Aunque se desconoce el origen de los pioneros o del primer grupo de arcanos de la vestimenta oscura, diseñadores y arquitectos siguen cumpliendo con el estereotipo de ir siempre de negro
VALÈNCIA.- A menudo no-diseñadores, gente normal, me preguntan por qué los diseñadores vamos siempre de negro. Y es que, más allá de lo anecdótico, es una realidad y se repiten demasiado las reuniones, showrooms y presentaciones que más bien parecen un velatorio o la foto de familia de los Osbournes.
Ir de negro es, en lo relativo a indumentaria, como estar en una zona de confort en la que sabes que no meterás la pata combinando cosas. Además, pasas inadvertido a la vez que te da un toque cultureta. El negro no es el dress code oficial de la Valencia Disseny Week pero podría serlo. De hecho, si nos remontamos un poco en esta licencia estilística vemos que ya lo tomamos prestado de los arquitectos, quienes a su vez lo hicieron de los diseñadores de moda. He ahí la eterna petite robe noire de Coco Chanel o la herencia de Christian Dior.
Las zapatillas rojas o las gafapasta se han intentado en algún momento imponer como rasgos distintivos en las orlas de diseñadores, pero a todas estas tendencias absurdas ha sobrevivido el negro. Porque el negro es más que una tendencia, y nunca pasa de moda, alcanzando estatus de uniforme social, como lo es el traje para un ejecutivo. Y es en esta aparente monotonía cromática en la que se desvela la gran ventaja: la simplicidad. El minimalismo y el menos es más de Mies van der Rohe combinados con la funcionalidad del diseño de la Bauhaus, un kit sencillo que no deja de ser sofisticado gracias al cual simplificamos la tarea diaria de dedicarle tiempo al qué-me-pongo-hoy, y lo de combinar lo dejaremos para nuestro día a día sobre la mesa de trabajo. Además, adelgaza.
Encontramos dos exponentes de esta simplicidad diaria, elevada al rango de uniformidad, en Steve Jobs y Mark Zuckerberg, genios de Silicon Valley muy relacionados con el diseño cuyos únicos estilismos han sido, respectivamente, el jersey negro de cuello alto de Issey Miyake y la camiseta gris oscura, prendas confeccionadas expresamente para ellos y sin más variedad en sus vestidores. El fundador de Apple siempre hizo referencia a este gesto por la búsqueda de un estilo personal a modo de marca, y el de Facebook revelaba recientemente que es una manera de simplificar su vida para tomar diariamente las menos decisiones posibles.
Acabar rapidito frente al vestidor apostando por el negro alberga también un algo de coquetería, de lo contrario, lo realmente sencillo sería la anarquía. Los diseñadores del lado oscuro no dejan de buscar un estilo desde la sobriedad del negro, con innumerables ejemplos como Milton Glaser, Philippe Starck, Konstantin Grcic, Naoto Fukasawa o los arquitectos Le Corbusier, Oscar Niemeyer, Zaha Hadid, Frank Gehry, Rem Koolhaas, Jean Nouvel y David Chipperfield, de los cuales cuesta googlear una imagen en la que no vistan de negro. Y es que en casa de Carolina Herrera, cuchillo de palo, porque no hay más que ver los looks de diseñadores de moda como Armani, Yohji Yamamoto, Alexander Wang o Michael Kors para ver que su apuesta también es todo al negro. La moda desaparece, pero el estilo permanece, que decía Coco Chanel.
Por eso, por el negro, por su línea y por su acotadísimo rango de colores, Cos sería la tienda de referencia del tema que tratamos, junto al catálogo de ropa de Muji, la colección Y-3 de Adidas e incluso otras marcas deportivas que se han pasado a la moda casual para ese diseñador cuya religión le prohíbe vestir de fosforito y se mete a hacer fitness o running desde la serenidad del negro.
Como rezan tantas cabeceras de moda, no es lo que llevas sino cómo lo llevas, pero algo tendrá vestir a la mona de seda (seda negra, por supuesto) que pasarán las décadas y el negro seguirá siendo el color con el que se visten los diseñadores.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 28 de la revista Plaza