VALENCIA. El fondo español PHI Industrial es el inversor que el próximo 5 de enero se convertirá en el nuevo propietario del 100% de Lladró. El grupo liderado por Alexander Wit se presenta como "un inversor industrial especializado en la gestión activa de empresas" cuyo"objetivo de inversión es transformar el negocio y restablecer la rentabilidad de la empresa, para de esta forma garantizar su viabilidad, siempre con un enfoque en la creación de valor a largo plazo".
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Valencia Plaza conversó este lunes con Alexander Wit, quien aseguró que mantendrá la producción en Valencia y que no tiene previsto realizar ningún ajuste nuevo en la plantilla, tras el ERE realizado por la compañía hace un año. "La creación de valor no viene por ajustes, sino por darle la vuelta a nivel creativo, en concepto de tienda para darle la vuelta al negocio", manifestó.
De hecho, el acuerdo de venta incluye un contrato de alquiler por 10 años de Lladró con Rosal, la empresa inmobiliaria de la familia Lladró que, como adelantó este periódico, mantendrá la propiedad de la Ciudad de la Porcelana. El contrato de alquiler abarca todo el complejo industrial excepto la antigua fábrica de Porsa, una de las filiales del grupo, que está cerrada y sin uso desde hace un lustro. Según Wit, "la producción no se puede sacar fuera, es un negocio artesano y de artistas".
"Queremos mantener la historia y el carácter valenciano de la marca Lladró, su fábrica, sus artesanos y trabajaremos en la potenciación de la proyección internacional para asegurar la viabilidad de la empresa", asegura el financiero.
Según Wit, el actual equipo directivo de Lladró encabezado por Juan Vicente Sanchis (director general) se mantendrá en la empresa y contará con apoyo del fondo PHI Industrial, según la estrategia que han seguido en otras inversiones. "Son los que mejor conocen la empresa", argumenta. No continuará ningún miembro de la familia Lladró.
Este apoyo del equipo directivo de PHI Industrial a sus empresas no se traduce en sinergias entre las participadas. "El objetivo es que las empresas funcionen por sí solas, se tienen que valer por sí mismas, no hacemos transacciones pensando en sinergias", explica Wit.
El fondo anuncia que inyectará capital en Lladró y que la estrategia será introducir cambios tanto en el producto como en la distribución. "No quiero cambiar el producto, el producto Lladró en muchos países está apreciado y valorado, pero hay otros productos que no están en línea con lo que el mercado pide hoy en día", señala Wit. Por ello, se crearan nuevas colecciones sin perder la identidad de Lladró. Según el futuro propietario, "la familia ya había empezado a innovar y cambiar líneas".
En cuanto a la distribución, Wit anuncia que va a "cuestionar el modelo de tienda", pero su intención es mantener la red que actualmente tiene Lladró en el extranjero. "Lladró es una marca global y Estados Unidos y Asia son claves. Una ruta clara es seguir potenciando esos mercados", explica.
Alexander Wit asegura que su empresa no se marca un plazo para desinvertir. Espera devolver la empresa a la rentabilidad "en un par de años" pero afirma que su vocación es de largo plazo, como demuestra el hecho de que su grupo ha realizado sólo tres desinversiones desde que empezó a comprar empresas en dificultades en 2007.
Su cartera actual se compone de diez compañías, ninguna valenciana. Tampoco hay en su portfolio empresas del sector del regalo de lujo, como Lladró.
Aunque el cierre de la operación depende de la votación en la junta general extraordinaria de accionistas de Sodigei, matriz de Lladró, fuentes de la familia valenciana confirman a Valencia Plaza que la operación está prácticamente confirmada, ya que cuando se convocó la junta general fue porque se había alcanzado un acuerdo entre PHI y el accionista mayoritario, Juan Lladró, que ostenta el 70% en usufructo tras haber repartido su participación entre sus cuatro hijas.
El acuerdo se alcanzó después de varios meses en los que se recibieron tres ofertas firmes, la de PHI Industrial, una china y otra india. La nacionalidad del comprador y las garantías de mantenimiento de la actividad y el empleo en Valencia pesaron a la hora de elegir la opción española, según estas fuentes.