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OPINIÓN

Podemos hablar de un voto masivo contra el 'establishment'

El economista jefe de la gestora holandesa Robeco prevé riesgos para los tratados globales y para la independencia de la FED

10/11/2016 - 

MADRID. A las 08:35 de la mañana de ayer, hora de Europa, el magnate inmobiliario superaba los 270 votos del Colegio Electoral que necesitaba para hacerse con la Casa Blanca y convertirse en la primera persona, ajena a la corriente política mayoritaria de Washington, en presidir la mayor economia del mundo.

Los republicanos conservarán también el control de las dos Cámaras del Congreso estadounidense, firmando así una aplastante victoria que, como sucedió con la consulta del 'Brexit' en Reino Unido, contradice todas las probabilidades y previsiones anteriores. Hasta ahora controlaban la Cámara de Representantes, compuesta por 435 escaños, al igual que el Senado, integrado a su vez por 100 miembros, que sin embargo se preveía que cayera en manos Demócratas

Se trata de una jornada histórica; la mayor decepción política de la historia de Estados Unidos. Está claro que los votantes estadounidenses han optado por un candidato que defiende políticas rompedoras, burlándose de la continuidad. Podemos hablar de un voto masivo contra el establishment, que sigue la misma línea del 'Brexit', que refleja básicamente el hartazgo de los electores con el statu quo.

El aumento de la incertidumbre supone que las próximas semanas serán adversas para la renta variable, mientras que la deuda soberana se beneficiará de sus atributos como refugio seguro, aunque podrían intensificarse los temores inflacionarios. En Europa, es probable que el Banco Central Europeo amplíe su programa de flexibilización cuantitativa, con sus consabidas implicaciones para los mercados de renta fija.

Lo que más peligra ahora mismo es el comercio global, así como el crecimiento global, ya que Trump ha amenazado con romper importantes acuerdos comerciales, como el NAFTA, e imponer cuantiosos aranceles sobre los productos importados de China, entre otras medidas. Naturalmente, está por ver cómo se materializará todo esto pero, comprensiblemente, los mercados están muy preocupados. Básicamente se está produciendo una apresurada fuga hacia refugios seguros, como el oro o el yen japonés. En los mercados comienza a observarse una venta forzada -inversores que tienen que liquidar sus posiciones debido a la nueva situación-, lo que probablemente haga bajar más los precios de los activos.


Trump ha cuestionado la independencia de la Fed durante su campaña, cosa que también inquieta a los inversores. Está claro que no va a renovar a Janet Yellen como presidenta de la Fed cuando concluya su mandato en 2018, aunque no cabe descartar que dimita anticipadamente, o incluso que los Republicanos propongan modificaciones legislativas que afecten a la independencia de este banco central.

Por otra parte, es bastante improbable que la Fed suba los tipos de interés en diciembre. La ironía de esto es que el propio Trump sugirió que la Fed mantenía los tipos de interés artificialmente bajos para ayudar a Clinton, por lo que esto podría interpretarse como un factor que hiciera subir los tipos, lo que resultaría deflacionario. Pero la postura de Trump hacia la Fed podría cambiar rápidamente cuando tome posesión de su cargo.

Adiós al bloqueo legislativo

Lo más importante es que los republicanos van a hacerse con la mayoría del Senado, lo que resultará vital para la aprobación de las candidaturas propuestas por Trump para los cargos de su Gabinete y del Tribunal Supremo. El bloqueo legislativo quedaría así eliminado, aunque una mayoría en el Senado podría no bastar para evitar que la minoría demócrata bloqueara las cosas. La cuestión esencial es cuáles serán las prioridades de Trump.

Otro aspecto positivo es que Trump ha propuesto una drástica reducción del impuesto de sociedades, que podría suponer el regreso del capital estadounidense al país, ya que muchas empresas americanas han estado almacenando su dinero en el extranjero. Ha dicho que ninguna empresa estadounidense debería tributar más del 15% de sus beneficios, lo que supone una importante reducción respecto del actual máximo del 35%. Este factor resultaría favorable para los beneficios de las empresas americanas a largo plazo.

Léon Cornelissen es economista jefe de la gestora holandesa Robeco

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