CRÓNICAS POR LOS OTROS / OPINIÓN

Problemas del primer mundo

Estos días tan agitados escucho hablar a los políticos y políticas de esta ciudad y de este país no consigo sentirme identificada con nada de lo que dicen. Ni los problemas ni las soluciones que plantean…Son los problemas del primer mundo 

14/10/2017 - 

VALÈNCIA. Aterrizar después de haber vivido una temporada en un lugar donde sí que existen problemas graves y sin solución me hace ver mi entorno actual desde una perspectiva diferente. Consciente soy que no es justo ni es objetivo, que vengo condicionada y que puede resultar o parecer radical mi discurso hoy día pero no es mi intención… Nada más lejos de mi realidad. 

Haber vivido en un entorno determinado con graves problemas básicos y carencias relacionadas con la garantía de derechos básicos… hace inevitable que juzgue los problemas de aquí con un enfoque diferente.  Me hace aterrizar los problemas de otra manera, me hace verlos con cierta distancia y  me hace cuestionar todo. 

Dicen que si un problema tiene solución, ya no es un problema. 

También soy consciente que esta manera de cuestionar los problemas del primer mundo se me irá pasando pues yo vivo aquí y los problemas de aquí son mis problemas también; me afectan como a cualquier ciudadano más y afectan a mi día a día… 

De hecho siempre reconozco que cuando vivo allí tengo una capacidad de aguante y adaptación que pierdo al instante cuando aterrizo aquí. Aquí, en España, me siguen molestando las mismas cosas que allí, en Kenia, ni me hacen pestañear. 

El desarrollo y la falta de desarrollo llevan implícitos unas ventajas y unos inconvenientes determinados y diferentes. Los problemas del primer mundo y los problemas de un mundo sin desarrollo me llevan a la conclusión que “No existe el entorno perfecto”. 

 

No existe el entorno perfecto

Sería maravilloso imaginar ese espacio donde pudiéramos gozar de los aspectos más positivos de la falta de desarrollo con la garantía de los derechos básicos que arrastran de manera ya implícita el desarrollo.

En muchas ocasiones el escaso nivel de  desarrollo va cogido de la mano con la no garantía de derechos básicos.

En África, en algunos entornos menos desarrollados, donde todavía se  podría idealizar una vida perfecta con el disfrute de vivir en contacto constante con  la naturaleza de las cosas, la crianza en tribu y donde se respira ese escaso desarrollo y  absoluta libertad, existen problemas graves de sanidad y educación. Uno de los graves problemas de los entornos tan poco desarrollados que no permiten vivir con la tranquilidad  es el acceso a la educación y a la sanidad. Acceso que te ofrece algunos países desarrollados ( no todos) que cubra y garantice a través de sus sistema social el acceso a una sanidad y educación básica y digna. 

El cuadro perfecto sería gozar de esa libertad y contacto con la naturaleza con las garantías de una educación y sanidad básicas.  Una imagen idealizada que todavía no hemos encontrado en ningún entorno. Cuando se garantizan unas cosas, nos privamos de otras.

 

Experiencias

 Los entornos en desarrollo aportan determinadas sensaciones y vivencias que nunca encontraremos en los lugares desarrollados donde tenemos una serie de comodidades que nunca tendremos en un país en desarrollo.

A veces se intenta llegar a este lugar “ideal “ y se intenta llevar una vida más alternativa a lo que el sistema nos obliga pero no es fácil y, sobre todo, es caro aquí y allí. Vivir en un entorno en desarrollo con las comodidades de un sistema desarrollado o elegir vivir en un entorno desarrollado con ingredientes de un entorno en desarrollo siempre es más caro. Y esto trasladado al mundo de la educación y la sanidad es lo mismo.

Vivir en entornos menos desarrollados cuando has crecido en contextos más cómodos y desarrollados a veces resulta complicado. Vivir tres días sin agua en casa o vivir sin nevera, volver a lavar a mano o tener que cocinar con leña no es nada fácil si tu entorno es el de una ciudad por mucho que nos sintamos felices en entornos salvajes.

 

Una cosa es vivirlo como experiencia, y otra muy diferente es tener que aceptarlo como estilo de vida. Lo que puede parecer atractivo y romántico en un determinado momento puede volverse en nuestra contra. 

Vivir en un entorno poco desarrollado  es una experiencia que habría que vivirla. Una vez la vives se cambia la perspectiva de mucha cosas. Se aprende a valorar de otra manera, con otra mirada y con una sensibilidad diferente nuestra vida en un contexto desarrollado. 

Cierto es que no se puede vivir aquí, como se vive allí; ni allí como se vive aquí!

Vivir entre dos mundos y contextos más y menos desarrollado te lleva a desarrollar una capacidad de adaptación impresionante y a ser muy camaleónica. Y lo que puede parecer una experiencia puntual, al final es una apuesta y una voluntad. Es un estilo de vida.