VALÈNCIA. En el taller de Pattern Chineso hay una caja con bolsas de bodegones de frutas. Una imagen del costumbrismo del hogar y la compra. Ahora esta misma es una de las ideas más repetidas en Instagram, que difunde productos, estilos de vida y personajes desde el bodegón como herramienta de marketing.
Es una muestra de la cotidianidad ideal y un toque de atención para ¿diferenciar- se o formar parte? “Consume y obedece”, sé como yo, poseo cosas bonitas, sé llamar tu atención con lo que soy a través de lo que tengo.
La inmediatez de las redes transforma la naturaleza muerta, de ser un reflejo de la vida cotidiana a ser un espejo a la idealización de la misma. Parece un registro artístico inestable, que se presenta como una exaltación del objeto inanimado, puede que tan absurda como los bodegones de Liechtenstein en el arte pop, que exponía en la pared del museo objetos del comportamiento de entonces y de ahora, elevados a iconos del arte contemporáneo.
Las publicaciones de las redes, la distribución en masa del pop y la diversificación a la que se prestó, sitúan el bodegón como una herramienta popular para llegar a las masas. En la decadencia de serlo y el significado de cómo traspasa el elitismo de la pared de un museo, un lugar que quiere la exposición, pero ¿que no desea estar al alcance de todos?
El objeto inanimado, fabricado en serie, protagoniza los deseos, la inspiración y el momento vivo actual, así como lo hizo Brillo o la Sopa Campbell. “La mesa está puesta para el ojo, no toque”, un instante cotidiano colocado para que el ojo disfrute, o para que sientas que tú también eres el que vive la escena admirada, de la vida de alguien.
La repetición de la naturaleza muerta, como patrón para la estandarización del consumo en su rueda. Esta misma era pintada por los egipcios reproduciendo su entorno desde la perfección, y por Warhol, objetos inanimados, distorsionados por el marketing, que convencieron a las masas. De la misma forma que nos ponemos a la cola ante las escenas inalcanzables expuestas en Internet. La tecnología ha modificado la esencia de nuestro entorno, convirtiendo en inanimado el día a día, exponiéndolo como una naturaleza muerta.
Siguiendo la cultura del pop; en este caso falseándolo, y los inicios de la publicidad purista plasmada en murales de fachadas de edificios desde los años 40, Pattern Chineso decidió colaborar con el artista valenciano César Goce. Pintor urbano originario del mundo del grafiti, que fusiona técnicas clásicas con el uso de recursos y temáticas contemporáneas. Su trabajo combina intervenciones en espacios urbanos con el trabajo de estudio, en este caso galería, donde centra su atención en la experimentación y el disfrute.
Esta muestra multimedia donde se podrá ver, además de serigrafía experimental, instalación, escultura, video y pintura, se descubrirán algunos detalles de la fase de work-in-progress de un próximo proyecto a gran escala planteado para la ciudad de Valencia capital del Diseño 2022. La exposición podrá visitarse hasta el día 15 de enero de 2022 en el horario habitual.