CASTELLS. La plaga del Citrus Greening (HLB), también conocida como dragón amarillo, ha reaparecido en una extensión de campos de Sudáfrica y ha provocado la alarma entre los citricultores valencianos, según ha informado el Comité de Gestión de Cítricos de acuerdo al aviso transmitido por la Citrus Research International (CRI) -el centro del sector de referencia de Sudáfrica-. Se trata de la bacteria más letal de los cítricos en el mundo, según indica el Ministerio de Agricultura, y no tiene cura a través de los productos fitosanitarios.
"La amenaza para los cítricos españoles y europeos es de primer orden, no sólo porque la mediterránea es la única gran zona productora del mundo donde la enfermedad no ha aparecido afortunadamente aún, sino porque en estos momentos ya se cuenta con los
dos insectos vectores que pueden transmitir y propagar sendas bacterias: la Trioza erytrea que causa la vertiente africana-localizada por todo el litoral de la vecina Portugal, por Galicia y la cornisa cantábrica-; y la Diaphorina citri ( la asiática), que se identificó hace poco en Chipre y años antes en Israel", alertan desde la patronal citrícola nacional.
El Comité de Gestión de Cítricos critica que la enfermedad ya fue identificada en 2022 en la región sudafricana de East London, a más de 300 kilómetros de distancia del actual foco y no se comunicó entonces de manera oficial a pesar de su gravedad. Los exportadores españoles lamentan que Sudáfrica informa ahora por "el agravamiento de la situación".
Por ello, la patronal citrícola nacional reclama a la UE que imponga la cuarentena a las importaciones de esta zona de Sudáfrica. “Llevamos advirtiendo desde hace años de que Sudáfrica no es un proveedor de cítricos fiable para la UE y que sus autoridades no tienen credibilidad en materia de sanidad vegetal”, señala a este respecto la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), Inmaculada Sanfeliu, quien pide a la Comisión Europea (CE) que ”exija responsabilidades a sus autoridades por haber ocultado los dos focos durante años”.
Los cultivos afectados están en Eastern Cape, que la segunda zona citrícola de Sudáfrica en importancia, que cuenta con 26.000 hectáreas citrícolas y acapara el 26% de la producción sudafricana. Allí, los productores ya están cortando los árboles situados en jardines particulares para frenar la expansión de la plaga en los cultivos. En este sentido, la CGC reclama la “inmediata puesta en cuarentena de toda la provincia y su exclusión del programa de exportaciones a la UE”. "Sudáfrica es el primer proveedor no comunitario de cítricos europeo y si bien la fruta no es la vía de transmisión más probable sí hay literatura científica que acredita que la bacteria se puede detectar y ser viable en naranjas o mandarinas. Resulta más factible que pueda llegar a través de material vegetal introducido de forma clandestina", añaden desde la organización.
Según la CGC, los responsables de Sudáfrica reconocen que “los agricultores de Sundays River son conscientes de que el Greening quizá se extienda a su región, muy probablemente sin saberlo a través de un árbol de un vivero infectado procedente de Gqeberha, así que esa es la advertencia que debemos difundir”.
Sudáfrica sufre el impacto de la variante de HLB africano -Candidatus liberibacter africanus-, que se identificó por primera vez en Sudáfrica en 1920 y desde entonces su combate ha sido una de las prioridades de la industria citrícola de este país.
La cepa africana, transmitida por el vector Trioza erytreae, es la menos agresiva del HLB pero, aún así, se trata de una enfermedad cuya lucha está regulada como “prioritaria” en la UE frente a la que tampoco hay cura, que primero provoca manchas amarillas en las hojas y frutos pequeños y deformes de sabor margo, y tras bloquear la circulación de la savia por las células del floema, la producción decae bruscamente y en muchos casos acaba por matar a los árboles.
El CGC recuerda que, pese a "los continuos escándalos en materia de sanidad vegetal y la reiteración en las interceptaciones en puertos europeos de partidas sudafricanas con mancha negra y antes con falsa polilla, "hace sólo un mes el Gobierno sudafricano llamó a consultas en la Organización Mundial del Comercio (OMC) a la Comisión Europea (CE) para cuestionar su normativa’".
Se trata de la tercera vez en la última década que sus autoridades actúan de la misma manera ya que en 2014 se repitió esta misma situación. “La CE debe tomar nota -y creo que ya lo está haciendo- del modo de actuar sudafricano y dar un giro a su política en este asunto endureciendo las condiciones de importación y buscando fórmulas más exigentes, como las normativas que en esta materia aplica EEUU, que Sudáfrica siempre acata sin mayores reticencias”, concluye Sanfeliu.