VALÈNCIA. Sobre la romantización de la vuelta de los formatos del vinilo y el casete ya se ha escrito mucho. Tanto que se prevé que los vinilos superen en ventas al Compact Disc. Pero, más allá del mercado y las filias, ¿y si editar en casete fuera una forma de contestación? Polze de la mort lleva haciendo eso desde hace ahora 10 años. “No es una discográfica, es más una plataforma”, matiza a la primera pregunta de este diario su responsable, Jaume Ivars, que creó el sello en Benissa y que ha editado más de medio centenar de referencias.
Polze de la mort se define en su Bandcamp como “punks de poble”, que en realidad quiere ser un lema por la música periférica y un lema por el DIY, los dos pilares del proyecto. “La plataforma empezó como un proyecto mío que buscaba mover todo lo que pasaba a mi alrededor en la música. Colegas míos o gente con la que establecía cierta relación”, comenta Ivars. Ahora, edita referencias de otras partes del mundo como Estados Unidos o Islandia: “simplemente hubo un día que me moló un grupo y escribí por e-mail para ver si sacaba la edición para Europa”.
El catálogo lo teje “más la amistad que el sonido”, pero en todo caso, sí que hay como punto común bandas que abanderan el DIY y que no tienen el apoyo de otras discográficas o plataformas. “No me he querido nunca centrar en un sonido muy concreto”. Esa amistad y cercanía le ha hecho editar referencias de algunos grupos de referencia del punk y post-punk valenciano: Mausoleo, Finale, Semana Santa o Paz SS, entre otros. “Yo no me siento descubridor de nadie, si a estas bandas luego les ha ido bien es por su trabajo, no por el mío. Mi alegría es saber que han crecido bien y con cordura. Que conservan su actitud”, explica Ivars. Sus dos últimas referencias de la escena local ya dan que hablar: Presagio (con Antes era divertido) y Caída (con Incompleto).
Polze de la mort es una plataforma pequeña pero cuya naturaleza implica una contestación a la industria y los circuitos más comerciales: “La finalidad mía y la de los grupos es no estar en esas dinámicas más mainstream y no formar algo institucionalizado. Mantenerse al margen de todo esto también es una opción, y siempre se pueden explorar otras maneras de dar salida a tu música”.
Sobre el casete, es un formato por el que apostar por dos cuestiones. Primero, por ser un formato más humano, que a Ivars le recuerda “a la infancia y a la Ruta”. Segundo, porque es un formato “barato” para editar y que es más fácil vender. En realidad, los casetes se venden a melómanos pero también a personas que no buscan tanto un formato de reproducción, como una manera de apoyar a los grupos que no les haga rascar tanto el bolsillo. El coste de un casete es aproximadamente un tercio de lo que puede ser un CD y casi una cuarta parte de un vinilo.
Junto al casete, el Bandcamp del proyecto, una plataforma que se ha erigido como la alternativa más justa con los pequeños creadores y editores de música, frente a las grandes compañías como Spotify o Apple Music. Polze de la mort prefiere mantener su catálogo fuera de ellas, y le basta tener la salida online de sus bandas a través de la plataforma californiana.
Tras 10 años de proyecto, Polze de la mort tiene las energías intactas (y hasta renovadas). “En esta situación, es casi lo único que me alegra la vida. Con la pandemia estoy empleando mucho tiempo en el sello”, comenta su fundador, aunque evita hacer predicción para los próximos 10 años: “Quiero seguir haciendo lo que hago, pero no me pongo planes a largo plazo”.
¿Polze de la mort ha funcionado mejor por estar cerca de la escena de València? Ivars no tiene ninguna duda: “Editar aquí es fácil porque hay bandas, que es lo que necesita cualquier sello. Ahora mismo, València es un hervidero, tiene una cantidad y -sobre todo- una calidad de bandas que envidian otras escenas. Pocas ciudades del Estado pueden decir lo mismo”, destaca. Y de paso, subraya: “Lo más importante es que hay gente joven haciendo bandas, y eso garantiza el futuro de la escena”.
Otra idea: “Es verdad que bandas como La Plata o Mausoleo están abriendo camino, pero el trabajo de fondo se lleva haciendo desde hace mucho tiempo. Yo lo situaría en La Resi, el espacio autogestionado de València, que lleva siendo epicentro de la escena desde hace años. Y antes, en Casal Popular también era el escenario de este tipo de grupos”.
¿Qué punk se hace en València? En opinión de Ivars, “los grupos punk han apostado por alejarse de la agresividad del sonido de principio de los 2000 y buscan ahora referencias más pop”. Aunque cabe matizar que el tono oscuro siempre ha sido un eje transversal en la música valenciana en general y en el punk y el post-punk en particular.