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CUADERNOS DE CAMPAÑA/elecciones 26m

¿Por qué la izquierda ganará el Ayuntamiento de València?

Foto: MARGA FERRER
14/05/2019 - 

Conquistar el futuro antes de que éste ocurra. Para muchos ese es el horizonte vital que explica nuestro comportamiento más cotidiano, tanto cuando nos aseguramos ante los peores escenarios posibles contratando un seguro médico, un plan de pensiones o, en general, apoyando el estado del bienestar, como cuando nos dejamos la piel por hacer realidad nuestros sueños –grandes o pequeños, individuales o colectivos–, esperando verlos cumplidos. La historia de la humanidad es en gran parte resultado de esta querencia innata en hombres y mujeres. Ese es también el atractivo del rito electoral que nos reúne cada cierto tiempo en las sociedades democráticas. Casi nadie se lo quiere perder porque hay mucho en juego. La cita con las urnas nos asegura que podemos codecidir en libertad sobre cómo alcanzar mayores cotas de seguridad y, si es posible, lograr un mundo mejor del que nos ha tocado vivir. Todavía más, cada nueva convocatoria electoral nos garantiza –y esa es una de las grandezas de la democracia- que pacíficamente vamos a poder corregir el tiro y precisar mejor el sentido de nuestras decisiones. Desde luego que nada ni nadie nos libra de la posibilidad de errar, pero en democracia siempre queda abierta la posibilidad de reorientar libremente nuestro camino.

Esas son las cuestiones que en esencia nos jugamos cada vez que somos convocados ante las urnas. Y esa es la razón por la que el próximo 26 de mayo la izquierda tiene todos los números para ganar las próximas elecciones municipales en Valencia. Cierto que el resultado de las elecciones generales y autonómicas dieron como resultado lo que, en términos de pronósticos electorales, llamamos un “empate técnico” entre izquierda y derecha, incluso contando y a pesar de la ligera ventaja que obtuvo la derecha (en torno a 2.000 votos en las autonómicas). Pero los resultados también evidenciaron que los ciudadanos y ciudadanas de este país son plenamente conscientes de lo que se juegan en cada arena electoral. Hasta tal punto fue así que, el mismo día y ante la misma mesa electoral, fueron muchos los que optaron por fuerzas políticas diferentes, según la urna electoral de que se tratara. ¡Cuánto más va a ocurrir el próximo 26 de mayo cuando se decida quiénes conformarán el próximo gobierno municipal! Situados en ese escenario, la pregunta que nos hacemos es: ¿cuáles son las razones para pensar que, a pesar de todo, la izquierda acabará ganando estas elecciones municipales en la ciudad de Valencia?

De entrada, en estas nuevas elecciones habrá una menor participación electoral que en las generales y autonómicas, aproximadamente doscientos mil votos menos. La pregunta es si esa mayor abstención se repartirá uniformemente entre todos los partidos políticos o, por el contrario, tendrá una mayor incidencia en unos que en otros. Más que ningún otro factor, este mayor desinterés de los potenciales votantes respecto a alguna fuerza política puede ser el determinante del resultado final. La experiencia demuestra que la victoria en elecciones muy recientes suele beneficiar a los que han sido sus ganadores. Es el viento de cola que en esta ocasión favorece a los partidos de izquierda. El desánimo es más frecuente entre los perdedores. Y, sobre todo en nuestro caso, lo previsible es que tenga un mayor efecto entre los que se sienten más próximos a Vox. Este partido concurrió a las generales y autonómicas del 28-A dopado por las manifiestas expectativas de convertirse en una fuerza política decisiva. Esa aureola de ganador emergente, que pudo haberle beneficiado en aquellos comicios, a día de hoy la ha perdido y no existen motivos especiales para pensar que sus potenciales votantes se vayan a movilizar en unas elecciones municipales. Precisamente su existencia, en sentido contrario, es la que garantiza que el voto a la izquierda, especialmente el de Unidas Podemos, siga movilizado en éstas por el temor a que la derecha –en principio más moderada– de Ciudadanos y del PP se ponga en manos de la extrema derecha en nuestra ciudad.

En cualquier caso, el voto también se juega en torno a las garantías que los contendientes nos ofrecen en materia de seguridad y sueños de futuro. En las dos dimensiones también, hoy por hoy, la izquierda le lleva ventaja a la derecha en nuestra ciudad.

En materia de seguridad, la experiencia demuestra que es más normal la continuidad del gobierno que su cambio. Ese es el tradicional plus en toda elección con el que cuentan aquellos que ostentan la vara de mando: en Valencia, en estos momentos, la izquierda. Da más seguridad lo ya conocido que lo por conocer. Pero es que, además, en este caso la seguridad se ve reforzada por dos órdenes de razones. Mirando al pasado, la gestión económica realizada por el equipo socialista de la ciudad de Valencia ha sido impecable, rebajando a la mitad la deuda que había dejado el gobierno de la derecha en el Ayuntamiento. Esta rebaja ha liberado a esta ciudad del control e intervención estatal: hemos salido del Plan de Ajuste establecido por el Ministerio de Hacienda tres años antes de lo previsto. Y hacia el futuro, las expectativas de conseguir la condonación de la deuda de la Marina crecen más si gana la izquierda –y más específicamente los socialistas– que si lo hace la derecha. No hace falta decir, por otro lado, que la derecha todavía tiene que penar por los casos de corrupción en las instituciones que gobernaron hasta hace bien poco. La imputación de los concejales del PP en el Ayuntamiento de Valencia, especialmente por el caso Taula, ha dejado una herencia reputacional que todavía pesa en la voluntad de los electores a la hora de dejar en manos de según quién la gestión del dinero de todos y todas. En fin, la eficacia en la gestión como valor es una bandera que, en esta ocasión, enarbola la izquierda y favorece sus expectativas.

Foto: EVA MÁÑEZ

Si nos fijamos en la proyección de nuestros sueños de mejora hacia el futuro, nuestra mirada se ha de dirigir hacia la articulación de los proyectos políticos para la ciudad por parte de unos y de otros. Sin minusvalorar los de ninguna fuerza política en particular, la impresión que se traslada a la ciudadanía es clave y, de nuevo, no parece que la derecha esté en las mejores condiciones para sacar pecho con su proyecto o proyectos. Ni Ciudadanos ni Vox han tenido experiencia de gobierno en el pasado desde el que construir un proyecto con garantías y bien articulado ni ahora, de cara a las próximas elecciones locales, han construido un mensaje poderoso en este terreno. Y el PP, que sí que ha gobernado la ciudad en el pasado, sin embargo se presenta a estas elecciones con un equipo humano que, al margen de su valía personal, no ha tenido tiempo de construir “su” nuevo proyecto, al menos con garantías suficientes de articulación y coherencia.

La izquierda, en cambio, lleva cuatro años gobernando y aquel proyecto que construyó para la ciudad de Valencia durante sus largos años de trabajo en la oposición –un proyecto social, con perspectiva de género, enfocado al desarrollo y especialmente cuidadoso con el patrimonio y la cultura propios– cuanto apenas ha empezado a desarrollarlo en esta legislatura por lo que –podemos intuir– tiene cuerda para rato; eso sí, mejorando aquellos aspectos más cuestionables y difícilmente aceptables en sus realizaciones prácticas durante estos años de gobierno. En fin, no parece que las críticas a la gestión de la movilidad por el concejal Grezzi de Compromís ni el famoso vídeo de la ambulancia que se enarbolan desde la derecha, con ser acertados en su objetivo, sean suficiente bagaje para incentivar alianzas en torno a un proyecto alternativo para la ciudad de Valencia. Parecen de mayor peso los resultados de las políticas sociales en beneficio de los mayores, los jóvenes, las mujeres, la educación de los más pequeños, incluso lo conseguido en términos  de recuperación del espacio público o de movilidad más sostenible para la ciudad.

Por último, en ciencia política es sabido que la variable que mejor correlaciona con los resultados electorales es la económica. Y la izquierda también lleva ventaja en este campo. El actual equipo de gobierno –y, en particular, los gestores socialistas de estas áreas– pueden sacar pecho de unas cifras ciertamente envidiables en la coyuntura actual, incluso en términos comparativos con otras grandes ciudades. Desde junio de 2015 el paro ha descendido en la ciudad en más de un 20%, la tasa de paro está dos puntos por debajo de la estatal (12,25% frente a 14,56%) y la afiliación a la Seguridad Social se ha incrementado más de un 15%. La evolución positiva del sector turístico ha sido espectacular: no sólo se ha incrementado la llegada de viajeros en más de un 10%; de pernoctaciones, en más de un 20%; el tráfico aéreo de la ciudad, en más de un 60%; sino que, sobre todo, se ha incrementado la rentabilidad turística en más de un 30%. No es extraño que el diálogo y la confianza entre los gestores económicos en el gobierno de la ciudad y los representantes empresariales de la ciudadanía se hayan estrechado en los últimos años. Un panorama, también en esta ocasión, favorable a los intereses de la izquierda.

Concluyendo, el próximo gobierno de la ciudad de Valencia se juega objetivamente en torno a un puñado de votos, pero, si atendemos a todos los indicadores que cobran importancia en la decisión última del votante que duda sobre qué papeleta debe escoger, las probabilidades de que su decisión beneficie a la izquierda son algo mayores de que lo haga a la derecha. A eso parece apuntar la encuesta del CIS que, aunque antigua –anterior a las elecciones generales y autonómicas– e insuficiente –el votante de la derecha estaba infrarrepresentado–, apuntaba una cierta tendencia de fondo sobre el estado de opinión de los valencianos de la capital en relación al gobierno municipal. Así pues y por todas estas razones, lo más probable es que el “empate técnico” de generales y autonómicas se resuelva, aun por una estrecha franja de votos, en beneficio de la izquierda en la ciudad de Valencia. En cualquier caso y como siempre en democracia, los ciudadanos y ciudadanas de la capital tienen la palabra.

Joaquín Martín Cubas es profesor de Ciencia Política de la Universidad de Valencia

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