políticos al habla / OPINIÓN

Podemos en órbita

1/02/2019 - 

Queridos todos. Así empezaba siempre sus cartas Antoni Llidó, párroco valenciano, religioso y maestro que dejó huella por su compromiso social. Llidó fue detenido por la DINA, asesinado y hecho desaparecer en Chile en 1974 donde decidió marcharse en busca de los ideales de libertad y democracia; ideales truncados y de qué manera por el golpe de Estado de Pinochet. Cuentan que sacaba de quicio a sus torturadores cuando le preguntaban: "¿Por qué no habláis, cura maricón?"; a lo que él respondía: "Por mis principios". 

Los principios son un buen refugio, inmejorable diría. Con ellos y desde ellos se actúa, se razona, se discrepa, se aprende. Son los mejores aliados para emprender cualquier travesía en la vida, especialmente en política. Te definen y te retratan si los defraudas. Me aventuro a hacer un ejercicio desde ellos sobre Podemos y la situación que atravesamos. Escribir sobre algo, lo que sea, implica aventurarse a hacer preguntas, todas, por incómodas que sean, y ser honesto y coherente en las respuestas. 

Las cartas son un ejercicio magnífico de reflexión. Como obra humana en ocasiones las carga la divinidad y, en ocasiones, el mismo diablo. Escribir no es fácil. Si no me creen, hagan la prueba. Organizar las ideas, pensar el mensaje, dar los argumentos. Por eso conviene ir anotando ideas conforme nos van llegando, porque como dice una buena amiga mía, a veces las musas no nos las devuelven de igual modo. Manolo Mata, amigo y síndic del grupo socialista en Corts valencianes, dice que el S.XXI le debe a Podemos la recuperación del género epistolar. Diríamos que eso, entre tantas otras cosas, a las que luego me referiré.

En los últimos días hemos leído varias cartas, mensajes en todos los formatos posibles gracias a la tecnología o a pesar de ella, y encontrado no pocas misivas de fuego amigo, a veces cruzado. Hemos oído declaraciones con palabras gruesas y hasta hemos escuchado los silencios. Excesivo lenguaje belicista en tiempos convulsos, que ayudan poco a pensar, a templar ánimos y a decidir qué hacer. Las ideas de unidad, humildad y responsabilidad, tan presentes en Vistalegre II, han vuelto a representarnos. Hoy más que nunca, hoy tanto como siempre. Hoy ya no es ayer para nadie. Hoy puede no ser un mañana para muchos. Por eso aquellas ideas están grabadas en una bandera ondeada, a modo de alto el fuego, por las y los secretarios generales que representan la plurinacionalidad morada. No me equivoco cuando digo que éstas son las ideas que más representan y con las que más se identifican la mayoría de votantes y simpatizantes de Podemos. En mi opinión, estos tres referentes éticos han de marcar los próximos pasos. Pero esta vez han de dejarse sentir en las acciones, en las de todas las partes.

Las formas en política importan, son fondos. El universo morado está repleto de formas y fondos. Algunas nos han hecho daño. Hay silogismos que parecen obvios: Iñigo no es Carmena. Pero nuestro deber reflexivo es no obviar la obviedad. Otros complejos, como el de Manuela no es tan Carmena. O Iñigo no es un traidor, deber ser un aliado. ¿Y dónde queda Podemos? ¿Cuál es nuestro papel en esta órbita de constelaciones en movimiento? Me vuelve a la reflexión el padre Llidó a quién cuando le preguntaban sobre la existencia de Dios y del cielo, decía "el tema es cómo uno se comporta abajo". En lenguaje podemista sería algo así como que asaltar los cielos, es cuestión de aplicarse.

Llegar a la política para marcar a otros partidos políticos la agenda no es tarea fácil. Pretender dar ejemplo sin dar lecciones, procurando ser en todo momento ejemplar, es sin lugar a dudas lo más difícil. La política requiere de dotes, de mano izquierda, e indiscutiblemente de tener bien presentes esos principios de los que hablaba al inicio con los que poner punto y seguido a una negociación o punto y aparte. Requiere rigor, conocimiento, experiencia y altura de miras. Y también autocrítica. Y una dosis de sentido del humor. Podemizar la política era y es nuestro objetivo para representar en mejor grado a la ciudadanía que confió en nosotros con una ilusión desbordante. Si lo haces, si te dejas la piel, puedes mirarla a los ojos de frente y decirle con orgullo, en muchas ocasiones, que lo hemos conseguido; y en otras tantas que, aun quedando camino por recorrer, estamos en mejor lugar del que partíamos. Pero también podemos mirarla sin miedo y decirle: por ahora no, pero volveremos. 

En la Comunitat valenciana lo hemos hecho posible. La división de la izquierda no restó, sumó, porque ilusionó. Dieron los números para que la derecha no volviera a gobernar. Una derecha corrupta. Una derecha opaca. Una derecha de espaldas a los problemas de la gente. Las izquierdas no confrontaron. Hay que saber diferenciar a los adversarios de los enemigos. Supimos estar a la altura del momento con el diseño y la voluntad inequívoca de firmar el Pacto del Botánico, que ha marcado un modo de hacer política. Hemos tenido la cordura de conducirlo a buen puerto, al mejor por el momento. Gracias a él han llegado políticas decisivas para la ciudadanía. Podemizamos la política valenciana. Lo hicimos con la Agencia Antifraude independiente y adscrita a les Corts, con más transparencia gracias a la ley de cuentas públicas abiertas y con una reforma fiscal más progresiva con la que hoy pagan más quienes más tienen y hay menos presión sobre las rentas bajas. Lo hemos hecho con el copago farmacéutico poniendo el foco de atención en toda esa gente que no tenía recursos suficientes para pagarse sus medicamentos y hoy ya no tiene que elegir. Hemos sido vigilantes y críticos. Hemos tenido siempre una voluntad constructiva con la que hemos aportado cambios importantes en el modelo urbanístico, en la ley de Infancia y Adolescencia, en la Ley de Turismo, en la Ley de Lobbies y en tantas otras. Hemos asumido la responsabilidad con compromiso. Hemos traído muchos derechos que hay que hacer realidad con recursos. Muchos son perfectibles como À Punt pero están ahí, levantamos los cerrojazos fundidos a negro. Hubiéramos ido más allá en la transformación del modelo si hubiéramos formado parte del gobierno. Hoy lo sabemos. Mañana no habrá dudas.

Las constelaciones son grupos de estrellas que toman una forma imaginaria útil para la navegación en la noche, para que las divisemos, y no perdamos el norte y acrecentemos los peligros. Las constelaciones, entre las que está Podemos e Izquierda Unida, están en órbita, junto a otras como Más Madrid. Se han de mover rápido, inteligentemente, pero con cuidado para no colisionar entre sí y que su luz no sea faro. De lo contrario, no nos lo perdonaríamos nunca.

Postdata: "Me arrimo a ti en una calle estrecha y dejo pasar la sombra que nos viene siguiendo" (Poema Hilario Barrero)


Fabiola Meco es diputada autonómica y portavoz adjunta de Podem en Les Corts

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