El PP medita cómo encajar la manifestación "institucional" que pide Vox contra la amnistía

VALÈNCIA. El PP de Carlos Mazón estudia de qué manera abordar –y pilotar– la estrategia de Vox de trasladar al plano institucional las protestas contra la amnistía a los implicados del 'procés'. La intención de sus socios en la Generalitat está clara: que los gobiernos en los que están presentes impulsen manifestaciones contra esta concesión del líder del PSOE, Pedro Sánchez, a ERC -y a Junts a falta de cerrar este pacto- para su investidura.

El jefe del Consell no se ha pronunciado todavía sobre el tema y desde el Ejecutivo autonómico únicamente señalan por el momento que será un asunto que tratarán dentro del diálogo que se produce en el seno del Gobierno. 

Pero Vox ya mueve ficha. El vicepresidente primero de la Generalitat, Vicente Barrera, apenas 24 horas después de su comparecencia con Santiago Abascal, comentó este miércoles públicamente que va a proponer al PP que, si "lo ven conveniente" se intente "movilizar" a la sociedad contra el "golpe de Estado" de Sánchez. "Sin ningún ánimo partidista. No va a ser algo del PP, no va a ser algo de Vox, es que la sociedad civil pueda tener cauces para mostrar su indignación, su malestar y su contrariedad ante este golpe de Estado que desde el propio Palacio de La Moncloa se está intentando dar" para investir a Sánchez presidente, afirmó.

Barrera indicó que los gobiernos que "aún están bajo el control o bajo el amparo de partidos constitucionalistas", y no considera que el PSOE lo sea, tienen que llamar a hacer concentraciones para que la sociedad civil tenga "cauces para mostrar su indignación, su malestar y su contrariedad".

Mazón no ha respondido aún, pero ha marcado distancias con los incidentes violentos de las manifestaciones que se están produciendo estas jornadas en Madrid y a las que han acudido dirigentes de Vox. En su opinión, "cualquier clase de protesta, por legítima y comprensible que sea, no puede convertirse en un ejercicio de violencia". "Cuando esto sucede, la razón que asiste a las protestas se pierde. Que a nadie le quepa duda de que protestaremos donde haga falta, y lo haremos a la luz del día. Y si es de noche no lo haremos con bengalas, capuchas ni pasamontañas. Haremos para que se nos vea la cara, para que sepan quiénes somos. Los contextos de discordia y división no benefician en modo alguno a quien desde la pluralidad política trata de ejercer la protesta sensata y sentida, además de firme o contundente", remarcó este miércoles. 

El PP, con su presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, centra por lo pronto su estrategia en las convocatorias promovidas por su partido –en la línea de la celebrada el pasado domingo en València– en diversas capitales de provincia. Algunas aspiran a ser multitudinarias, como la que se prepara para este 12 de noviembre. 

Pero impulsar desde las instituciones estas movilizaciones es ya otro nivel. No se trata de una situación especialmente cómoda para Mazón, pero podría decantarse por hacerla suya. Es decir, por acceder a que la Generalitat tratara de impulsar o auspiciar una manifestación contra la amnistía, pero moderada y no sólo con esta proclama. 

La decisión del Ejecutivo autonómico es probable que no dependa de ese asunto en exclusiva, sino que podría hacerse extensible a algo que sí le toca de lleno: en qué lugar queda la llamada 'agenda valenciana' (financiación, deuda, inversiones, etc.) en una negociación del PSOE con los independentistas y si el pacto acaba perjudicando o no al territorio. 

Por lo pronto, el presidente de la Generalitat va dejando avisos a falta de concreciones en lo que a movilizaciones se refiere. Uno fue que la Generalitat llegaría "hasta donde hiciera falta" contra la amnistía. Se refería a los tribunales y, concretamente, al Constitucional. Pero no parecería descabellado que incluyera una movilización. Este miércoles insistió en que protestarán "donde haga falta". 

Aun así, y en caso de que pudieran llevarlo adelante, debería ser con las pretensiones de Vox más rebajadas –ya han llegado a instar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad a "no obedecer órdenes ilegales"– y midiendo bien los riesgos. Aparecen tres principales. Uno, asumir el discurso de la extrema derecha. De ahí que la fundamentación de cualquier protesta tenga que quedar clara. Dos, que una manifestación auspiciada por la propia Generalitat conlleva que tenga que lograr un gran apoyo para que se traslade una imagen de respaldo potente con una asistencia destacada. Y tres, que si acuden grupos violentos quedarían totalmente desdibujadas las reivindicaciones.