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Los arquitectos deben entregar este mes el proyecto para finalizar el parking, que lleva cinco años paralizado. En abril debe salir el concurso. Los comerciantes del Mercado Central aseguran que no consentirán que sea sólo para residentes
VALÈNCIA. “Para mí lo más deprimente del mundo son las reuniones para el parking de Brujas”. La hipérbole la pronuncia Francisco Dasi, presidente de la Asociación de Vendedores del Mercado Central de València. Obviamente, no es lo más triste que le sucede en su vida, pero sí se ha convertido en una frustración recurrente, una losa similar a la piedra de Sísifo. Porque, cada vez que se reúnen con representantes del Ayuntamiento de València para hablar del tema, la respuesta es la misma: “Está cada vez más cerca”. Pero si tan cerca está, la pregunta es cuánto de lejos estaba antes.
Paralizado desde hace cinco años, el parking de Brujas pasó oficialmente a manos del Ayuntamiento el pasado 1 de junio. Desde entonces hasta la fecha los avances han sido pocos. Este mes está previsto que los arquitectos entreguen el proyecto al consistorio. En principio la obra saldrá a concurso el mes que viene. El coste inicial es de 4,5 millones de euros, una factura que unir a los 11,3 millones que durante 10 años deberá abonarse a la Conselleria de Obras Públicas, por las anteriores obras.
La obra pendiente en principio es bastante sencilla. Básicamente consiste en el derribo de un tabique para conectar el parking con el Mercado Central, y crear la rampa de entrada que sería por la calle Guillem Sorolla. Junto a ello habrá que vestir el parking, acabar de lucirlo y adecuar las instalaciones.
Como en un juego de fichas de dominó, la apertura del parking se considera fundamental entre los asociados del Mercado Central y los comerciantes de la zona, porque irá derribando fichas y dará sentido a todo el espacio.
En primer lugar, porque la tan famosa peatonalización del entorno de la Lonja no ha tenido una consecuencia directa sobre ellos, o al menos no tan positiva como debiera. “Han hecho una obra que apenas dignifica la zona y a cambio de nada nos han quitado la plazas de aparcamiento superficie”, resume Dasí. “La rutina de una zona comercial se ha complicado mucho, sobre todo en la plaza del Mercado”, añade.
Las zonas de carga y descarga, las plazas de aparcamiento de la ORA, y las áreas donde muchos clientes se detenían un momento, fueron reemplazadas por el vacío. Y el parking del Mercado Central, “muy pequeño” se ha revelado como completamente insuficiente para dar respuesta a las necesidades de los comerciantes.
La puesta en marcha del parking de la Plaza de Brujas la consideran muchos comerciantes de la zona como la solución ideal, especialmente en el Mercado Central. No es la panacea, pero como si lo fuera. Lo que sucede es que “la velocidad de la administración” les está desesperando, comenta Dasí. Lenta velocidad, se entiende. Aunque reconoce que “el alcalde [Joan] Ribó nunca se han querido comprometer con el tiempo”. Un detalle de habilidad por su parte. Para qué prometer fechas.
Los asociados del Mercado Central tienen prevista una reunión las próximas semanas con el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, para saber las condiciones del nuevo parking. Y aquí hay un nuevo caballo de batalla porque cada colectivo tiene su propia solución, como bien pudo comprobar el mismo concejal en el encuentro que mantuvo el pasado 29 de diciembre con los comerciantes de la zona, los vecinos y los asociados del Mercado Central.
Estos últimos le han transmitido diáfanos su propuesta. En el concepto de futuro que plantean, en el que el entorno del Mercado Central será como un centro comercial abierto, no tendría sentido que el parking se dedicara solo a los residentes, dice Dasí. Así que ellos abogan por un número de plazas adecuadas para los vecinos, en torno a un 20-25%. “No hacen falta más”, asegura. “El Mercado Central no consentirá que sea sólo para sea residentes”, advierte.
Lo que acelerará la solución Brujas es que no saldrá a concurso su gestión. Que el parking sea de titularidad municipal es una decisión que no le molesta. Al contrario. “Puede ser un negocio que aporte dinero al Ayuntamiento”, vaticina Dasí. “Eso nos parece divino”. En concreto, un negocio de medio millón de euros al año, según los primeros cálculos del consistorio.
En cualquier caso todos aguardan a que se haga real la solución que supone el parking de Brujas, que siempre parece “que está ahí”, la patata caliente que condiciona la vida comercial del casco antiguo de la ciudad y que la puede hacer más cómoda. “Tenemos un centro histórico real, en el que la gente quiere vivir. A nivel identitario puede suponer un peligro si no encontramos una solución. El centro no puede perderse y ser sólo para turistas”, pide.