MADRID (EP). El nuevo plan de compra de activos para hacer frente a la emergencia provocada por la pandemia de coronavirus, anunciado la pasada medianoche por el Banco Central Europeo (BCE) y cuyo importe alcanza los 750.000 millones, permite por el momento esquivar el peor escenario, cuando ya se da por descontada la recesión de la zona euro, y establece una red de seguridad para que los gobiernos de la zona euro forjen una respuesta común a la crisis, según el consenso de analistas consultados por Europa Press.
"El BCE compró tiempo para que Europa encuentre una respuesta común. Pensamos que la habrá", apunta desde Bank of America (BofA) el equipo de analistas liderado por Rubén Segura Cayuela. "Este respaldo es grande, compra tiempo pero no la eternidad. Ahora se necesita más del lado fiscal, pero como es habitual en Europa, el umbral de dolor para la acción es elevado", apuntan. De este modo, la expectativa de BofA pasa por que Europa se involucre en una fuerte respuesta común frente a este shock externo una vez alcanzado el 'umbral del dólor', pero advierten de que "el tiempo es esencial" y aún se aprecia mucha complacencia y la nueva intervención del BCE implica el riesgo de que esta complacencia vaya en aumento.
"Seríamos prudentes respecto de una rápida cooperación fiscal tanto en el control de daños como en el estímulo de la demanda. El BCE ha sentado las bases para tal acción, pero no puede obligar a los gobiernos a actuar", afirman desde el banco estadounidense, para el que "cuanto más tarden los gobiernos en actuar, mayor será el problema y más complicadas serán las soluciones". En este sentido, desde Barclays señalan que con este nuevo paquete el BCE mantiene su postura de que el problema a abordar por su parte es garantizar la liquidez necesaria a los mercados financieros y el crédito a la economía, por lo que apuntan a que la intervención del banco central "puede verse probablemente complementada con medidas fiscales coordinadas, posiblemente a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)".
"El MEDE podría activarse de manera preventiva para todos los miembros, convirtiéndose en el equivalente de una capacidad fiscal de estabilización en lugar de un presupuesto de la zona euro. Esto impulsaría la emisión del MEDE, y los nuevos bonos del mecanismo de rescate serían incluidos en el programa de compras del BCE", apunta el banco británico.
Por su parte, el analista de eToro Javier Molina destaca que "esta vez sí, el BCE se lanza al rescate de Europa" y subraya el impacto inmediato de la intervención del banco central en las primas de riesgo de la eurozona, dando cierta estabilidad a unas bolsas muy castigadas. "La recesión está siendo descontada por el mercado, y la pregunta pasa por intentar cuantificar la magnitud de la misma", advierte Molina, para quien este tipo de estímulos "no son suficientes si no vienen acompañados por mayores medidas fiscales y de apoyo al tejido empresarial. "Los gobiernos deberán perseverar", asegura.
En esta línea, los analistas de Dunas Capital-Inverseguros confian en que la acción del BCE debe ayudar a rebajar buena parte de la presión que se ha visto sobre las curvas de la deuda gubernamental europea. "En este sentido, es especialmente relevante la menor trascendencia que plantea el 'capital key' y que debe ayudar especialmente a la periferia, con Italia por delante de todos", apuntan.
Desde Mapfre se considera que las medidas anunciadas ayer por el BCE, en el contexto de crisis financiera global desatada con la emergencia de la pandemia del Covid19, cumplieron con las expectativas, "pero parecen algo limitadas" y añaden que hubieran sido deseables elementos adicionales como la ampliación del espectro de la compra de activos, así como dar señales de que las medidas adoptadas tienen un carácter global a través de una acción coordinada con el resto de los bancos centrales.