VALÈNCIA. Que los fondos extranjeros desembarquen en España para invertir en nuestras startups parece, a priori, motivo de celebración. Significa que los proyectos que ponen en marcha los emprendedores españoles son buenos y con potencial de crecimiento y desarrollo global. De aquí que los distintos ecosistemas nacionales se congratulen en una especie de competición por ver cuál de ellos es el que atrae a más inversores foráneos.
Más de 2.000 inversores de todo el mundo, cuya cartera de inversión supera los 500.000 millones de dólares -174.000 millones más que el año pasado-, son las cifras que esgrimía la organización en la última edición de South Summit Madrid. Por su parte, antes declaraba en otro medio de comunicación Pere Durán, director de 4YFN, espacio dedicado a las startups dentro del Mobile World Congress: “Hace diez años las startups españolas iban a EEUU a buscar capital, ahora los inversores vienen a Barcelona”.
También se supone que uno de los objetivos prioritarios de la Ley de Statups era “atraer talento y capital internacional para el desarrollo del ecosistema español de empresas emergentes”. Para tal fin se agilizaron trámites y se establecieron una serie de ventajas fiscales, no muchas, como la mejora del tratamiento fiscal de las stock options (opciones sobre acciones) usadas para retribuir a los trabajadores de la startup.
Citamos el tema de las stock options porque es un asunto que sigue incomodando, y mucho, a los inversores. “El tratamiento de las stock options falla estrepitosamente al obligar al beneficiario a tributar por ellas pasados 10 años desde su otorgamiento. Aunque el empleado no haya recibido ningún beneficio y la startup haya terminado cerrando”, declara Álvaro Callejo, venture partner de Demium Capital.
También Iñigo Laucirica, investment manager de Samaipata, afirma: “El mayor problema legal con el que se topa el emprendimiento y la inversión en startups en nuestro país es el régimen de stock options. A día de hoy se siguen sin utilizar a pesar de los cambios introducidos por la ley de startups. El régimen que se utiliza aplica solo a empresas con el sello de startups de ENISA, que se puede perder por diversos motivos mucho antes de dejar de ser una startup desde el punto de vista del riesgo. Esto genera una inseguridad que hace inviable el uso de las stock options”.
Al margen de críticas como la señalada, los inversores nacionales no ponen ningún ‘pero’ a la entrada de fondos extranjeros a nuestro país. “Es un buen indicador de que el producto nacional compite a nivel internacional. Además, hay fondos internacionales con mucha experiencia en el escalado internacional de compañías que es una asignatura aún algo pendiente en el ecosistema español. Una compañía española que acabe dominando una categoría a nivel internacional lo hará, antes o después, con el respaldo de fondos internacionales”, sostiene Laucirica.
Por su parte, a juicio de Juan Orbea, analista de Swanlaab Venture Factory, “estimular la atracción de fondos extranjeros que invierten en proyectos nacionales es interesante por varias razones. Primero, estos fondos suelen disponer de mayores recursos, lo que puede proporcionar a las empresas nacionales el capital necesario para crecer y expandirse a un ritmo más rápido. Además, la presencia de inversores internacionales puede aportar una perspectiva global y experiencia en mercados que las empresas nacionales pueden no tener, abriendo puertas a oportunidades de internacionalización”.
Argumenta también este experto que la entrada de capital extranjero “puede elevar el perfil y la credibilidad de las startups nacionales en el mercado global, atrayendo a su vez más inversión y talento. Además, estos fondos extranjeros, a veces, están dispuestos a asumir riesgos mayores y tienen una mentalidad de largo plazo, algo importante para el desarrollo de proyectos innovadores y disruptivos”.
Señala, por último, la posibilidad de que la entrada de fondos internacionales en el ecosistema fomente la competencia y estimule mejores prácticas empresariales locales, “ya que las empresas deben adoptar estándares internacionales para ser atractivas a estos fondos. Esto, a su vez, puede mejorar la eficiencia, la innovación y la calidad en toda la economía nacional”.
En términos similares se expresa Juan Manuel Pérez, socio de Aktion Legal: “Estimular la atracción de fondos extranjeros es sumamente interesante, en primer lugar, porque estos fondos proporcionan un capital significativo que a menudo no está disponible en el mercado local. Este flujo de capital adicional es crucial para financiar proyectos ambiciosos y permitir a las empresas nacionales escalar y competir a nivel global”, sostiene.
Observa también que “la entrada de fondos extranjeros trae consigo no solo dinero, sino también experiencia y conocimientos valiosos dada su vasta experiencia en diferentes mercados y sectores, lo que puede beneficiar a las empresas locales al proporcionarles asesoramiento estratégico, mejores prácticas y redes de contactos globales”.
Otro aspecto importante que subrayan desde Aktion Legal es el hecho de que “la participación de fondos extranjeros aumenta la credibilidad y visibilidad de las empresas nacionales en el mercado global. Cuando un inversor extranjero apuesta por una empresa local, envía una señal positiva al mercado sobre la calidad y el potencial de esa empresa y lógicamente esto facilita futuras rondas y abre puertas a nuevos mercados y oportunidades”.
De todas estas premisas concluye que “la atracción de fondos extranjeros tiene sin duda un efecto positivo en la economía en general al generar empleo, aumentar la actividad económica y fomentar el desarrollo de sectores estratégicos contribuyendo, en definitiva, a posicionar al país como un hub atractivo para la innovación y el emprendimiento y atraer más talento y recursos en el futuro”.
En lo que respecta al punto de vista de las startups es fácil imaginar que hablar de capital venga de donde venga, es siempre motivo de alegría y una de sus eternas reivindicaciones. “Sería ideal contar con más incentivos fiscales para los inversores, especialmente aquellos que se organizan en vehículos inversores que no complican el cap table de los emprendedores y que no gozan de las ventajas de los inversores particulares”, es la propuesta que lanza Ana Lozano, CEO de Nidus Lab, para facilitar el acceso a capital, especialmente en fases tempranas y de crecimiento.