VALÈNCIA. Hace unos días saltó la noticia del fallecimiento de Pepa Villalba, vocalista del grupo valenciano Vídeo. En 1983 consiguieron con ‘La noche no es para mí’ uno de los primeros éxitos a nivel nacional para el el pop valenciano, circunstancia que hizo de Pepa una de las voces e imágenes más populares de esa época.
El efecto integrador del punk y la nueva ola, que por algún motivo aún desconocido, propició que la mujer estuviera mucho más presente en la música pop, también se dio en España. Las músicas y cantantes que surgieron aquí en esa etapa, dieron un paso adelante, ignorando estereotipos y rompiendo con las convenciones más obsoletas. El punk ayudó a que las mujeres encontraran su voz y su imagen en la música pop, más allá de las imposiciones masculinas. La nueva ola y todo lo que vino después, del tecnopop al gótico, fomentaron que redescubrieran las posibilidades de su imagen, la diseñaran a su antojo, libres para sentirse atractivas o para serlo desde una mirada que no necesariamente tenía que cuadrar con los arquetipos construidos por los hombres. Pepa y Sissy, al igual que muchas otras coetáneas, formaron parte de eso, y por muy banal que pueda resultar, el tiempo ha demostrado que la imagen y la moda son definitivas en muchos aspectos.
En la España pop de esos momentos, Alaska y Ana Curra jugaron un papel fundamental al decir lo que decía, vestirse como vestían y actuar como actuaban. Las Chinas, Rubi, Jane de Maeztu en Alphaville, Marta Cervera en Aviador Dro, Beatriz Alonso y Susana Millaruelo en Los Monaguillosh, Vulpess y muchas otras también contribuyeron a esa visibilidad tan necesaria cuando, al repasar la historia, la primera sensación es que no hay más que hombres. En València, siendo una escena más pequeña y menos difundida que las de Madrid y Barcelona, pasó lo mismo a otra escala. Aquí, dos de los grupos pop que tuvieron eco en aquella época contaban con instrumentistas y vocalistas femeninas. Betty Troupe, fundado por Flora Illueca, tuvo posteriormente a Fabienne Cidoncha a los teclados y a Marina Arnal a los coros, que a su vez sería sustituida por Maruchi Oliete. En Vídeo, el grupo local de mayor impacto comercial a escala nacional en aquellos días, Sissi tocaba los teclados y la cantante se llamaba Pepa Villalba.
El papel de las mujeres en el movimiento cultural alternativo acaecido en València durante los años ochenta es uno de los temas analizados en València destroy: la historia no contada de la ruta del bakalao, documental sonoro que se estrenará en septiembre. Su director, mi compañero Eugenio Viñas, me cuenta lo siguiente cuando, a raíz de la muerte de Pepa, le pregunto por sus conclusiones acerca de su papel y el de algunas compañeras: “Pepa con su voz, su actitud y su imagen toca algunos resortes muy sensibles en la sociedad española de ese momento. Por un lado tiene esa fragilidad y esteticismo de los nuevos románticos, pero por otro va a ser coetánea y preceder a figuras tan populares como las también intérpretes de Olé Olé o Mecano. El caso de Flora era más fundacional, creando Betty Troupe, interviniendo al máximo nivel en sus objetivos, en la composición de sus canciones y en unos mensajes con otro tipo de calado. Con todo, el papel de Pepa es memorable por la ausencia de referencias con todas esas variables que ya he comentado. Es la voz y la imagen del primer disco de oro del pop valenciano. Una referencia musical e icónica de nuestra música popular.”
Salvo contadas ocasiones, la historia de la música pop no suele facilitar la visibilidad de algunas de sus protagonistas, incluso si estas gozaron de popularidad. Pepa, como bien explica Eugenio, no solo tenía talento, voz y belleza, también jugó un papel crucial solo por el hecho de ser mujer. Se movió en un terreno dominado por hombres (y algunos que ostentaban cargos de poder en la industria del disco contemplaban a las artistas femeninas como ganado) en el que ser mujer muchas veces era visto como algo simplemente bonito en el sentido más decorativo el término. En la sección valenciana de todo aquel escenario hubo muchas mujeres trabajando para crear y cambiar las cosas. Algunas como Carmen Alborch o Carmen Calvo se convirtieron en figuras de alcance nacional. Tanto ellas como las que han sido olvidadas por la historia, con motivo o sin él, existieron y trabajaron compartiendo espacio con nosotros, los hombres, que muchas veces, a la hora de hacer balance no logramos recordar sus apellidos simplemente porque no tuvieron un papel protagonista.
“Para el documental –prosigue Eugenio- he realizado 45 entrevistas de larga duración. He preguntado por nombres propios en todas y cada una de ellas y en todas y cada una de ellas han surgido nombres... sin apellido. Apenas he sumado nombres propios más allá de los que a través de los libros y la hemeroteca ya podía recoger. En las entrevistas han surgido defensas muy emotivas en torno a camareras, relaciones públicas y porteras de clubes y discotecas. Pese a que desde aquí pudiera parecer que son roles menores, ser camarera en Chocolate durante la época de Toni 'El Gitano’, por ejemplo, no era cualquier cosa. Las relaciones públicas, anónimas, tenían un peso crucial en el desarrollo del negocio. Y las porteras, que con una mirada eran capaces de filtrar y mucho, ejercieron otro papel esencial en aquel momento. Pero no, no hubo gestoras de sala, no hubo dj's –hasta mucho tiempo después, que surgirían Charo Campillos y Mónica X– y, por supuesto, no hubo propietarias de sala”.
Las mujeres mencionadas y las que no, estuvieron allí, formaron parte de aquello, de aquel tramo de nuestra historia y nuestras vidas, siendo mucho más que caras, cuerpos y sonrisas. Vivir la noche requiere valentía, y si eres una mujer, requiere algo más de arrojo. Ser artista requiere voluntad, y si eres mujer y tu discurso se salía de lo previsible, requiere también mucho tesón. Ahora piensa en todo eso ubicándolo en el contexto de hace tres o cuatro décadas. Hoy, más de treinta años después del éxito de Vídeo, me consta que Pepa Villalba tuvo una importancia que no suele mencionarse en estos casos. Cantó muy bien estupendas canciones pop, y al triunfar con Vídeo, ayudó a conquistar un terreno con vetos relativos al género, en una época en la que todo parecía comenzar de nuevo, una era de modernidad en la que, sin embargo, quedaba aún mucho por hacer.