Los datos oficiales del INE y el Ministerio de Cultura ayudan a obtener perspectiva al respecto del consumo de música en directo en la Comunitat
VALÈNCIA. Estos días hemos de estar sintiéndonos privilegiados como ciudadanos residentes y/o vecinos de València. Así, de repente y sin saber muy bien por qué, un sentimiento de orgullo excepcional inunda nuestros cuerpos cada mañana, al despertar, y sustituye felizmente al hastío cotidiano. ¿Por qué? ¿Porque, aunque tú tengas que volver a ponerte pantalón largo e ir a trabajar, en la calle siguen, incólumes, los 32 grados que dejaste al marcharte? No, por algo más fascinante: que tu ciudad sea el punto de partida de ese tributo fantástico a la cultura del jersey sobre los hombros que tantos seguidores tiene; incluso entre los que, de optar por ese autendo, no podrían salir a calle en su propio barrio. Esto es: el arranque de la gira conjunta entre Hombres G y Taburete.
La gira del cruzado mágico del pijo y el que ansía serlo llega a València con un carácter tan de su clase para con los que consideran por debajo -es decir, la mayoría de la población- como innecesario: ’Devuélveme mi joda’, han llamado al tour en un alarde de creatividad mixta; cuando la mayoría no sólo no sabemos a qué se refieren, sino que, de saberlo, probablemente no tocaríamos ni con un palo lo que reclaman de vuelta. En cualquier caso, no deja de ser divertido que, 30 años después, Hombres G veje uno de sus grandes hitos haciendo una gira precisamente con su enemigo en su himno del heteropatriarcado llorón: el niño pijo al que acusaban de haberles quitado a su chica. Señores y niños pijos blancos, juntos y en regocijante armonía el sábado en la Plaza de Toros.
Las entradas, entre 38 y 66 euros, son lo que marcan principalmente la diferencia entre el evento y la última visita del Partido Popular al ruedo. De asistencia irán, proporcionalmente, igual: lleno. Cabe esperar que sea así, dado que Taburete viene de llenar, entre otros, el WiZink Center (antiguo Palacio de Deportes de Madrid); de no serlo, imaginamos que, tanto Taburete como Hombres G, no estarán en disposición de volver a València en la siguiente década. La penitencia Depeche Mode, la llaman. Es de esperar que la València que gira la cara -en asistencia- a Nick Garrie, Ainara LeGardon o escriba-aquí-algún-nombre-del-fin-de-semana-de-turno vuelva a reaccionar en masa a la llamada del mainstream rancio de Plaza de Toros. Extraño y esperanzador sería lo contrario, pero la realidad es que los datos y las estadísticas oficiales no dejan de apoyar las quejas de promotores y músicos. Vuestros lamentos son atendidos, pero los números dan pistas: a lo mejor A València la música en directo le viene regular.
Si bien tu cuñado te dirá en la sobremesa del domingo que las estadísticas están para romperlas o que son como los bikinis, que enseñan algo, pero no te dejan ver la imagen completa, las que ofrece el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en su Anuario de Estadísticas Culturales 2016 pueden ser sintomáticas al respecto de lo que sucede en la Comunitat y en València. Para empezar, esa sensación de desamparo que promotores, locales o músicos reverdecen de forma cíclica (o no) se puede hacer tangible con los números en la mano: desde 2007 las cifras de asistentes a conciertos no dejan de caer (del 25.8% de 2007 al 20.4% del porcentaje total de la población que en 2015 afirma haber asistido a conciertos). Y no es una tendencia general: la Comunitat se encuentra, junto a Andalucía o Canarias, en el grupo de 9 comunidades que pierden asistentes.
El dato es revelador si tenemos en cuenta otra información extraída del Anuario de Estadísticas Culturales 2016: la Comunitat, que ha perdido más de 5 puntos de espectadores de conciertos en 8 años, no se baja de la zona noble de la clasificación de ‘Concursos, festivales y otras actividades de música’. En festivales registrados en 2015, con 81, sólo estuvo por debajo de Cataluña, Andalucía y la Comunidad de Madrid, mientras que lideró los concursos en el estado español con 52, fue segunda en cursos (38) y tercera en festivales y concursos de jazz (11). La Comunitat es líder en eventos musicales, pero las cifras de asistencia valenciana son lamentables: los cuartos por la cola, sólo por delante de Andalucía, Canarias y Ceuta y Melilla.
Con sensaciones y datos del mismo lado cabe preguntarse por qué. ¿Al valenciano medio le dan igual los conciertos? Cuidado con los datos que esconde la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2014-2015. La Comunitat Valenciana está (muy poco, pero) por debajo de la media en interés por conciertos de música actual: de 0 a 10, al valenciano los directos le interesan un 6.1; según la encuesta hay nueve comunidades más interesadas, lo que la deja en media tabla. Y esto sólo es una encuesta: ni siquiera hay que hacer el ademán de salir de casa e ir a un concierto para demostrar el interés. Esta actitud lo certifica el dato de los que dijeron haber asistido a un concierto de música actual el último año: 20.4%, cuando la media española es de 24.5%.
La encuesta del Instituto Nacional de Estadística arroja más datos que, aparentemente, parecen circunstanciales, pero cuya interpretación no deja de ir en la misma dirección: igual la música nos va lo justo. La Comunitat está por debajo de la media en cuanto a personas que escuchan música en sus casas (79.8% frente al 83.7% de promedio); sin embargo, se sitúa por encima de la media -en el cuarteto que lidera con más diferencia- en cuanto a música escuchada en el trabajo (20.2% frente a la media de 16.4%). Interpretación plausible: el valenciano medio escucha música para evadirse del tedio laboral, pero no tanto por placer. Esta conclusión viene avalada también por los números del epígrafe ‘Personas que suelen escuchar música al menos una vez a la semana y tiempo medio de audición’: por debajo de la media en porcentaje de población y media (de minutos) diaria, lo relevante es que la Comunitat es la octava en minutos dedicados a la música entre semana, pero la cuarta por la cola en el fin de semana. Cabos atados.
Pero, entonces, ¿nos interesan los conciertos o no? La encuesta del INE habla también de ello, y lo que sucederá a continuación te sorprenderá. Bajo el título ‘Personas según el grado de interés por los conciertos’, la encuesta clasifica a los grupos de personas según su interés de 0 a 10. Un rayo de luz se abre camino en la noche más larga, que diría Aute: la Comunitat está 1 punto por encima de la media en cuanto al español que valora su interés en los conciertos de 7 a 8 sobre 10; sin embargo, no es tan importante que esté por debajo del promedio en el grupo de 9 a 10 como que esté 2 puntos por encima del español al que los conciertos les atraen tanto como cambiar la funda de la almohada. En ese grupo, los de 3 y 4 puntos sobre 10, sólo Castilla-La Mancha, que es un agujero negro espeluznante a juzgar por todas las clasificaciones, supera a la Comunitat. Terrible.
La tónica de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2014-2015 es que la Comunitat está casi permanentemente por debajo de la media en lo que se refiere a música y conciertos, menos cuando estar por encima constata una realidad aterradora. Por ejemplo, en la parte de ‘Personas según la asistencia a conciertos’, el valenciano está por debajo de la media en ‘Total asistido en el último año’, ‘En los últimos tres meses’ (faltaría más) y ‘Entre tres meses y un año’; sin embargo, no sólo está por encima del dato promedio en ‘Hace más de un año’, sino que lidera la tabla con casi 6 puntos más (38.9% frente al 33%); a 3 puntos de distancia, Ceuta y Melilla.
Si buscar y reconocer la raíz del problema es el principio de la solución sería necesario echar un vistazo a los motivos que aducen los ciudadanos para no ir o no ir más veces a conciertos. La Comunitat se adhiere a los dos grandes bloques nacionales, ‘es caro’ (20%) y ‘no tiene tiempo’ (23.1%), ambos ligeramente por debajo de la cifra promedio. Llama la atención, eso sí, que el siguiente gran bloque en cuanto a razones, el de ‘no tiene interés’, sitúe a los valencianos en sexta posición y por encima de la media (19.6% por el 18%). De forma tácita se reconoce, además, que la falta de oferta no es la razón -por debajo de la media y liderando de forma encubierta, pues las dos primeras son Barcelona y Madrid-.
El único apartado encabezado por los valencianos en cuanto a las razones por las que no van o no van más veces a conciertos es mucho más explícito: ve tú, que yo ya me he puesto el pijama. Su equivalente oficial, ’Prefiere verlo en televisión / vídeo / radio / Internet’ tiene a la Comunitat arriba del todo, luciendo pecado capital con orgullo. Su 3.9%, frente al 2.7% de media, deja 4 décimas atrás a Andalucía y 5 a La Rioja.
La misma encuesta ofrece el duro reverso de la moneda. La constancia del método de evaluación evidencia lo dramático de la situación si tenemos en cuenta que también incluye un apartado que recoge los hábitos y prácticas de los valencianos con respecto a la tauromaquia. Lo que en música y conciertos suponía estar mayoritariamente por debajo de la media, con los toros se revierte: por regla general, en la media u holgadamente por encima en cuanto a interés y a asistencia a espectáculo o festejo taurino. En cuanto a los datos que ofrece la encuesta respecto a la asistencia espectáculos deportivos sucede exactamente lo mismo. Con todo, no es de extrañar que la Comunitat Valenciana sea una de las cinco comunidades que vio reducido el empleo medio anual cultural entre 2015 y 2016 (del 47.1% al 42.8%).