El Plan de Inversiones para Europa -más conocido como Plan Juncker- ha sido desde su creación y va a continuar siendo hasta 2020, uno de los instrumentos más relevantes de la UE para financiar proyectos de alto valor añadido que repercutan positivamente en el buen desarrollo de las Redes Transeuropeas. Quedar al margen de este instrumento representa para los territorios y las empresas la peor amenaza a la que puede enfrentarse cualquier corredor de transporte que aspire a desarrollarse en unas condiciones mínimamente competitivas.
Una vez que el Banco Europeo de Inversiones ha evaluado ya el funcionamiento de la primera etapa del Plan Juncker y que la Comisión Europea impulsa su inminente ampliación y reforma (con un aumento estimado de su horizonte de inversión de 185.000 millones de euros), es el mejor momento para abordar una reflexión estratégica sobre las oportunidades de desarrollo que la actual coyuntura financiera representa para el futuro del Corredor Mediterráneo.
La celebración en Valencia de un Foro de Inversiones Estratégicas y Empresariales con la relevante participación de la representación máxima del Plan Juncker para España, constituye una interesante oportunidad de establecer un capítulo mediterráneo en el contexto de esta indispensable herramienta europea de financiación de proyectos: el Fondo Europeo de Inversiones Estratégicas (FEIE).
No sería apropiado concebir este nuevo horizonte de oportunidades desde una lógica basada exclusivamente en la consolidación de un esquema de altas prestaciones ferroviarias y logísticas. Sin duda ése es el primer objetivo a conseguir. Pero adicionalmente a la consolidación de una cadena mediterránea de suministro industrial, esta segunda fase del Plan Juncker puede proyectarse hacia una visión mucho más amplia.
Una visión inspirada en el Mediterráneo como un gran espacio para la prosperidad compartida que se extiende hacia todas las dimensiones del desarrollo económico y social: la industria, la tecnología, la innovación, la cultura, la educación, la agricultura, el turismo, los servicios, el bienestar.
Todos los territorios del corredor mediterráneo comparten unas mismas expectativas y tienen una determinación cada vez más firme para avanzar en la defensa de este paradigma amplio de prosperidad que puede encontrar en el Plan Juncker un aliado de primer orden.
Estamos viendo cómo las iniciativas en defensa del Corredor Mediterráneo se intensifican, mejoran su capacidad de coordinación, se adentran en aspectos cada vez más concretos de la colaboración entre territorios y de la colaboración público privada. Dos ejemplos bien recientes dan buena prueba de ello: la cumbre entre los presidentes Puig y Puigdemont y la nueva iniciativa www.elcorredormediterraneo.com, liderada por la Asociación Valenciana de Empresarios.
Es la hora de plantear proyectos concretos a la Unión Europea. Proyectos de valor añadido mediterráneo que aprovechen esta oportunidad a partir de visiones estratégicas capaces de fortalecer el Corredor en su dimensión amplia de prosperidad, que hagan de las grandes sinergias públicas y empresariales de nuestro potencial una realidad al servicio de todos los ciudadanos.
Sin embargo no debemos engañarnos. El Plan Juncker es una herramienta prometedora, pero enormemente sofisticada. Como se han encargado de poner de manifiesto el BEI y la Comisión Europea, esta primera fase del Plan se ha cerrado con un decepcionante balance en términos de aprovechamiento mediterráneo. La segunda versión del Plan prevé además intensificar el denominado "principio de adicionalidad", por lo que vamos a necesitar visiones técnicas mucho más integradas para optar a la financiación de los proyectos con credibilidad y eficacia.
Los lugares comunes, los diganósticos tradicionales, la no justificación del valor añadido de los proyectos, la no cooperación entre empresas y administraciones, penalizan la adicionalidad y nos sitúan frente al riesgo no movilizar un céntimo de euro en las nuevas aproximaciones a la financiación europea.
En cambio la planificación estratégica, la integración de diagnósticos, la coordinación, la demostración de sinergias -la Gobernanza, en una palabra- pueden transformar de una vez para siempre la viabilidad financiera de las iniciativas mediterráneas y conducirnos a una versión actual y cierta de nuestras opciones mediterráneas de desarrollo.
Carlos González Triviño, sistemas y Aplicaciones de Gobernanza Industrial S.L. Director.
Aunque criticado por lo limitado de su cuantía, el balance, hasta ahora, parece positivo