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Paula Quintana baila al latido de la felicidad

La coreógrafa canaria trae a Tercera Setmana su propuesta multidisciplinar 'Las alegrías'

5/06/2019 - 

VALÈNCIA. La felicidad se ha convertido en un mandato de la modernidad, en una meta recelosa que o se alcanza o se finge. Frente a ese imperativo dictado por la sociedad de consumo y espoleado en las redes sociales, la coreógrafa Paula Quintana ha desarrollado Las alegrías, una pieza multidisciplinar que indaga en el bienestar emocional como una actitud vital desde la que enfocar la vida, sin algarabías ni trivialidades.

“No estamos hablando de la diversión, ni de esa necesidad de aparentar que estamos contentos y que todo nos va bien. Ni siquiera tratamos de representar la alegría, sino que hablamos de la energía interior cuando uno está feliz. A veces, esa emoción puede ser por algo muy pequeño, una buena noticia, por ejemplo”, detalla la autora.

Foto: Roy Galán.

Las alegrías es la primera creación en la que la bailarina nacida en Tenerife ha prescindido de apoyo textual. Tanto Quintana como Javier Cuevas, que firma la dramaturgia y asume el acompañamiento artístico de la pieza, concluyeron que era una propuesta física que tan solo necesitaba del lenguaje corporal para, sin palabras, expresar un potencial íntimo. Esa depuración no excluye la incorporación al proceso de otras disciplinas. Su obra, programada el 10 de junio en la Sala Off, en el contexto del Festival Tercera Setmana, es el tronco de un árbol del que crecen varias ramas creativas.

Común independencia

Las colaboraciones se han concebido tanto para nutrir el baile como para tener vida propia. Así, el escritor Roy Galán ha desarrollado un relato publicado por la editorial Continta me tienes que está inspirado en su propio concepto de alegría; el artista plástico Tahiche Díaz aporta a la escenografía un artefacto escultórico inspirado en los meteoritos; Cube.bz, responsables de la iluminación de Rosalía y Silvia Pérez Cruz, se hacen cargo de la luz; Amuhaici Luis, del diseño de vestuario; y Óscar G. Villegas ha compuesto la música, que se editará en vinilo.

Foto: Roy Galán.

Al respecto de este último, Quintana detalla que la banda sonora es un tema que dura una hora: “Es un paisaje sonoro que va evolucionando como la estructura de la pieza. Arranca muy despegado y abierto hasta concentrarse y volverse muy rotundo. Tomamos la alegría y la concentramos en un latido de corazón”.

La propuesta, en definitiva, es lo que sus autores han venido en llamar una ‘performance coreografiada’ que en paralelo ha dado lugar a diferentes piezas artísticas.
“Al juntarnos no perdemos nuestra identidad propia, no nos diluimos en una cosa común, sino que cada uno es valiosísimo en lo que hace y lo desarrolla en su máxima potencia. El resultado son obras independientes que conviven. Y en ese compartir es donde radica la riqueza”, explica Quintana.

La sonrisa de las entrañas

El origen de la obra está en los viajes recientes a África de la coreógrafa canaria. Allí, Quintana ha reparado en una alegría de vivir que no tiene que ver con las condiciones de vida, sino con la confianza propia. “Cuando muchas personas alegres se juntan se genera una energía que puede cambiar el mundo. En ese sentido, una manifestación puede no ser alegre en cuanto a divertida, pero sí rebosar fuerza y empoderamiento”, distingue la coreógrafa, formada tanto junto a grandes nombres de la danza contemporánea de nuestro país, como Daniel Abreu, Chevi Muraday y Carmen Werner, como por referentes del teatro de texto, caso de Ron Lalá y Andrés Lima, y de la emblemática escuela de flamenco Amor de Dios.
A pesar de la polisemia, el baile no enlaza con el palo de las alegrías. Aunque la bailarina se ha reservado un guiño a su formación como bailarina de este género. De hecho, ejecuta la pieza en zapatos de flamenco.

Foto: Sebastián Paramio.

El objetivo último es evitar la apariencia externa e ir a las entrañas, a la emoción que se genera en un lugar muy profundo del ser: “Hablamos de decidir la alegría e invocarla”.
La tinerfeña considera que es necesario recuperar ese órgano de la alegría frente al crispado clima político y social: “Debemos sabernos capaces de generar la alegría nosotros mismos, no esperar a que su motor se ponga en marcha desde fuera.

Con las piernas abiertas

Las Alegrías es la diáspora milenaria de todas las mujeres en el cuerpo único y múltiple de Paula Quintana. Un solo acompañado que atesora la vivencia y la experiencia creativa de los primeros años y que apunta a un salto ancho y hacia abajo -hacia lo profundo y hacia la fuente- de una artista decidida a dejarse transformar en su paso por la vida y por los escenarios”, explica Javier Cuevas.

En esta frase que apunta al universo femenino, Quintana haya una base conceptual que la lleva a bailar desde el origen: “Esta obra tiene que ver con la capacidad de generar y de acoger de la mujer. Lo que buscamos es recuperar ese lugar de celebración que tiene que ver con lo femenino y con volver a hermanarse. La alegría se baila con las piernas abiertas”.
La coreógrafa revela que no se considera una bailarina en el sentido estricto de la palabra: “Lo técnico no me provoca a la hora de bailar, sino la necesidad de contar cosas. Me interesa estudiar técnicas, pero no para desarrollar un virtuosismo, sino para relatar con el movimiento. A veces tiro hacia el flamenco y a veces, a lo teatral”.

En el caso de Las alegrías, Quintana no se siente capaz de avanzar qué sentirá el público frente a su invocación física, pero sí piensa que les golpeará en un lugar muy profundo: “No soy nadie para decir qué te ha de emocionar. Cada espectador se lo llevará a un lugar o a otro, pero el significado es muy potente, como un golpe en un tambor”.

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