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contracrónica del primer debate de candidatos por Valencia al Congreso de los Diputados

¡Pero cómo va a pactar con Vox ese señor tan templao!

8/07/2023 - 

VALÈNCIA. Inicio de campaña y primer debate entre los cabezas de lista por Valencia de PSOE (Diana Morant), PP (Esteban González Pons), Vox (Carlos Flores Juberías) y Compromís-Sumar (Águeda Micó). Una vez más, y como en las muy recientes elecciones municipales y autonómicas, la Cadena Ser abre el fuego con un debate breve y que fue de menos a más, logrando entretener al respetable, o al menos a mí.

La ministra Diana Morant comenzó con una intervención que mostró las carencias que arrastraría por todo el debate. Por un lado, un estilo robótico e hierático para exponer argumentario prefabricado, sin piedad y sin freno. Morant hizo una alusión a sus abuelos (dos criados cuya nieta había llegado a ser ministra) que pretendía ser emocionante, pero que parecía salida de la página 57 del manual para debatir de Juventudes Socialistas: para parecer humano y empatizar con el público, mencionar alguna experiencia personal. 

Foto: CADENA SER 
También en esta primera intervención, Morant dijo que le parecía absolutamente inconcebible que una persona condenada por violencia de género (Carlos Flores) pudiera ser candidato en unas elecciones y que, por lo tanto, no iba a dirigirse a él en todo el debate. Una frase impactante, pero con la que luego tienes que convivir, porque por mucho que no te quieras dirigir a alguien, si esa persona sí que se dirige a ti, ¿qué haces? ¿No responderle nunca? Tampoco González Pons ni Águeda Micó le hicieron ni caso a Flores Juberías, pero como no verbalizaron ningún veto tenían más libertad para decidir cómo operar en el debate. 

Esto le causó problemas a Morant varias veces. Por una parte, cuando Flores insinuó no se sabe muy bien qué sobre el exministro, y número dos de la candidatura del PSOE, José Luis Ábalos, y su relación con las mujeres, que había aparecido, decía Flores, en "algunos medios de comunicación" (en el Vox News, el Daily Vox, y el Voxist Chronicle, como mínimo). Era un ataque directo contra un compañero, en unos términos deleznables, sin aportar nada parecido a una prueba, pero la ministra no varió su actitud ni un ápice. Siguió mirando al frente con expresión de sufrimiento, como una mater dolorosa que tiene que aguantar a semejante energúmeno. Tuvo que ser el siempre hábil González Pons quien terciase para defender a Ábalos y descalificar la actitud de Carlos Flores y sus infundios (y, de paso, la falta de solidaridad de Morant con su compañero)

Más adelante en el debate, Flores se lamentó de un supuesto acto de vandalismo contra el coche de un militante de Vox en Náquera, y mostró a cámara -atención- una imagen de un coche calcinado que parecía salida de la banlieue parisina. Es algo muy habitual en Vox, ir por la vida con un discurso y unas formas muy agresivas para con los demás, al modo en como repartía patadas Pepe, el mítico central portugués del Real Madrid de Mourinho, sin que el colegiado se diera casi nunca por aludido; pero luego, ese mismo central aguerrido, a poco que le tocasen, o ni siquiera, se tiraba al suelo aullando de dolor.

Flores se perdió en una disquisición absurda, ofreciendo a la ministra compartir un taxi para ir a Náquera a ver con sus propios ojos el sufrimiento de los militantes de Vox (tiene toda la pinta de que lo está pasando fatal esa pobre gente, ahora que controlan el ayuntamiento y se han subido los sueldos como primera medida). Pero tampoco recibió respuesta. Para Morant sólo había un rival en el debate, una persona a la que interpelar, y este era el candidato del PP, Esteban González Pons.

Foto: CADENA SER

Un muy mal enemigo, porque González Pons, a estas alturas, ya ha visto de todo y ha estado en todo tipo de debates parlamentarios y mediáticos. Ha sido senador, diputado, conseller, eurodiputado y vicepresidente del Parlamento Europeo. Lleva toda la vida en política y, a diferencia de muchos otros, ha envejecido muy bien. Sigue siendo lúcido y ocurrente, sigue ofreciendo un perfil moderado que nunca le ha abandonado, y además da claros indicios de que es un político que no sólo tiene buenas formas, sino también un sólido fondo. Un peso pesado de la política española que se plantó en el debate con un mantra continuo: yo soy un señor moderado que está aquí para defender los intereses de los valencianos. Sobre todo, para defenderlos del sanchismo y de su continuo afán por favorecer a los catalanes frente a Valencia. A veces, daba la sensación de que estábamos en 1993. ¡Qué tiempos!

Los continuos ataques de Morant a González Pons, centrados en los pactos con Vox y en la falta de palabra del PP, caían en saco roto y eran devueltos por el candidato del PP con cargas de profundidad sumamente eficaces, resumidas a menudo en la paradoja en la que está encerrada la izquierda valenciana desde el 28M: si lo hicieron ustedes tan bien, ¿por qué perdieron las elecciones, por qué perdieron la Generalitat, los principales ayuntamientos, etcétera? La respuesta de la izquierda valenciana, entonces y ahora, es simple: por culpa de Pedro Sánchez, nosotros lo hicimos todo de maravilla. Pero claro, en un debate vinculado con que Pedro Sánchez siga en la presidencia del Gobierno, o bien "derogar el sanchismo", decir eso no quedaría demasiado bien.
 Foto: CADENA SER

Morant lo intentó por muchas vías, pero el mencionado tono de argumentario y la solvencia del rival no le ayudaron. Estuvo cerca de conseguir hincar el diente a González Pons con el tema que interesaba a la gran mayoría de los espectadores y oyentes: la revalorización de las pensiones. Pues, no nos engañemos, este debate lo vieron fundamentalmente jubilados, periodistas y militantes de los partidos. Los militantes siempre te van a votar, los jubilados son los que votan sobre todo al PP y al PSOE y se movilizan con mayor entusiasmo, y los periodistas están ahí para describir lo que ven y transmitírselo después a los lectores, entre los cuales (admirado, en tu sabia senectud, lector) seguro que hay también muchos jubilados. Así que conseguir el favor de los jubilados era ganar medio debate, sobre todo para PP y PSOE, que para algo tienen en ellos a su principal caladero electoral. Pero claro, visto el debate, ¿cómo pensar que ese señor tan afable y moderado, que sólo quiere defender a los valencianos, va a pactar con Vox o, peor aún, va a bajarnos las pensiones? Esta chica tan crispada seguro que exagera.

El candidato de Vox, Carlos Flores, repite como candidato tras inmolarlo su partido en el altar del pacto con el PP para entrar en el gobierno de la Generalitat. Una posición poco envidiable, porque de la misma manera que se han quitado de encima a un candidato que le podía causar problemas al PP valenciano, todo indica que de ser necesario Vox para Núñez Feijóo y alcanzar un pacto de gobierno, de ninguna manera obtendrá Flores puesto alguno en él. Así que este ascenso de nivel puede continuar el año que viene, presentándose como cabeza de lista de Vox en las Elecciones al Parlamento Europeo, si es preciso, mientras son otros los que pillan el sillón. A la hora de la verdad, más valen una chicuelina y una verónica bien ejecutadas que una cátedra universitaria. Más arte, menos academia.

Foto: CADENA SER

En fin. Flores tenía también el hándicap de que nadie le hacía ni caso, y a veces parecía que no sabía muy bien qué hacer con su tiempo. Desde luego, habría sido buena idea abstenerse de hablar de cómo Vox iba a defender a las mujeres de los peligros llegados con los inmigrantes (de los otros, los que ya están aquí, no dijo nada, claro), o de comenzar su primera intervención leyendo un fragmento del Don Juan de Zorrilla (un momento "profesor de Universidad" auténticamente de luxe) en el que el protagonista explica cómo burló y escarneció a las mujeres.

Por último, la candidata de Compromís-Sumar, Águeda Micó, tenía ante sí una papeleta potencialmente difícil, porque se estrenaba como cabeza de lista nacional y potencial sustituta de Joan Baldoví y sus doce años en el Congreso y porque, además, lo hace encabezando una candidatura híbrida de Compromís con Sumar. Micó salió airosa del envite, dedicando unas palabras al liderazgo y las realizaciones de Yolanda Díaz y centrando el resto de sus intervenciones a combinar los motivos por los que había que apoyar a su candidatura (más valiente en políticas progresistas que el PSOE y más vinculada con los intereses valencianos que el PSPV o el PP) con las críticas al bipartidismo.

De hecho, los momentos más interesantes del debate provenían de interacciones entre Micó y González Pons, con más autenticidad que el discurso monocorde de Morant o las disquisiciones en el vacío de Flores Juberías. El punto álgido del debate, sin duda, se produjo cuando Micó sacó a colación un artículo de Esteban González Pons de hace algunos años, en el que el dirigente del PP se manifestaba en contra de la ampliación del puerto de Valencia, sobre todo por su posible impacto ecológico (y, en particular, en las playas de Valencia). Un artículo que ya entonces generó mucho debate, por lo que decía y por quién lo decía, y que ahora, cuando dicha ampliación parece inminente, adquiere una dimensión mucho mayor. Porque es muy probable que Esteban González Pons sea ministro si Feijóo alcanza la Moncloa, y porque en todo caso su partido ahora gobierna tanto el ayuntamiento de Valencia como la Generalitat Valenciana.

Foto: CADENA SER

La candidata de Compromís Sumar le propuso a Esteban firmar conjuntamente una iniciativa parlamentaria en el Congreso para que la ampliación del puerto no pueda realizarse sin una nueva declaración de impacto ambiental. Un regalo envenenado que González Pons supo neutralizar aceptando la propuesta (es decir, sin desdecirse de lo publicado hace años) y poniendo en manos del PP, en Madrid y en Valencia, la responsabilidad de llevar a cabo una ampliación respetuosa con el medio ambiente. ¿Y Vox? ¿Qué Vox? ¿Ese partido del que usted me habla?

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