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reflexionando en frío / OPINIÓN

¿Por qué (casi) siempre gobiernan PP y PSOE?

25/10/2022 - 

En España siempre ganan los mismos, como el día de la marmota las jornadas electorales terminan con el líder del PP o del PSOE saliendo al balcón de sus sedes para celebrar la victoria. Todos los ojos miran a Ferraz o Génova, su hegemonía es omnipotente; nadie hace caso a las pírricas y consoladoras “victorias” particulares de los nuevos partidos. Esperanzas renovadas que encendieron la llama de la ilusión en el electorado, pero esta no terminó de prender. Tiene toda la pinta de que el bipartidismo vuelve a llamar a la puerta tras los años del surgimiento de Podemos, Ciudadanos y un Vox que aspira a ser el Izquierda Unida de la derecha.

En contraste con el resto de Europa, donde los partidos tradicionales se han visto doblegados por las nuevas siglas reformistas, en España seguimos rehenes de un bipartidismo que, sí, nos ha otorgado una estabilidad necesaria en toda democracia, pero sin embargo nos ha primado de tener unos cambios sensatos necesarios para que toda nación avance. ¿Por qué siempre gobiernan PP y PSOE? El caso es que las nuevas formaciones tienen la culpa de que no terminemos con esta dinámica repetitiva y turnista; ellos son los que con sus acciones han provocado que el votante que una vez emigró haya vuelto a su caseta ideológica. Existen diferentes motivos por los que el elector que se dejó embriagar por las esperanzas renovadas haya terminado detestando el perfume de la nueva política. El principal motivo por el que prefieren elegir de nuevo a lo malo conocido es porque la mayoría de los dirigentes de los partidos modernos han mantenido los rictus y taras de la vieja política. Al estar en Ciudadanos me di cuenta de que estos que iban con aires regeneradores lo que buscaban en realidad era hacerse un hueco en el mercado persa del arte de lo posible. Era la misma mierda -como decían esos del 15-M que montaron ese movimiento de protesta para llamar la atención y a así pasar a formar parte de esa mierda-. Lo que ha pasado en los últimos años en España es que a la pareja de amigos que tomaba tarta en el té de las cinco se les han unido otros tres y en donde antes comían dos ahora son una cuadrilla. Todos aspiran ahora a cronificase en las instituciones, aquellos puritanos se han dado cuenta de que en política se vive muy bien. ¿Por qué se creen que Macarena Olona quiere montar su propio partido? Está cansada de prepararse bases argumentales como abogada del Estado.

Más allá del cinismo moral de los nuevos, el gran problema por el que no han conseguido desbancar al bipartidismo reside en el aspecto interno de las organizaciones: la estructura. Hace algunas semanas Salvados de La Sexta emitió un programa dedicado a dirigentes descontentos de Vox y en un extracto uno de ellos afirmaba que todo el dinero de afiliaciones, merchandising etc. desembocaba en Madrid sin ser repartido por el resto de las agrupaciones. No me sorprende; uno de los males de los que adolecen estos partidos nuevos es que hay una descompensación entre las diferentes regiones. Mientras en Valencia la implantación es autosuficiente, por ejemplo, en Galicia necesitan a sus amigos y al cuñado para llenar las listas electorales. Han pretendido combatir con PP y PSOE y sus estructuras orgánicas consolidadas con paciencia durante años. A los nuevos partidos les entró prisa por hacerse mayores y no filtraron a los miembros de sus listas electorales o construyeron la estructura con barro y sin consistencia. En el caso de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana, por ejemplo, salvo excepciones, todos los cabezas de cartel en los Ayuntamientos eran viejos conocidos del PP. Ahora están todos volviendo al hogar después de su viaje al centro; gente con intereses y con pocas convicciones. En el documental que he mencionado antes, un entrevistado le reconoce a Gonzo, con nulo cargo de conciencia, que tras su mala experiencia en las filas de Santiago Abascal volvió al Partido Popular. Existen personas que no saben estar fuera de la política, lo necesitan para sobrevivir. Ciudadanos en la Comunidad Valenciana estaba copado de personas que no habían conseguido medrar en el Partido Popular; ahora que han conseguido seducir a su antiguo partido vuelven al redil del que nunca tendrían que haber salido.

Por algo se dice eso de el que mucho abarca poco aprieta. Seguramente si los partidos nuevos hubiesen tenido más constancia a la hora de estructurar su organigrama a día de hoy tendrían opciones de gobernar España. Sin trabajar una estructura fiel y eficiente es imposible sobrepasar las fuertes redes de los partidos tradicionales; tan solo un hiperliderazgo puede derrumbar la fortaleza del bipartidismo.

Es la estructura, idiota. Cs, Podemos y Vox se están derrumbando antes de empezar porque su supervivencia depende de un sistema endeble y precario.

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