EL TINTERO / OPINIÓN

Per a ofrenar…

El inicio de nuestro himno resume lo que sucede en estos días de octubre, del 9 al 12, de la celebración de cómo Jaime I recuperó este maravilloso territorio para el mundo cristiano y fundó el Reino de Valencia a la fecha que conmemora la Hispanidad en todo el planeta, un hecho que va desde el descubrimiento del Nuevo Mundo al actual poderío de lo hispano en la esfera global.

10/10/2018 - 

VALÈNCIA. Acabamos de conmemorar, celebrar y festejar algo que, como en tantas otras ocasiones, acabamos haciendo por rutina, porque lo marca la agenda o porque desde los medios y la publicidad institucional nos recuerdan que es el ‘Día de la Comunitat Valenciana’. Pero quizá es difícil pensar cómo era y cómo se vivía en esta zona privilegiada del mundo, allá por 1238 cuando llegó Jaime I el Conquistador y sus tropas recuperando para la Cristiandad el Reino de Valencia. 

Estoy convencido que muchos han pasado más de una vez por el Pasaje Emili Mª Aparicio Olmos, ese espacio peatonal que une la catedral y la basílica de la Virgen, y que se dedicó a este capellán y cronista de la Mare de Deu dels Desamparats. En ese rincón de la que se conoce popularmente como la Valencia romana, se encuentra una minúscula capilla, siempre cerrada y siempre iluminada donde se recuerda que en ese mismo lugar se celebró la primera misa que suponía la conversión de la antigua mezquita en templo cristiano, donde esta nuestra Seu. 

El conocimiento de nuestra historia y los hechos que se han producido en nuestro territorio son necesarios para valorar y disfrutar de todo lo que nuestros antepasados y los espacios que hoy habitamos han protagonizado. Pero siempre debe prevalecer algo que en mi opinión el pueblo valenciano lleva con naturalidad: la concordia y el entendimiento. Nos gusta destacar nuestros defectos, especialmente nuestro pasotismo o individualismo, al que llamamos en valenciano ‘meninfotisme’, un término realmente bello y original. Pero y las virtudes individuales y colectivas.

Los valencianos, es decir, los que habitamos en las provincias de Alicante, Castellón y Valencia tenemos un carácter mediterráneo con todo lo que ello conlleva, con nuestra calma o ‘pachorra’ quizá más propia del pasado árabe y nuestro espíritu emprendedor y comerciante vinculada a nuestra herencia fenicia, pero siempre con una actitud pacífica y afable, así como leal y respetuosa. De ahí que la letra del himno de nuestra Comunidad tenga un inicio tan vibrante y tan generoso. Porque los valencianos siendo protagonistas de una historia rica en todos los ámbitos, nos sentimos orgullosos de formar parte de una nación tan crucial en el devenir de la historia como España. 

En los últimos tiempos y con excesivas subvenciones del gobierno catalán y cada vez más suculentas del gobierno valenciano, se ha intentado deformar este sentir natural y mayoritario que nos convierte en un territorio apasionante y pacífico. Desde la educación a las asociaciones de todo tipo, las millonarias subvenciones pretenden enaltecer un sentimiento valenciano, pero en contraposición con el sentimiento nacional español. El fenómeno nacionalista independentista sigue teniendo una sobrerrepresentación política y mediática, aunque no tenga un reflejo proporcional la ciudadanía, sí que consigue crear realidades paralelas y moldear voluntades, como casi siempre “la pela es la pela”.

Llegados a este punto y teniendo en el norte a una Comunidad que ha logrado establecer la confrontación civil, la tensión social y sobre todo el miedo a expresarse libremente a nivel particular en el bar, la oficina o el campo de futbol, lugares comunes de tertulia y debate en el suelo patrio. Es importante que los valencianos utilicen esta semana de días festivos tan marcados como el Día de la Comunitat y el Día de la Hispanidad para reflexionar sobre todo lo bueno que logramos manteniendo la convivencia y la unidad frente al empobrecimiento y la ruina a la que conllevan los separatismos, radicalismos y fanatismos identitarios

El histórico Reino de Valencia ha tenido un siglo de oro en las letras previo al de la literatura española, ha creado y mantiene instituciones únicas en el mundo como el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia, ha sido y es un referente mundial en el mundo de la seda (Colegio del Arte Mayor de la Seda y Lonja de la Seda de Valencia), y ha sido y es una tierra de grandes empresarios, exportadores, viajeros y creativos, sin olvidar nuestra aportación al universo gastronómico, el plato más representativo de la cultura española es, sin duda alguna, la paella valenciana. Una gran tierra que se enriquece y se enorgullece de formar parte de España.