nuestras fiestas, existen otras y muy variopintas, y no pueden ser eclipsadas por las josefinas. Es una pena ver lo que le está ocurriendo a la Fira de Juliol, en coma profundo. 

Con Ximo Pantaló y Amparo he departido estos días para analizar el pasado y el presente de unas fiestas, las del Carmen, que nada tienen que ver con las actuales. Es más, este 22 no hay festeros, y el Ayuntamiento ha corrido con todos los gastos para que se pudieran celebrar. Los de antes trabajaban todo el año para costear la fiesta. La venta de loterías era uno de los principales activos, en tiempos que los Ayuntamientos no saltaban los duros.

Las verbenas han sustituido a los bailes, el reguetón a voces como las de El Titi o Luis Lucena y las duras restricciones han desmejorado el paso por el asfalto de una Virgen con una murta birbada por los hombres de negro. Corren otros tiempos, ya ni la actividad del pato enjabonado nos hace reír, ni los cubos de agua refrescan a la fresca, pero eso sí, la Virgen saldrá al paso de la CV-500 portada con honores. Hoy es un día para felicitar a las Carmenes, a todas, a mi hermana y a una amiga, Carmina ¡Va por vosotras!