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el cudolet / OPINIÓN

Pepe Ibáñez, el alma del ché

27/06/2020 - 

A Pepe Ibáñez lo conocí tres años atrás. Hace ocho días se despedía de todos nosotros  con la elegancia, sencillez y modestia que le caracterizaba. Recibí el mazazo, la dura y nunca deseada noticia a través de una amiga. 



Ella, la buena de Merchina, como no podía ser de otra manera fue el gancho o interlocutora para que Pepe Ibáñez y yo interactuáramos. A Peris no le hace falta ser usuaria de ninguna red social, pertenece a la vieja escuela, todavía sigue tirando de agenda. Le sobran conocidos. No le faltan amigos. Por aquel tiempo, ambos trabajamos en un artículo de investigación sobre la avenida dónde reinó el Valencia CF, la Avenida del Reino de Valencia. Rascábamos dónde podíamos, intentando poder tejer un trocito de la brava y copera historia social del Club, originaria en el bajo Ensanche durante casi tres décadas. Buscábamos información dónde no la hubiera sobre las dos oficinas radicadas, una frente a la otra, en dicha vía, anteriores a lo que conocimos como bello y elegante Pabellón Social de las escalinatas levantado en la avenida de Aragón en 1972. Sin dudarlo, Merchina pensó en él, Pepe, podría aportar la guinda al pastel, a través de su memoria, engrandeciendo aún más el trabajo con sus experiencias y testimonios. Así fue, vital y esencial la memoria de Ibáñez. Memorable.

 A eso del mediodía nos reunimos en una de las mesas de la terraza, de las que cuando sale el sol los agradecidos paladares disfrutan de la exquisita comida casera, la de antes, la del plato y cuchara, en el local que regenta la familia Ibáñez desde 1980, el Bar Ché. Taberna Vasca. Pepe nos estaba esperando, puntual, nada inquieto, pensativo, pulcro y formal en sus ademanes. Nos recibió con una sonrisa que se escondía detrás de unas gafas, apoyadas en una barba fina, estilizada y muy bien cuidada. Como buen anfitrión, no dudó en solicitar en la comanda del camarero que atendía la mesa unas deliciosas croquetas que nos acompañarían durante la conversación. Mientras duró la misma apenas me costó preguntar, él hablaba desde la memoria, desde el recuerdo, desde el corazón. Meticuloso en sus comentarios, soberbias fueron las aportaciones, a Pepe le costaba muy poquito exprimir su sabiduría compartiéndola con nosotros. Pese a estar “jubilado” seguía, día tras día, atendiendo desde la atalaya las necesidades diarias del negocio hostelero. Muchas fueron las disertaciones de este “anónimo” y discreto señor de la barba, de perfil machadiano, múltiples anécdotas de la vida social de exjugadores, técnicos y dirigentes que frecuentaban la barra de su taberna.

Atendí con especial atención una de ellas que desconocía hasta el momento, porque faltó muy poco para poder ver salpicar el lagrimal de Pepe, estando a puntito de romper a llorar como cuándo una presa de agua se desborda por la gran cantidad de agua que recibe tras un temporal. Pepe sacaba músculo en una València recién ajardinado su río, en la búsqueda de féminas que practicaran el deporte rey. Pepe no hablaba en ese lenguaje inclusivo que con tanta fuerza ha irrumpido en nuestras vidas desde que Hilary Clinton, intentara frenar el ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca. Mucho antes de este suceso ocurrido en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América, Pepe hablaba de igualdad, inserción, derechos federativos de la mujeres valencianas en la práctica del fútbol. Me consta que hasta el mismísimo y Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha mandado un telegrama de pésame a la familia. Felicito al gabinete de Presidencia por tal gesto. Pero para Pepe la cruzada por llegar a ver a la mujer federada fue una cuestión de principios, y acabó por conseguirlo. Me quedé con aquella gran hazaña liderada por Pepe beneficiando a un colectivo, el femenino, tan discriminado en muchos de los ámbitos de la sociedad.

Homenaje a Pepe Ibáñez en Burjassot.

Aquel encuentro hizo que Pepe y yo mantuviéramos una estrecha relación semanal. Pepe, cada sábado, se detenía unos minutos para leerme. ¡Te has ganado el cielo! Le gustaba esta plaza, deseaba paginar sobre València, interesándose por la información económica y local a través de este medio, Valencia Plaza. Mantuvimos varias conversaciones de altura. Se sentía muy preocupado por la reconversión del asfalto de Reino de València en carril bici. Recuerdo el interés mostrado en varias de las citas literarias que le recomendaba, una de ellas, Memorias de Joaquín Maldonado, el camino inverso. En pleno confinamiento aún recibí varios mensajes, uno de ellos cuestionando la errónea semántica utilizada por la casta respecto al distanciamiento social, recalcaba físico, la cual originó una de mis columnas El lenguaje en la era del coronavirus: origen y perversión. Pepe se ha marchado de nuestras vidas, pero ha dejado un excepcional testamento compartido con su esposa Mari Ángeles, que son José María, Carlos y Belén y nietos. Pepe, la vida nos ha deparado que nos separemos algo más de dos metros, pero el alma del Ché mai deixarà de volar per Regne de València ¡Qué bueno que viniste Pepe!

Pepe Rivales en el reservado de la Taberna Ché.

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