Línea de montaje de Ford AlmussafesVALÈNCIA. A falta de información oficial sobre la situación de Ford en Europa y los recortes que la firma quiere realizar en el continente, los datos sobre la crisis de la compañía del óvalo siguen llegando con cuentagotas y a través de los empleados de la industria automovilística.
Si el pasado lunes el Comité de Empresa Europeo revelaba que las futuras inversiones de la marca a este lado del Atlántico están sujetas a que la multinacional logre un beneficio antes de impuestos de al menos el 6%, este martes eran los sindicatos de Almussafes, tras una reunión con la dirección, los que indicaban otros argumentos utilizados por la compañía para justificar el ajuste.
Entre ellos señalan que, en el acumulado de los últimos 20 años (entre 1998 y 2017), la empresa tiene perdidas en Europa; y que las plantas de fabricación de vehículos están al 75% de su capacidad de producción y, las de motores y transmisiones, al 60%.
Se trata de un oscuro panorama a nivel europeo que, pese a todo, deja margen para la esperanza, puesto que en absoluto se trata del escenario actual de la factoría de Almussafes, cuya productividad y resultados llevan años siendo ensalzadas por las direcciones europea y mundial.
Según los sindicatos, en la reunión del pasado 9 de octubre la empresa también trasladó que se espera que los motores diésel pasen a tener unas ventas de solo 17% en 2025 (actualmente suponen el 43%), que hay modelos de vehículos que no son rentables cuya fabricación se ha decidido abandonar progresivamente, o que también se van a abandonar mercados en los que los vehículos de Ford no son rentables.
Preguntados sobre qué modelos de los producidos en Almussafes son un buen negocio, los responsables de la dirección explicaron a los sindicatos que uno de ellos sí lo es (en clara alusión al Ford Kuga), que con otro 'ni se pierde ni se gana' (probablemente las furgonetas Transit y Tourneo) y otros tres no son rentables (previsiblemente, los modelos Mondeo, S-Max y Galaxy).
