VALÈNCIA. A mediados de 1600 la serenísima Venecia era una ciudad encharcada y excomulgada, repleta de vicio, libertinaje y fasto en decadencia. Empezaba a perder parte del esplendor de otras épocas, pero su actividad cultural se alzaba contra viento y marea desplazando al comercio y la industria. Gran cantidad de visitantes llegaban a la ciudad atraídos por sus palacios, su pintura, su música y sus extravagantes festividades, entre las que destacaba el Carnaval.
Se acababa de inaugurar el Teatro San Cassiano, el primer teatro de ópera público del mundo, y esto favoreció aún más la vida musical de la ciudad. Las Academias, formadas por intelectuales y artistas, acaparaban las decisiones culturales y los encargos artísticos. En medio de todo este bullicio cultural estaba el compositor Claudio Monteverdi, cofundador de la ópera como género musical (el honor de componer la primerísima ópera de la historia corresponde al melenudo de Jacopo Peri). El verdadero responsable de desarrollar la ópera tal y como la entendemos hoy en día, un Monteverdi septuagenario que, al contrario de lo que pudiera parecer, estaba en su mejor momento creativo. Es en este contexto cuando compone L’incoronazione di Poppea, encargada por la aristócrata y crítica Accademia degli Incogniti para la temporada de carnaval de 1642. Será su última obra.
De esta ópera no se sabe con seguridad ni la fecha de su estreno ni el número de veces que se interpretó. Tampoco se conserva su partitura original, aunque sí un par de copias posteriores. Es la más extraordinaria obra de Claudio Monteverdi, y la primera basada en un hecho histórico real en lugar de temas mitológicos, como era habitual por entonces.
En este “dramma per musica” primero va la palabra y luego la música. Este credo fundamental para Monteverdi permite dar vida a los sentimientos y la psicología de los personajes, potenciando el texto y su significado. A partir de esta premisa el libretista y poeta Busenello (miembro degli Incogniti), realiza una aproximación desde perspectivas complementarias: la vertiente emocional y pasional de la obra; y la perspectiva social, con luchas de poder. Un libreto lleno de ironía sobre un tema conocido por el público de la Venecia del siglo XVII: el amor adúltero y triunfante de Nerone y Poppea a costa de la virtud.
Resulta desconcertante contemplar la amoralidad cínica de sus protagonistas, que muestran una sociedad sin escrúpulos y egoísta. Nerone es un emperador corrupto obsesionado con el placer más que con mantener el orden. A Poppea, bella e inmoral a quien la causa del Estado y la muerte ajena no le preocupan, le resulta demasiado golosa la tentación del trono. Nadie podrá detenerla.
La grandeza de esta obra es el escándalo, que con su belleza pone luz sobre lo infame y alumbra la escena de los crímenes cometidos. Monteverdi comienza esta ópera explorando las dimensiones morales y éticas del Amor con una apertura en la que la Fortuna y la Virtud discuten sobre quién manda en el mundo. Es el poder o la incorruptibilidad. Cupido, por el contrario, pretenderá demostrar que sólo el amor determina el curso de las cosas.
L’incoronazione di Poppea combina lo sublime y lo grotesco a través de una galería de retratos de protagonistas ambivalentes, todos moralmente comprometidos, y coloridos personajes secundarios, en una libertad única de inventiva musical. Los dramas más extravagantes de su contemporáneo Shakespeare o las mejores series de hoy palidecen en comparación con esta última ópera de Monteverdi cuando se trata de retratar lúcidamente las debilidades humanas, desde el dormitorio hasta la arena política.
Frente a toda esta amoralidad se alza el personaje de Séneca que, a través de su profundidad, honestidad e integridad, se convierte en el verdadero héroe de la obra, firme y sabio en un mundo de degeneración persistente.
Y es que tanto Monteverdi como Busenello como consiguieron demostrar una extraordinaria habilidad para describir, a través de las disonancias de la música y el texto, la psicología de cada uno de los personajes. Captaron brillantemente la naturaleza musical de la histeria tiránica de Nerone y la sensualidad irresistible de Poppea, a partir de escenas de gran intensidad dramática.
A pesar de tener casi 400 años esta ópera es sorprendentemente moderna. Alabada por su originalidad, su innovación musical y por la actualidad del reflejo de los atributos humanos de sus personajes, L’incoronazione di Poppea ayudó a redefinir los límites de la música teatral, y estableció a Monteverdi como el más destacado dramaturgo musical de su época.
L’incoronazione di Poppea podrá verse en Les Arts del 11 al 16 de mayo. Más información aquí.
“Hoy verás lo que puede hacer el amor.”
Escena 10, Acto I.